Un buen día tras levantarte de la cama descubres que tienes un pequeño duendecillo con un pote de oro morando dentro de tu OJT No recuerdas ni como ni cuando llegó ahí pero tratas de hacer memoria de lo acontecido el dia anterior e intentas buscar una solución...
Y, claro, decides antes que nada hablar con aquel ser extraño que ahora habitaba en tu interior. Éste, tras salir de tu culo no sin esfuerzo por culpa del enorme sombrero, se te presenta y te dice que se llama Richard James. Que en realidad se trata de un gnomo de jardín inglés que un día se percató de que cagaba oro y que si se sentaba sobre él, acuñaba relucientes monedas que podía guardar en una vasija, cual avaro duendecillo de los bosques, que era lo que él siempre había soñado ser. Tú, mientras aquel ser te habla, no dejas de preguntarte cómo coño es que un gnomo de jardín de 20 cm se ha introducido por tu culo, pero antes de poder preguntarle al interesado, él que sigue hablando por los codos, te comenta que en tu ano encontró su cueva perfecta. Que es oscura, caliente, acogedora y que huele a campestre, como les gusta a los duendes y que piensa pagarte todas las monedas de oro que desees a modo de alquiler, pues está seguro de que ese es su lugar en este mundo; Tu esfínter. Entonces piensas que con ese dinero podrías pagar hipoteca, comida, gastos varios y vivir como un rey sin dar un palo al agua, tan sólo viviendo de tu culo! Al mismo tiempo te asusta, pero tras hacer varias pruebas de entrada y salida espatarrado sobre la cama con el gnomo y fijar la norma de siempre entrar y salir sin sombrero, Al fin notas que una vez aquel ser acomodado dentro de ti, apenas lo sientes. Es más como una ligera sensación de estar cagándote, pero sin dramas, a la que te podrías acostumbrar sin problemas.
Siempre te quedará la duda de cómo aquel gnomo se introdujo y okupó tu culo; nunca te atreverás a preguntarle por miedo a la verdad. Como nunca te atreverás a responder toda la verdad a la pregunta de cómo te hiciste rico de la noche a la mañana.
Se me va la pinza, gente.
Un saludo