Ayer me arrebataron
la sobremesa.
Odio el ritmo voraz
que inunda tu vida
y no me permite
contemplarte después
de comer
un plato de arroz.
Ya no quiero
invitarte a un helado.
Y procuraré que
tu sonrisa se marchite
poco a poco
entre las cubetas
de rebajas.
Yo no soy un
ser vengativo,
pero quiero que sepas
que de ahora en adelante
todas las faldas que te
pruebes te sentarán mal.
Y no me muevo por
rencor,
pero sé mentir muy bien.
Pareceré convincente
hasta en los momentos
más soeces
-sí, me estoy refiriendo
a los bostezos-
Y tú me mirarás,
con tu sonrisa marchita;
tierna pero mustia,
y me preguntarás:
"¿Soy un desastre, verdad?"
rrrrrrrring, respuesta equivocada:
por supuesto que
no lo eres. Deberías
darte cuenta
de que lo único que
quería
era comer un helado
contigo,
sentados entre
el gentío,
y fumar después
para olvidar
lo antes posible
nuestro dulce
aliento enamorado.
(gracias a HatePlow por la inspiración)