Yo entiendo que esto ha sido muy duro para las sociedades, y para mucha gente. Pero si somos honestos y comparamos con el pasado..., lo que ha ocurrido (y aun ocurre) no ha sido mas que una pequeña turbulencia.
Han muerto en el mundo unos pocos millones de personas. Millones de desgracias, sí, pero nada comparado con los más de 7000 millones de almas que poblamos este planeta. La Naturaleza ha demostrado que se la suda lo que le pase a las especies, y el ser humano no es una excepción. Esta catastrofe podría haber sido millones de veces más grave, y haber tenido consecuencias tan duras que incluso aun hoy, con lo que ha pasado, nos son dificiles de imaginar.
Ser conscientes de esto no es ser catastrofista. Es ser capaz de observar lo que ha ocurrido desde una perspectiva realista y honesta, y por lo tanto, dejar de vivir en la ilusión en la que la sociedad del bienestar está instalada.
No se puede descartar un nuevo apocalipsis meteorítico , como tampoco ninguno otro epidémico que nos borre del mapa para siempre. Dará igual. La tierra seguirá dando vueltas, y la vida se abrirá camino una vez más. A cualquier precio.
Cuando esto se interioriza de verdad, desaparece tanta amargura y tristeza por la crisis del COVID. Porque se aceptan las reglas del juego.