Era esa sensación
que bella
la que nos daba sentido.
Allá, pasando la colina
alumbrados por el mejor atardecer
respirando en rosa
con ganas de aplaudir.
A la vida.
Un recuerdo,
una frase ,
mil flores,
un destino aureolado.
La última vez
que vomité
dejé marcharlo todo.
Por el retrete.
Adiós.
Dije.
Y sueño
con platos rotos,
palabras vacías,
vanas miradas;
y encuentros,
y estrellas,
y tú y yo.
Pasando la colina.