Soñé,
soñé uno de mis deseos.
Me vi contigo de la mano
juntos tú y yo, dando un paseo.
Y es que te quiero.
Sé que no soy el primero
que otros te lo han dicho, pero
sí el que te lo dijo más sincero.
Y perdido en este verso,
que por esos ojos negros
sin cansarme de mirarlos
y querer perderme en ellos.
¿Cómo evitar que no te quiera?
Me convierto en una fiera
con pasión de una pantera.
Sabes, eres mi quimera.
Para mi tú, la primera…
Acaricio cada palabra
para que te llega al alma,
pues escribo con calma
y el boli, con esta palma.
Y encerrados en esta urbe
¿Por qué no compartir
-sin que nada te perturbe-
esta, nuestra condena?
Cuidare de ti, morena
Querida amiga mía:
esto no es una carta,
esto es por mi escrita,
más de tu poesía cuarta.
Eres la protagonista.
La princesa de mi cuento
yo un príncipe desdichado
que anhela aun tu reencuentro.
Esto, ni se compra ni se vende
no eres un capricho pasajero
te tengo muy presente,
siempre dentro de mi mente
Me conoces con otro nombre,
pero no como dant3
*.
Yo que escribo tonterías
para quitarme lo de antes…
Que antes lloraba lágrimas,
ahora lloro tinta en verso,
quitarme de la tristeza
y el pensamiento disperso.
¿Que hago ahora?
¿Sigo esperando?
¿O me lanzo a otra vez
pa’ limpiarme aqueste llanto?
Quiéreme,
tenme solo como amigo
sé que mi castigo es ese,
me iré a otro desvarío;
ojala mi agonía cese…
*: Léase dante.
