El micrófono oculto en una mesa del restaurante La Camarga en la que comían Alicia Sánchez Camacho y la exnovia de Jordi Pujol Ferrusola era sólo la punta del iceberg de un escándalo mayúsculo que ha puesto en el ojo del huracán a la clase política catalana.
Tirando de ese hilo -el primero en hacerlo fue El Mundo- se ha descubierto una madeja de espionaje que, según publica La Vanguardia este viernes, tiene unas proporciones desorbitadas. Tanto que la Jefatura Superior de Policía de Cataluña ha organizado un equipo especial para desentrañar la maraña.
Los investigadores calculan que existen 500 dossieres con información sensible de políticos -entre ellos de CiU, el PSC y el PP-, empresarios y personajes destacados de la sociedad civil catalana. Todo ello fruto de las escuchas y seguimientos de los que fueron objeto por parte de la agencia Método 3 -que lo niega todo o casi todo-, pero seguramente también de otras agencias de detectives.
Fue la denuncia presentada por Sánchez Camacho ante la Policía -sumada a una demanda civil contra Método 3- la que desencadenó la erupción del volcán. En su caso la investigación apunta a que fue el exsecretario de organización del PSC y diputado en el Congreso José Zaragoza el que encargó el espionaje, aunque él niega la mayor.
Según El País, Ana Villena Barjau, adscrita al área de Justicia del PSC, es el nexo entre Zaragoza y la agencia de detectives. Una de sus hermanas, Elisenda, trabajaba en esta agencia de detectives y fue detenida en mayo de 2012 dentro de la Operación Pitiusa. Otra hermana de ambas, Carina, también es detective privado y fue igualmente arrestada en Pitiusa.
En el transcurso de la investigación está siendo clave la colaboración de un policía prejubilado que trabajó para Método 3 hasta septiembre y que ha puesto en manos de la Policía multitud de cintas de vídeo y audio. Lo que llevó el jueves al ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, a señalar que hay "mucha información". Asimismo prometió que se investigará "muy a fondo".
Llueve sobre mojado en el lodazal de la política catalana, epicentro de muchos de los casos de corrupción conocidos en los últimos meses, que han dado de lleno, especialmente, a CiU y el PSC. Domo la financiación ilegal de Unió en el Caso Pallerols, la trama de las ITV, el Caso Palau, las cuentas en paraísos extranjeros del clan Pujol y la Operación Mercurio.
Precisamente en el marco de esta última el jueves dimitió el principal imputado y alcalde de Sabadell, el socialista Manuel Bustos, acusado de tráfico de influencias, malversación de fondos, delito contra la Administración pública y omisión del deber de perseguir delitos. Eso sí, seguirá como concejal y como diputado provincial de Barcelona.
A juzgar por la cantidad de información que maneja la Policía, el show del espionaje catalán no ha hecho más que empezar, por más que desde el Govern se insista en que no existe "espionaje a gran escala", en palabras de su portavoz y conseller de Presidencia, Francesc Homs. Y sus consecuencias son aún impredecibles.
