En el día de ayer Obama presentó una nueva serie de
medidas dirigidas a reforzar la lucha de Estados Unidos contra las amenazas cibernéticas. Un esfuerzo que estará dirigido a los ataques que lleguen desde fuera del país, donde tanto el atacante como aquellos que se beneficien del “hack” podrán ser duramente sancionados.
El presidente firmó una orden ejecutiva que permite sanciones específicas a cualquier persona que se considere una amenaza cibernética para los Estados Unidos. Un plan de acción que Obama expresó así:
Nuestro enfoque principal será acerca de las amenazas cibernéticas que llegan desde el extranjero. En muchos casos, las herramientas de aplicación de la ley o de índole diplomática seguirán siendo nuestra respuesta más eficaz. Pero las sanciones selectivas, que utilizaremos con criterio, nos darán una nueva y poderosa arma para enfrentarnos a lo peor. Las sanciones incluirán la congelación de activos localizados en Estados Unidos y el bloqueo de estas amenazas potenciales para impedir que entren en el país.
Evidentemente, no se trata de un cambio muy radical al ya existente en Estados Unidos ante ataques de cualquier índole contra el país, pero con esta nueva orden se acentúan las sanciones sobre grupos y personas individuales, y no tanto a naciones como en otras leyes. Ahora, cualquier persona que robe secretos comerciales de las empresas con base en el país o que defrauden a cualquier ciudadano a través del robo de información personal (y que esto afecte en su conjunto a la economía del país) podría ser duramente sancionado por el gobierno.
No sólo eso, las empresas que se beneficien de estos secretos comerciales también podrían ser sancionadas. Es decir, imaginemos unos hackers de Corea del Sur que roban secretos a Apple, y luego Samsung los utiliza en su beneficio. Con la nueva redacción Samsung podría ver congelados sus activos en Estados Unidos.