Sacó el orgullo afuera y apareció su llanto que acompañó la frase de sus labios:
“Créeme, me importas”
Acepté que voy por un camino, ella por otro, pero el pensar en nuestro mutuo amor inspiraba mi futura personalidad. Te das cuenta con el tiempo.
Lo más precioso de mi memoria, lo que tengo guardado para mí, será la calle donde me vi besándote y tú, seguramente, acompañarás la imagen, ya que la calle se impregnó de ese beso, pasaremos, dejaré mi recuerdo y tú lo completarás también al pasar. El recuerdo del amor es como una fotografía en un albúm llamado vida. Cada vez que lo abras me verás, te veré, pasarás por la página que marcó el latido de nuestro pentagrama y recordarás quién fui para ti, no por la persona sino por el valor que me diste.
Ya sólo nos queda aceptar de quién estamos hechos porque lo confundimos, no estamos hechos de algo sino de alguien.