La Unión Europea ultima los detalles de la nueva ley de mercados digitales (DMA, de Digital Markets Act), un texto de importancia potencialmente capital con el que piensa limitar el poder de las grandes firmas tecnológicas y reducir el impacto de algunos monopolios de facto. Tras ocho horas de diálogo a tres bandas entre el Parlamento, el Consejo y la Comisión, los principales órganos de la UE han definido una serie de medidas básicas que abarcan desde la interoperabilidad a las plataformas de pago.
El
acuerdo, que aún tiene carácter provisional, debería convertirse en ley aplicable hacia el mes de octubre según la comisaria de Competencia Margrethe Vestager.
A falta de conocer el texto completo, sabemos que obligará a las grandes aplicaciones de mensajería a funcionar con aplicaciones de terceros más pequeñas, potencialmente permitiendo que otras apps puedan enviar mensajes de WhatsApp y Telegram si así les es requerido. Esta interoperabilidad es sin duda uno de los aspectos claves de la ley, aunque todavía se desconocen aspectos fundamentales, como la definición de "grande", y si también deberá haber comunicación cruzada entre las aplicaciones más populares.
Las tiendas de aplicaciones también serán objeto de regulación específica. Según el
comunicado oficial, la DMA hará ley que los propietarios de una plataforma no puedan exigir a los desarrolladores de aplicaciones usar
servicios de pago concretos, evitando así disputas como la
protagonizada por Epic y Apple, todo ello al tiempo que las compañías que utilizan los negocios de las mayores plataformas (ejemplo: un vendedor independiente con tienda en Amazon) puedan acceder a los datos analíticos que generan para la empresa anfitriona.
Siguiendo el hilo de ese carrete
llegamos al punto de la publicidad, relacionado de forma algo más que tangencial. Aquí la DMA quiere que no se produzcan situaciones como
las de las recomendaciones comerciales de Google, de forma que las plataformas de internet no puedan poner sus productos en primer lugar en las búsquedas a menos que haya un proceso de concurso al que puedan optar terceros. Asimismo, las empresas que compren publicidad en una plataforma deberán tener las herramientas necesarias para conocer el alcance real de sus campañas (algo que ha traído muchos problemas a Facebook, acusada de engordar sus cifras).
Por último, podemos mencionar que la DMA consolidará el derecho a la desinstalación. La idea general es que los usuarios puedan eliminar cualquier aplicación preinstalada de sus dispositivos y obtengan una serie de opciones para algunos servicios cuando configuren su dispositivo, como sucede ahora mismo al escoger el buscador predeterminado en un teléfono Android.
Entidades como la
Coalition for App Fairness han aplaudido el acuerdo, mientras que otras, tal es el caso de Apple y Google, muestran su
preocupación ante un escenario que, aseguran, creará incertidumbres en materia de privacidad y seguridad.
Asumiendo que no haya sorpresas, la DMA pasará ahora la revisión técnica correspondiente y será aprobada por el Parlamento y el Consejo Europeo.