Soy el mensaje silencioso que se oculta en los ojos de un hilo tormentoso,
soy el eterno ending que nace en la absurda lágrima de un recuerdo pasado jugando con tus primos maleducados ya felizmente casados con los que perdiste el contacto y que baja hasta humedecer mi corazón desorientado en unos Arcades peligrosos que no conozco.
Soy la fortuna de poder elegir un juego por su hermosa carátula y la alegría de saber que décadas después sigo apoyando lo retro y que finalmente aquel día acerté guiándome por las ilustraciones que poco o nada se parecen a lo que luego verás en pantalla,
soy la aventura de existir en el ahora y la maravillosa ilusión por continuar mañana la partida gracias a una Memory Card grisácea.
Soy un jugón más, simplemente uno más, que estas frías tardes camina sin compañía por las calles de cualquier ciudad ajena buscando gangas en mercadillos,
soy el sitio que no existe en los mapas pero al que desde niño soñé siempre con poder llegar y todavía por desgracia no he llegado.
Y probablemente no llegaré nunca.
Sí, existe.
AliExpress es poesía.