Haber si alguien puede opininar hacerca de mí libro que mucho visitar, pero nadie dice nada
. No sé si está bien o está mal.
En fin...OPINAR DE UNA ....
VEZ
De todas formas os dejo el siguiente capitulo, pero no sé si os gusta o qué.
Si esto sigue así ya no pondré nuevos capitulos, porque realmente me cuesta mucho tiempo escrivir cada capitulo.
CAPITULO 18: LUZ DE ESTRELLA
La princesa cogió la mano de Javi y comenzó a correr buscando un lugar donde poder cenar. El joven Lionhart estaba algo avergonzado y sonrojado por coger la suave mano de la princesa, sin decir nada se dejó llevar por ella.
Pero mientras corrían por las asfaltadas calles del reino, la princesa vio unos puestos que vendían todo tipo de bisutería; la princesa paró en seco y se soltó de la mano de Javi, con la consecuencia de que Javi chocó bruscamente con ella al no tener tiempo para reaccionar. Los dos cayeron al suelo con un gran golpe, Javi se encontraba justo encima de la princesa, mientras Silvia estaba boca abajo en el suelo con Javi encima de ella. Los transeúntes que pasaban se quedaron mirándolos sorprendidos y cuchicheando la escena que acababa de ocurrir, algunos soltaron unas risas indecentes.
-¿Por qué te has parado tan de repente?-preguntó Javi que se levantaba de encima de la princesa-¿Qué te ha pasado?
-¡Hombre gracias por ayudarme a levantarme!-la princesa se levantó enfadada y miró su piernas, una de ellas la tenía sangrando levemente-¡Mira lo que me he hecho por tú culpa!
-¡¿Por mí culpa?!-Javi comenzó a gritar-¡Tú me cogiste de la mano! ¡Tú frenaste de golpe!
-¡Eres un idiota!-la princesa levantó un poco más la voz en un repentino cambio de humor-¡Idiota!
Dos soldados que hacían la ronda de vigilancia se acercaron al círculo que había formado la gente que estaba viendo la escena entre Lionhart y la princesa.
-¿Pero que está ocurriendo aquí?-preguntó en voz alta el soldado cuando entró en el circulo de gente-¿Princesa? ¡Qué está ocurriendo!
-Nada-la princesa dio la espalda a Javi-No pasa nada, salvo que ese tipo es un cegato.
-¡¿Cegato?!-Javi levantó la voz-Mierda tengo las de perder-pensó Lionhart-Tengo que tragarme la razón y pedirle perdón. A saber qué pasaría si me enfado con ella-su mente comenzó a crear imágenes de torturas y la vida que podría pasar en un calabozo-Ha sido culpa suya, pero en fin…
Ante la mirada cotilla de las personas que formaban un círculo alrededor de ellos, Lionhart se acercó a la princesa, la cogió de un hombro y le dio la vuelta para mirarla a los ojos.
-Lo siento mucho-Javi se disculpó mirándola fijamente a los ojos azules verdosos de la princesa-Ha sido culpa mía, debería haberte visto y haber intentado frenar-Javi se agachó y miró la herida de la princesa-Tan solo es un rasguño, podré curarte con unos de mis hechizos-apuntando a la herida con la palma de su mano hacia abajo pronunció-¡Heilung!
Una onda de luz impactó en la herida de la princesa, que enseguida comenzó a notar un ligero cosquilleo antes de cicatrizarse por completo su herida. La gente que formaba el circulo aplaudieron ante el asombrado Lionhart que comenzaba a ponerse colorado. Al poco tiempo la gente comenzó a dispersarse y a desaparecer del entorno.
Hasta los soldados que patrullaban la zona, continuaron con la ronda como si no hubiera pasado nada. Todo era tan extraño, hace unos minutos estaban a punto de linchar a Lionhart por haber herido a la princesa, pero ahora la gente se había esfumado.
-Gracias-sonrió la princesa-Perdóname, la culpa había sido mía.
-¡AHORA!-Lionhart saltó hecho una furia-¡Casi se me tiran encima toda la gente del pueblo!
-He mira-dijo un murmullo-Está gritando a la princesa, deberían de meterlo en la cárcel.
-Je je je-Javi se volvió un corderito al escuchar los murmullos-¿A dónde vamos ahora?
-Quería mirar ese puesto de bisutería-la princesa se acercó al puesto. Un puesto muy pequeño que entre las paredes y encima de la mesa había multitud de anillos, colgantes, pulseras…todo bisutería-Son preciosas, que pasada.
-Buff- suspiró Lionhart -La princesa Sheila es tan diferente a lidia. A Lidia nunca la he visto perder la cabeza por unos anillos-de pronto recordó a sus amigos-¿Cómo estarán mis amigos David y Lidia?
-¡HOOOOOO!-la princesa Sheila alucinó al ver un colgante con la forma de un corazón de cristal junto con una cadena de oro-¡ES PRECIOSO!
-¿Un corazón de cristal?-en ese mismo instante, Lionhart se fijó en una pulsera de acero con llamas negras-Eso sí que es precioso.
-¿Eso?-la princesa cogió la pulsera de acero-Perdone, ¿cuánto cuesta?-la princesa le preguntó al tendero.
-Mí joven princesa-dijo el comerciante-Esa pulsera es de gran calidad y tiene una leyenda entre sus llamas.
-¿En serio?-preguntó irónicamente Lionhart-¿Qué leyenda?
-Cuentan que aquella persona que lleva puesta esta pulsera, tiene un pasado triste, un corazón oscuro-el comerciante prosiguió contando la leyenda-Cuando la persona llegue a ser feliz, deberá de tirar al mar la pulsera de llamas negras, sino, la oscuridad se adueñará de su corazón.
-Bonita leyenda-comentó Lionhart-Pero una pregunta: ¿Cuándo sabe que es feliz? Porque si dices que si no lo haces tú corazón será envuelto en la oscuridad.
-Ja ja ja-rió el comerciante-Buena pregunta, eso es porque tienes que ver la vida positivamente, eso es lo que significa esas llamas negras.
-¿Cuánto cuesta?-la princesa preguntó de nuevo-Me gusta esa leyenda.
-Su precio es de 2000 Geles-dijo sonriente el comerciarte.
-¿QUEEEEEEEE?-Lionhart se sorprendió-¡2000 GELES!
-Vaya es justo lo que tengo-la princesa entregó el dinero al comerciante y este le hizo entrega de la pulsera-Gracias.
-¡Vas con 2000 Geles en el bolsillo!-los ojos de Javi se abrieron como un búho-¡Tanto dinero! ¿Y si lo pierdes?
-Pues le pido más a mí padre, que para eso es el rey-dijo la princesa tranquilamente-De todas formas estás a mí lado-la princesa agarró el brazo derecho de Lionhart y le colocó en la muñeca la pulsera de llamas negras-Toma, te queda genial.
-¿Para mí?-Javi miró la cadena, viendo diez llamas negras como eslabones tenía la pulsera-Eso significa que tengo el corazón oscuro. Hombre gracias.
-Ja ja ja-la princesa sonrió a Javi-Es para que me recuerdes tonto. De los momentos que pasamos juntos, ya sabes.
-Gracias-Lionhart se sonrojó-Pero solamente nos conocemos desde hace dos o tres días.
-Tengo una idea-Silvia tuvo una ocurrencia mientras la tarde se transformaba en la noche-Podemos cenar en una de las terrazas del castillo, desde ahí arriba se ven las estrellas más brillantes.
-Me encantaría verlo-sonrió Lionhart-¿Vas al castillo?
-Si-afirmó la princesa-¿Por qué?
-Vale, espérame en el castillo-dijo Lionhart alejándose de la princesa-Tengo una cosa que hacer. Después te lo cuento.
-¿Qué?-la princesa vio a Lionhart salir corriendo-¿Qué será esa cosa que tiene que hacer?-se dijo a sí misma.
La princesa se dio media vuelta y regresó al castillo. Mientras tanto, Lionhart Brave se perdió entre varias tiendas.
La princesa regresó al castillo, donde directamente se fue a la cocina, allí buscó al chef que en aquél momento se encontraba cortando unas patatas. Un chef vestido completamente de blanco, impecable al igual que la gigantesca cocina, era inmensamente grande y orondo pero eso no importaba en absoluto para preparar suculentos platos.
-¡Chef Paolo! ¡Chef Paolo!-gritó la princesa al chef-Porfabor necesitounfavor, quierouna mesaenla terraza-le habló muy rápido.
-Tranquila princesa-intentó calmarla el chef abrazando a la princesa-Habla más lenta y cuéntaselo todo al chef Paolo-el chef comenzó a sonreír y casi a babear-Habla princesa habla-el chef bajaba la mano poco a poco casi hasta llegar al trasero de la princesa, presionando ligeramente un poco.
-…-la princesa se apartó rápidamente y su rostro comenzó a formarse arrugas de rabia-¡¡¡Cryswarld!!!
Una bola de cristal del tamaño de una pelota de futbol, impactó en la cabeza del chef que le dejó unos segundos atontado en el suelo.
-¡Te tengo dicho que las manos quietas!-riñó la princesa al chef-¡Ahora prepara la cena! Voy a prepararlo todo para cenar en la terraza.
-Va…-intentó pronunciar el chef mientras se levantaba-Vale.
La princesa corría por los pasillos del castillo buscando a los sirvientes y sirvientas para que le preparasen una mesa en la terraza del castillo. Mientras tanto, Javi Lionhart se guardaba un pequeño paquete azul en el bolsillo derecho de su pantalón.
-Que suerte he tenido-Mientras hablaba en alto, regresaba al castillo-Seguro que este regalo le encantará.
La princesa contribuyó a preparar la mesa donde en unos instantes se sentarían ella y Lionhart. Cuando acabó de hacer los preparativos, la princesa se marchó a su habitación. Se quitó su vestido y su ropa interior, se metió en la ducha, mientras su sirvienta personal le preparaba un hermoso vestido en color rosa con unos estampado de y líneas en tonos suaves que contrastan con el resto del vestido que le llegaban hasta las rodillas. Un vestido sin mangas, con un cuello con solapa en pico con acabados cruzados en la cintura, y esta última zona un lazo a tono con el vestido de una pieza de color azul.
Cuando se estaba duchando, se relajaba pasándose por el cuello o por la cara el chorro de agua de la columna de ducha. Las gotas de agua se repartían entre su piel, correteando entre sus senos hasta caer al vacío, su pelo chorreaba líneas de agua que atravesaban su espalda como finos ríos para regresar de nuevo al mar. Al acabar de ducharse, se vistió, se alisó su pelo negro, se puso un pintalabios que parecían tener unos labios húmedos y brillantes, unos zapatos rojos y por supuesto un perfume dulce pero a la vez intenso.
Uno de los soldados avisó a la princesa de que ya había llegado Javi al castillo. La princesa Silvia no pudo aguantar la espera y bajó las escaleras para encontrarse con él. Lionhart estaba a punto de subir las escaleras, cuando la princesa se tropezó en un escalón y cayó en los brazos de Javi. Los dos se sonrojaron ante la escena que acaba de ocurrir.
-Perdona…-se disculpó la princesa-¿Puedes dejar de abrazarme?
-¿Qué?-Javi se apartó de Silvia-Lo…lo siento mucho. A sido una reacción espontanea.
-Ja ja ja-río la princesa-La cena está lista arriba. En la terraza de mí habitación, justamente da a unas vistas impresionantes.
Javi Lionhart no dijo nada, estaba demasiado avergonzado para decir algo coherente. Simplemente se limitó a seguir a la princesa hasta su habitación, allí aparte de una ventana que daba al reino de Lindárie, también daba una bonitas vistas al jardín. Ellos entraron en al balcón, un balcón bastante grande, iluminado solamente por la luz de dos antorchas a los laterales del balcón y un pequeño plato de luz en el techo; hacían de ese evento en una gran velada para ellos dos.
-Guau es mejor que un restaurante-Lionhart se fijó en todos los detalles, la mesa de cristal con sus sillas de madera, las vistas del cielo iluminado de estrellas, un carro lleno de comida, una cubertería de oro y porcelana, dos copas de cristal, la poca iluminación junto con la luz de la luna y de algunas estrellas. Era una noche mágica que le hizo olvidarse de los acontecimientos que le habían marcado-Todo te ha quedado precioso.
-¿De verdad?-la princesa quiso sentarse en la silla, pero Javi se la apartó como un caballero y le arrimó a la mesa-Gracias caballero-sonrió feliz-Comenzamos esta velada, con una gran cena.
Comenzaron con un primer plato de entremeses, para más tarde continuar con un entrecot a la pimienta verde bastante grande y un postre final de tarta de queso con arándanos. Una botella de champan para acompañar y una charla amigable entre ellos, descubriendo como eran en la infancia o algunas anécdotas graciosas. Era una noche perfecta, mágica, con una cena riquísima y abundante.
-Estaba todo riquísimo-Lionhart no podía comer más, así que se dejó la mitad de la tarta de queso-Estoy muy lleno-se apoyó en el respaldo de la silla y suspiró-una velada magnifica.
-Mira-la princesa se levantó de su asiento y se acercó a la barandilla del balcón-Ven a observar las estrellas un rato.
Lionhart Brave se acercó a la barandilla y miró al cielo. Un cielo cubierto por millones de luces amarillas y una bola gris luminosa en el cielo, eran las estrellas y una iluminada luna. Javi miró unos instantes a la princesa que estaba observando las estrellas, su rostro ante la luz artificial y los rayos de la luna parecía un ángel caído del mismo cielo. Él se sentía muy atraído a ella, la miraba sonriente de arriba abajo, mirando detenidamente la figura de la princesa, los movimientos de ella al apartarse el pelo de la cara, sus labios húmedos y brillantes. Sentía una gran atracción física hacía ella, su corazón martilleaba su pecho, unas cosquillas le recorrían el estomago y unos pensamientos de estar siempre a su lado le paseaban por la mente.
-Es realmente hermosa-pensó Javi mientras la observaba sin que ella se diera cuenta-Nunca en Numeis ha existido una chica así-la princesa le miró inesperadamente, apartó la mirada y la fijó en el cielo.
-Este sitio es realmente bonito-dijo la princesa casi derramando unas lagrimas por sus ojos-Ha sido mejor que ir a cenar a un restaurante de lujo. ¿Qué piensas?
-Ja ja-rió nervioso-Esto es un gran espectáculo-unas gotas de sudor le caían por la frente-¿Ya habías venido antes aquí?
-Si-la princesa agachó la cabeza-Casi todos los días.
-¿Casi todos los días?-preguntó Lionhart-¿Por qué?
-Porque según mi padre, estos últimos meses son peligrosos para que salga de las afueras del castillo yo sola-la princesa apoyó su cara en la barandilla del balcón-Antes estaba vigilada constantemente por Alex, pero ahora él está en otros lugares más importantes.
-No tienes por qué preocuparte-Javi se acercó a la princesa y acarició su pelo largo y suave-¡Ha!-exclamó recordando algo importante-Tengo un regalo para ti.
-¿Un regalo?-preguntó Silvia algo más alegre-¿Para mí? ¿Qué es? Dámelo, rápido.
-Toma, seguro que te gustará-Lionhart sacó de su bolsillo un paquete y se lo entregó a la princesa-Adelante, ábrelo haber si te gusta.
La princesa abrió nerviosa el paquete, sacó una cajita negra y la destapó.
-¿No me lo puedo creer?-Silvia abrió los ojos muy sorprendida-Esto es…esto es…
-El colgante con el corazón de cristal-sonrió alegremente Javi-Como me compraste esta pulsera, pues me sentía un poco mal. Es mi forma de agradecerte todo lo que estás haciendo por mí.
-¿Cómo lo conseguisteis?-la princesa intentó ponerse el colgante, pero tuvo que ayudarlo Javi-¿Era muy caro?
-Es un secreto-Brave le giñó un ojo-Me alegra que te haya gustado.
La historia de cómo consiguió el colgante, fue fácil, cuando la princesa se dirigió al castillo, Lionhart regresó a casa del herrero. Allí le pidió un gran favor arrodillándose en suelo, que con sus arte para forjar metales, que hiciera un corazón de cristal y una cadena de oro, a cambio le daría todo el dinero que tenía, unos 120 geles.
El herrero aceptó sonriente al saber que era un regalo para la princesa. Tardó una hora y unos cuantos minutos en forjar el regalo, antes de completarlo por completo, le añadió dentro del corazón un líquido azul que brillaba cuando alguien estaba feliz.
-Es precioso-Silvia miró el corazón de cristal colgado de su cuello-¡Brilla! ¡Es realmente sorprendente!
-Eso es porque estás feliz-sonrió Javi-Te queda realmente precioso al igual que tú.
-¿Cómo?-se sonrojó la princesa-¿Qué quieres decir?
Javi se acercó a ella, la cogió por la cintura y la besó en los labios. Un beso apasionado y realmente corto.
-¿Qué haces?-preguntó Silvia mientras empujaba a Javi para apartarle de sus labios-¿Por qué has hecho eso?
-Porque me gustas-le contestó Javi-Y toda esta cena romántica para nosotros dos, creía que te gustaba. Que estabas enamorada de mí.
-No-dijo rotundamente la princesa-Apenas te conozco. Todo esto lo he hecho porque te considero un gran amigo y eres nuestra única esperanza. Tú pudiste herir a Saúl el nigromante. Aparte mí corazón ya tiene un hueco especial.
-¡Eso soy para ti!-Javi se enfadó muchísimo-¡Todo esto porque soy un héroe! ¡Una marioneta! ¡Alguien a quien controlar!-dio media vuelta y se dirigió a la puerta de la habitación de la princesa para salir. No sin antes cogiera un vaso de encima de la mesa y lo tirara al suelo-¡Me voy a descansar y mañana me marcho!
-¡Espera Javi!-la princesa corrió detrás de él-¡Déjame que te lo explique, por favor!
-No hay nada más que explicar, sucia mentirosa-cerró la puerta de la habitación de la princesa de un portazo.
-…-Silvia se arrodillo en el suelo y comenzó a llorar-¡No es lo que tú crees! ¡No es lo que tú crees!
A Javi ya no le importaba lo más mínimo lo que tenía que contarle o explicarle la princesa. Para él ya no existía, todo esto fue un engaño y tomado por idiota. Lionhart Brave corrió por los pasillos hasta salir del castillo, corrió por las solitarias calles en busca de un lugar para descansar.
Quería olvidarse para siempre de la experiencia que había tenido, para ello, se hospedó en una posada que tenían abierta las 24 horas. Pidió una habitación y sin pensar en nada más se acostó en la cama.
En verdad, al acostarse comenzó a recordar la cena perfecta, lo hermosa que estaba, lo bien que se lo pasaba junto a él. Señales que parecían que ella sentía algo especial por Javi, y no una simple amistad. Solamente pensaba en él como un soldado, una marioneta que controlaba con armas de mujer y su sensualidad.
Entre lágrimas intentó dormir, mientras las imágenes en caliente dañaban su corazón, hasta que al final el cansancio del día pudo con él.
CAPITULO 19: SUEÑO INTERRUMPIDO (proximamente, ya se verá)