FINAL LEGEND saga 1

Nada voy a abrir un hilo para dejar constancía de los capitulos que cada semana intento completar. El otro hilo es para saber las opiniones al respecto, para saber que os parece.
Solo quiero decir, que a las personas que le guste este libro lleno de aventuras, acción, romance, ect ;-)

MUCHAS GRACIAS (que conste que me lo estoy currando y con el poco tiempo libre que tengo XD XD XD)




El siguiente capitulo de la saga Final Legend

CAPITULO 17: PASEOS POR EL REINO

Ajenos a lo que se estaba preparando en el pueblo de Eris, Javi Lionhart y la princesa Valentine se encontraban justo enfrente de la fuente del reino de Lindárie. La princesa le enseñó el camino para visitar al herrero del reino, uno de los mejores del reino y quizás el mejor del continente Yulei.
Lionhart había obtenido esa espada por parte de su padre, era muy especial para él. A los seis años le fue entregada para protegerle de los peligros del mundo, nunca se separó de ella y la ponía apunto casi todas las noches. Ahora la espada le sirvió por última vez, salvándole la vida y rompiéndose en dos trozos que se esparcieron por el jardín del castillo.

-Esa espada forma parte de mí-le dijo Lionhart tristemente a la princesa-Ahora es como si me sintiera inseguro sin llevar un arma con la que proteger mí vida.
-No te preocupes-sonrió la princesa para tranquilizar y alegrar a Javi-Justo enfrente se encuentra el herrero Toledo. Es el mejor con diferencia, ningún material se le resiste.

El herrero vivía en una mediana casa de piedra con una chimenea bastante gruesa, donde no paraba de echar humo negro. El joven Lionhart y la princesa se acercaron a la puerta adornada de dos espadas al lado de los marcos y un escudo en la parte de arriba. La puerta era metálica con remaches de muy buena calidad, se notaba que se la había fabricado él mismo.

-Qué raro…-preguntó bajito Javi-Es extraño…
-¿Qué murmuras Javi?-preguntó sonriente la princesa-¿Qué te preocupa?
-Es la única herrería que no tiene ventanas-Javi subió la cabeza y se fijó en la humeante chimenea-Aparte, esa chimenea es muy ancha y grande. ¿Qué este lugar en verdad?
-¡Oye!-la princesa se enfadó con Javi-Si estás pensando en que te estoy tomando el pelo o es una trampa, no sé porque tendría que hacer tal cosa.
-No lo sé-Javi dudó y sonrió-A lo mejor es que tú me quieres vio…

Antes de pronunciar una palabra que podía costarle la amistad con la princesa, la puerta metálica se abrió. Una anciana sonrió e hizo una reverencia a la princesa.

-Princesa-la anciana acabó de hacer la reverencia-Os he estado escuchando. ¿A qué viene esta visita?
-Hola Laura-la princesa abrazó a la anciana ante la mirada de sorpresa de Javi-Vengo con el chico que cayó del cielo.
-Haaa-recordó la anciana-El chico de la espada partida en dos trozos. Mi marido estaba con ella hace un rato, pasar y quedaros a comer.
-Gracias Laura-sonrió la princesa de nuevo-Ven Javi te enseñaré donde trabaja Toledo y porque no hay ventanas en su casa, es algo muy gracioso.
-…-Javi no contestó tan solo hizo una mueca de sonrisa.

Pasando por un arco adornado con una cortina de bolas se llegaba hasta un pequeño pasillo. Al final se encontraban unas escaleras de ladrillos de mármol negro que descendían al sótano. La princesa no dudó ni un segundo, bajó por ellas seguido del joven Lionhart que quedó sorprendido ante la brillante escalera de mármol y los focos que iluminaban la zona. Al llegar al final de las escaleras se encontraron con una nueva puerta, pero esta vez era de madera; o al menos eso pensaba Lionhart al verla.

-Ahora tendrás que coger aire-le aconsejó Silvia-Si no te acostumbras a ese clima te puedes desmañar y darte un soponcio.
-¿A qué te refieres?-Javi no la comprendía-¿Qué quieres decir?

La princesa tocó a la puerta dos veces y abrió la puerta. Nada más dejar un pequeño hueco entre el marco y la puerta, un enorme soplo de aire caliente salió. El golpe del cambio tan brusco de temperatura, hizo a Javi arrodillarse en el suelo algo aturdido.

-Tranquilo Javi-dijo la princesa que comenzó a sudar del intenso calor-Aguanta un poco.
-Creo que estoy un poco indispuesto-Lionhart acabó acostado en el suelo-Es el infierno. Hemos bajado hasta el mismo centro de Terra.

El extraño sonido de unas aspas girando comenzaron a escucharse por la zona donde se encontraban los jóvenes. Otra ráfaga de aire hizo cambiar el clima rápidamente, un aire frio hizo estabilizar la temperatura y a que Lionhart se recuperara del golpe de calor.

-¡Aíre fresco!-gritó Javi de alegría-¿Qué está pasando aquí?
-Ja ja ja-rió Silvia-Entra y lo descubrirás.

Cuando Lionhart entró primero, su boca y sus ojos se abrieron de sorpresa. Era una habitación de unos cuarenta metros cuadrados, varias estanterías con diferentes armas y armaduras, dos hornos grandes, un congelador horizontal lleno de agua, una mesa rectangular de hierro y en una parte de la mesa un yunque del mismo material. Era extraño estar en esa habitación, pues nadie pensaría que ese lugar sin ventanas y con dos hornos grandes con unas llamaradas intensas sería un lugar fresco y agradable. Aparte de la iluminación que daba dos lámparas de ocho bombillas colgadas en el techo, algunas armaduras y filos de espada reflejaban la luz creando luces de colores o un haz de luz que apuntaba directamente a un punto en concreto.

En uno de los hornos de piedra que se encontraba a pleno rendimiento, un hombre visto de espaldas y que parecía musculoso, calentaba una armadura en el fuego intenso con ayuda de unas pinzas de algún tipo de material que no pasaba el calor. El hombre dejó la armadura en el congelador horizontal y se dio la vuelta reconociendo al instante a la princesa.

-¡Pero si es un anciano!-gritó sorprendido Javi mientras el anciano hizo una amplia sonrisa-¡Cuantos músculos!
-Un poco de respeto-Silvia le propino a Javi un pequeño capón en la cabeza-Ese es el mejor herrero del reino. Su nombre es Toledo el toro.
-Entiendo lo de toro-pensó dentro de él Lionhart por si la princesa le propinaba otro capón.

Toledo el toro, el anciano herrero del reino de Lindárie. Llevaba toda la vida en el reino y haciendo lo que más le gustaba: espadas y armaduras de gran calidad. La experiencia que tenía Toledo en su campo, le permitía ser el herrero que mejor conocía los mejores minerales para fabricar las mejores armas.

El anciano Toledo en ese momento llevaba unas gafas tipo aviador llenas de hollín, un delantal grisáceo y unos pantalones de tela marrones lleno de manchas. El rostro lleno de humo era el de un anciano, pero su cuerpo parecía el de un joven fuerte y musculoso. Toledo se subió las gafas, dejando una marca limpia donde tenía puestas las gafas. Se sacudió las manos y saludó a los presentes.

-Hola princesa Silvia-Toledo hizo una reverencia-Pero que te trae por acá.
-Hola Toledo-la princesa se la veía feliz-He venido a enseñarle el lugar donde se encontraba su espada-Silvia señaló a Javi que continuaba sorprendido-Su espada se partió en dos trozos al caer de los cielos.
-¡Vaya!-Toledo se acercó a Lionhart y le miró con sus ojos azules muy claritos-¿Tú eres el joven que cayó del cielo?-hizo una amplia sonrisa-No lo tomes a mal, pero tuviste mucha suerte con tu físico y tu espada.
-…-Javi no sabía si avergonzarse o enfadarse-Mire señor, no lo tome a mal, pero si he sido capaz de herir a un poderoso loco hechicero nigromante, creo que una caída de una montaña no va a acabar conmigo.
-Ja ja ja-el anciano se rió unos instantes y de pronto su rostro se volvió serio-Así que los rumores son ciertos. El nigromante Saúl a regresado de la otra dimensión.
-Si-contestó la princesa-Pero todo este tema se debe mantener en secreto.
-Ya lo sé, ya lo sé-Toledo afirmó con la cabeza-Bueno…cambiemos de tema. Javi te voy a enseñar donde está tú espada.

El anciano Toledo se fue unos instantes al otro horno de piedra y abrió su puerta metálica. Metió la mano y sacó una pequeña botella que dentro contenía un líquido azul metálico.
-Aquí está tú espada-sonrió Toledo-En verdad solamente es el filo.
-¿QUÉ?-a Lionhart casi le da un patatús-¡El filo de Leo es ese liquido! ¿Cómo?
-Con ayuda de la magia y el fuego, hago derretir los materiales para convertirlos en otros nuevos o repararlos más fácilmente-le contó Toledo al sorprendido Lionhart-Después los meto en este horno a una temperatura constante para que el liquido no se solidifique.
-¡Es alucinante!-la cara de Javi radiaba de felicidad-¿El mango de la espada también lo haces de la misma forma?
-Ja ja ja, no, la separo y la reparo a mano-Toledo señaló a la mesa de hierro con algunas herramientas por encima-No te preocupes, para mañana tendrás tú espada arreglada.
-Una última pregunta-Javi alzó la mano como si estuviera en una clase pidiendo la palabra-¿porqué no hay ventanas en su casa? Y…¿Por qué aquí no se nota el calor sofocante de los hornos?
-Ja ja ja-carcajeó el anciano Toledo de nuevo-Eres un muchacho con mucha curiosidad, te lo contaré ahora mismo, la verdad es que es una historia graciosa.
-Vaya, eso mismo había dicho la princesa antes-comentó Javi-Adelante cuéntemelo.
-En mí casa no hay ventanas…-Toledo sonrió levemente-Porqué no quiero que me vean trabajar y me copien mis ideas. Esto es como una fortaleza para la gente de afuera, sin ventanas nadie puede saber cómo está construida la casa.
-¿QUEEEEEE?-Lionhart casi se cae de espaldas ante las declaraciones de Toledo-Entonces si alguien quiere visitar su casa.
-Los únicos que han entrado en mí casa han sido el rey, la princesa y ahora tú-confesó Toledo-nosotros no tenemos a ningún familiar que nos visite.
-Buf-suspiró Javi-La otra respuesta…sobre el calor de los hornos…
-Haaaa si-recordó Toledo-En mí casa hay aire acondicionado que se reparte por ventiladores pequeños, por lo que el calor se disipa. Sin ellos no podría trabajar aquí.
-Pero antes-pensó un momento Javi-Al abrir la puerta salió una bocanada de aire caliente.
-Eso se debe a que los ventiladores no están en marcha todo el tiempo-le respondió la princesa-Solo se conectan al llegar a una temperatura y se desconectan hasta alcanzar unos grados más bajos, así se ahorra de energía eléctrica.
-Interesante…-Javi escuchaba atentamente a los que le decían-¿Todo esto lo ha construido usted?
-Si-afirmó sonriente Toledo-Ahorrando y construyendo poco a poco.
-¡CHICOS! ¡PRINCESA!-gritó la anciana desde el piso de arriba-¡LA COMIDA ESTÁ EN LA MESA!
-Mí mujer tiene una gran voz-rió Toledo-Subir vosotros rápido antes de que se enfríe, yo voy a lavarme un poco y ahora subiré.

Cuando subieron y llegaron a la cocina. Javi Lionhart y la joven princesa Silvia se sentaron en unas sillas rusticas de madera. Encima de una mesa de cristal, había distintos manjares: tortilla de patatas, dos ensaladas, carne, longanizas y un frutero lleno de manzanas.
Toledo subió con la cara y las manos limpias. Se sentó en la mesa y comenzaron a comer. Lionhart contó al anciano y a la anciana como era su vida antes. Le contó que era huérfano desde que era un bebé, que su tía desapareció cuando tenía 16 años, sus dos únicos mejores amigos y lo que le pasó en la torre de Luonvert.
Javi se encontraba a gusto con la grata compañía de esos ancianos y con la bella princesa. Pasaron las horas contando historias sobre la vida de Lionhart mientras Toledo y su mujer le daban algunos consejos. El joven Lionhart había encontrado unas personas que le llenaba el corazón, aunque siempre estaba con sus amigos, Javi echaba de menos el cariño que le podía dar una familia, el calor de los abrazos de una madre y los consejos de un padre. Dentro de él parecía que estaba a punto de llorar, sus sentimientos eran como un volcán, se sentía tan bien, que no le importaría romperá llorar delante de la princesa.
Así dio paso al atardecer, cuando el sol estaba a punto de esconderse. Los jóvenes Javi y Silvia se despidieron alegremente de los ancianos.

-Regresemos al castillo-dijo la princesa-Ahora mismo será de noche y podremos cenar.
-Yo no quiero cenar en un castillo-dijo Lionhart mirando el cielo anaranjado-Quiero cenar al aire libre como una persona normal. Me gusta Lindárie.
-Entonces te llevaré a un sitio especial-la princesa agarró la mano de Javi-Pero pagas tú-sonrió la princesa.
Haber si alguien puede opininar hacerca de mí libro que mucho visitar, pero nadie dice nada [snif] . No sé si está bien o está mal.
En fin...OPINAR DE UNA .... cawento VEZ

De todas formas os dejo el siguiente capitulo, pero no sé si os gusta o qué. [rtfm] Si esto sigue así ya no pondré nuevos capitulos, porque realmente me cuesta mucho tiempo escrivir cada capitulo.



CAPITULO 18: LUZ DE ESTRELLA

La princesa cogió la mano de Javi y comenzó a correr buscando un lugar donde poder cenar. El joven Lionhart estaba algo avergonzado y sonrojado por coger la suave mano de la princesa, sin decir nada se dejó llevar por ella.
Pero mientras corrían por las asfaltadas calles del reino, la princesa vio unos puestos que vendían todo tipo de bisutería; la princesa paró en seco y se soltó de la mano de Javi, con la consecuencia de que Javi chocó bruscamente con ella al no tener tiempo para reaccionar. Los dos cayeron al suelo con un gran golpe, Javi se encontraba justo encima de la princesa, mientras Silvia estaba boca abajo en el suelo con Javi encima de ella. Los transeúntes que pasaban se quedaron mirándolos sorprendidos y cuchicheando la escena que acababa de ocurrir, algunos soltaron unas risas indecentes.

-¿Por qué te has parado tan de repente?-preguntó Javi que se levantaba de encima de la princesa-¿Qué te ha pasado?
-¡Hombre gracias por ayudarme a levantarme!-la princesa se levantó enfadada y miró su piernas, una de ellas la tenía sangrando levemente-¡Mira lo que me he hecho por tú culpa!
-¡¿Por mí culpa?!-Javi comenzó a gritar-¡Tú me cogiste de la mano! ¡Tú frenaste de golpe!
-¡Eres un idiota!-la princesa levantó un poco más la voz en un repentino cambio de humor-¡Idiota!

Dos soldados que hacían la ronda de vigilancia se acercaron al círculo que había formado la gente que estaba viendo la escena entre Lionhart y la princesa.

-¿Pero que está ocurriendo aquí?-preguntó en voz alta el soldado cuando entró en el circulo de gente-¿Princesa? ¡Qué está ocurriendo!
-Nada-la princesa dio la espalda a Javi-No pasa nada, salvo que ese tipo es un cegato.
-¡¿Cegato?!-Javi levantó la voz-Mierda tengo las de perder-pensó Lionhart-Tengo que tragarme la razón y pedirle perdón. A saber qué pasaría si me enfado con ella-su mente comenzó a crear imágenes de torturas y la vida que podría pasar en un calabozo-Ha sido culpa suya, pero en fin…

Ante la mirada cotilla de las personas que formaban un círculo alrededor de ellos, Lionhart se acercó a la princesa, la cogió de un hombro y le dio la vuelta para mirarla a los ojos.

-Lo siento mucho-Javi se disculpó mirándola fijamente a los ojos azules verdosos de la princesa-Ha sido culpa mía, debería haberte visto y haber intentado frenar-Javi se agachó y miró la herida de la princesa-Tan solo es un rasguño, podré curarte con unos de mis hechizos-apuntando a la herida con la palma de su mano hacia abajo pronunció-¡Heilung!

Una onda de luz impactó en la herida de la princesa, que enseguida comenzó a notar un ligero cosquilleo antes de cicatrizarse por completo su herida. La gente que formaba el circulo aplaudieron ante el asombrado Lionhart que comenzaba a ponerse colorado. Al poco tiempo la gente comenzó a dispersarse y a desaparecer del entorno.
Hasta los soldados que patrullaban la zona, continuaron con la ronda como si no hubiera pasado nada. Todo era tan extraño, hace unos minutos estaban a punto de linchar a Lionhart por haber herido a la princesa, pero ahora la gente se había esfumado.

-Gracias-sonrió la princesa-Perdóname, la culpa había sido mía.
-¡AHORA!-Lionhart saltó hecho una furia-¡Casi se me tiran encima toda la gente del pueblo!
-He mira-dijo un murmullo-Está gritando a la princesa, deberían de meterlo en la cárcel.
-Je je je-Javi se volvió un corderito al escuchar los murmullos-¿A dónde vamos ahora?
-Quería mirar ese puesto de bisutería-la princesa se acercó al puesto. Un puesto muy pequeño que entre las paredes y encima de la mesa había multitud de anillos, colgantes, pulseras…todo bisutería-Son preciosas, que pasada.
-Buff- suspiró Lionhart -La princesa Sheila es tan diferente a lidia. A Lidia nunca la he visto perder la cabeza por unos anillos-de pronto recordó a sus amigos-¿Cómo estarán mis amigos David y Lidia?
-¡HOOOOOO!-la princesa Sheila alucinó al ver un colgante con la forma de un corazón de cristal junto con una cadena de oro-¡ES PRECIOSO!
-¿Un corazón de cristal?-en ese mismo instante, Lionhart se fijó en una pulsera de acero con llamas negras-Eso sí que es precioso.
-¿Eso?-la princesa cogió la pulsera de acero-Perdone, ¿cuánto cuesta?-la princesa le preguntó al tendero.
-Mí joven princesa-dijo el comerciante-Esa pulsera es de gran calidad y tiene una leyenda entre sus llamas.
-¿En serio?-preguntó irónicamente Lionhart-¿Qué leyenda?
-Cuentan que aquella persona que lleva puesta esta pulsera, tiene un pasado triste, un corazón oscuro-el comerciante prosiguió contando la leyenda-Cuando la persona llegue a ser feliz, deberá de tirar al mar la pulsera de llamas negras, sino, la oscuridad se adueñará de su corazón.
-Bonita leyenda-comentó Lionhart-Pero una pregunta: ¿Cuándo sabe que es feliz? Porque si dices que si no lo haces tú corazón será envuelto en la oscuridad.
-Ja ja ja-rió el comerciante-Buena pregunta, eso es porque tienes que ver la vida positivamente, eso es lo que significa esas llamas negras.
-¿Cuánto cuesta?-la princesa preguntó de nuevo-Me gusta esa leyenda.
-Su precio es de 2000 Geles-dijo sonriente el comerciarte.
-¿QUEEEEEEEE?-Lionhart se sorprendió-¡2000 GELES!
-Vaya es justo lo que tengo-la princesa entregó el dinero al comerciante y este le hizo entrega de la pulsera-Gracias.
-¡Vas con 2000 Geles en el bolsillo!-los ojos de Javi se abrieron como un búho-¡Tanto dinero! ¿Y si lo pierdes?
-Pues le pido más a mí padre, que para eso es el rey-dijo la princesa tranquilamente-De todas formas estás a mí lado-la princesa agarró el brazo derecho de Lionhart y le colocó en la muñeca la pulsera de llamas negras-Toma, te queda genial.
-¿Para mí?-Javi miró la cadena, viendo diez llamas negras como eslabones tenía la pulsera-Eso significa que tengo el corazón oscuro. Hombre gracias.
-Ja ja ja-la princesa sonrió a Javi-Es para que me recuerdes tonto. De los momentos que pasamos juntos, ya sabes.
-Gracias-Lionhart se sonrojó-Pero solamente nos conocemos desde hace dos o tres días.
-Tengo una idea-Silvia tuvo una ocurrencia mientras la tarde se transformaba en la noche-Podemos cenar en una de las terrazas del castillo, desde ahí arriba se ven las estrellas más brillantes.
-Me encantaría verlo-sonrió Lionhart-¿Vas al castillo?
-Si-afirmó la princesa-¿Por qué?
-Vale, espérame en el castillo-dijo Lionhart alejándose de la princesa-Tengo una cosa que hacer. Después te lo cuento.
-¿Qué?-la princesa vio a Lionhart salir corriendo-¿Qué será esa cosa que tiene que hacer?-se dijo a sí misma.

La princesa se dio media vuelta y regresó al castillo. Mientras tanto, Lionhart Brave se perdió entre varias tiendas.
La princesa regresó al castillo, donde directamente se fue a la cocina, allí buscó al chef que en aquél momento se encontraba cortando unas patatas. Un chef vestido completamente de blanco, impecable al igual que la gigantesca cocina, era inmensamente grande y orondo pero eso no importaba en absoluto para preparar suculentos platos.

-¡Chef Paolo! ¡Chef Paolo!-gritó la princesa al chef-Porfabor necesitounfavor, quierouna mesaenla terraza-le habló muy rápido.
-Tranquila princesa-intentó calmarla el chef abrazando a la princesa-Habla más lenta y cuéntaselo todo al chef Paolo-el chef comenzó a sonreír y casi a babear-Habla princesa habla-el chef bajaba la mano poco a poco casi hasta llegar al trasero de la princesa, presionando ligeramente un poco.
-…-la princesa se apartó rápidamente y su rostro comenzó a formarse arrugas de rabia-¡¡¡Cryswarld!!!

Una bola de cristal del tamaño de una pelota de futbol, impactó en la cabeza del chef que le dejó unos segundos atontado en el suelo.

-¡Te tengo dicho que las manos quietas!-riñó la princesa al chef-¡Ahora prepara la cena! Voy a prepararlo todo para cenar en la terraza.
-Va…-intentó pronunciar el chef mientras se levantaba-Vale.

La princesa corría por los pasillos del castillo buscando a los sirvientes y sirvientas para que le preparasen una mesa en la terraza del castillo. Mientras tanto, Javi Lionhart se guardaba un pequeño paquete azul en el bolsillo derecho de su pantalón.

-Que suerte he tenido-Mientras hablaba en alto, regresaba al castillo-Seguro que este regalo le encantará.

La princesa contribuyó a preparar la mesa donde en unos instantes se sentarían ella y Lionhart. Cuando acabó de hacer los preparativos, la princesa se marchó a su habitación. Se quitó su vestido y su ropa interior, se metió en la ducha, mientras su sirvienta personal le preparaba un hermoso vestido en color rosa con unos estampado de y líneas en tonos suaves que contrastan con el resto del vestido que le llegaban hasta las rodillas. Un vestido sin mangas, con un cuello con solapa en pico con acabados cruzados en la cintura, y esta última zona un lazo a tono con el vestido de una pieza de color azul.
Cuando se estaba duchando, se relajaba pasándose por el cuello o por la cara el chorro de agua de la columna de ducha. Las gotas de agua se repartían entre su piel, correteando entre sus senos hasta caer al vacío, su pelo chorreaba líneas de agua que atravesaban su espalda como finos ríos para regresar de nuevo al mar. Al acabar de ducharse, se vistió, se alisó su pelo negro, se puso un pintalabios que parecían tener unos labios húmedos y brillantes, unos zapatos rojos y por supuesto un perfume dulce pero a la vez intenso.

Uno de los soldados avisó a la princesa de que ya había llegado Javi al castillo. La princesa Silvia no pudo aguantar la espera y bajó las escaleras para encontrarse con él. Lionhart estaba a punto de subir las escaleras, cuando la princesa se tropezó en un escalón y cayó en los brazos de Javi. Los dos se sonrojaron ante la escena que acaba de ocurrir.

-Perdona…-se disculpó la princesa-¿Puedes dejar de abrazarme?
-¿Qué?-Javi se apartó de Silvia-Lo…lo siento mucho. A sido una reacción espontanea.
-Ja ja ja-río la princesa-La cena está lista arriba. En la terraza de mí habitación, justamente da a unas vistas impresionantes.

Javi Lionhart no dijo nada, estaba demasiado avergonzado para decir algo coherente. Simplemente se limitó a seguir a la princesa hasta su habitación, allí aparte de una ventana que daba al reino de Lindárie, también daba una bonitas vistas al jardín. Ellos entraron en al balcón, un balcón bastante grande, iluminado solamente por la luz de dos antorchas a los laterales del balcón y un pequeño plato de luz en el techo; hacían de ese evento en una gran velada para ellos dos.

-Guau es mejor que un restaurante-Lionhart se fijó en todos los detalles, la mesa de cristal con sus sillas de madera, las vistas del cielo iluminado de estrellas, un carro lleno de comida, una cubertería de oro y porcelana, dos copas de cristal, la poca iluminación junto con la luz de la luna y de algunas estrellas. Era una noche mágica que le hizo olvidarse de los acontecimientos que le habían marcado-Todo te ha quedado precioso.
-¿De verdad?-la princesa quiso sentarse en la silla, pero Javi se la apartó como un caballero y le arrimó a la mesa-Gracias caballero-sonrió feliz-Comenzamos esta velada, con una gran cena.

Comenzaron con un primer plato de entremeses, para más tarde continuar con un entrecot a la pimienta verde bastante grande y un postre final de tarta de queso con arándanos. Una botella de champan para acompañar y una charla amigable entre ellos, descubriendo como eran en la infancia o algunas anécdotas graciosas. Era una noche perfecta, mágica, con una cena riquísima y abundante.

-Estaba todo riquísimo-Lionhart no podía comer más, así que se dejó la mitad de la tarta de queso-Estoy muy lleno-se apoyó en el respaldo de la silla y suspiró-una velada magnifica.
-Mira-la princesa se levantó de su asiento y se acercó a la barandilla del balcón-Ven a observar las estrellas un rato.

Lionhart Brave se acercó a la barandilla y miró al cielo. Un cielo cubierto por millones de luces amarillas y una bola gris luminosa en el cielo, eran las estrellas y una iluminada luna. Javi miró unos instantes a la princesa que estaba observando las estrellas, su rostro ante la luz artificial y los rayos de la luna parecía un ángel caído del mismo cielo. Él se sentía muy atraído a ella, la miraba sonriente de arriba abajo, mirando detenidamente la figura de la princesa, los movimientos de ella al apartarse el pelo de la cara, sus labios húmedos y brillantes. Sentía una gran atracción física hacía ella, su corazón martilleaba su pecho, unas cosquillas le recorrían el estomago y unos pensamientos de estar siempre a su lado le paseaban por la mente.

-Es realmente hermosa-pensó Javi mientras la observaba sin que ella se diera cuenta-Nunca en Numeis ha existido una chica así-la princesa le miró inesperadamente, apartó la mirada y la fijó en el cielo.
-Este sitio es realmente bonito-dijo la princesa casi derramando unas lagrimas por sus ojos-Ha sido mejor que ir a cenar a un restaurante de lujo. ¿Qué piensas?
-Ja ja-rió nervioso-Esto es un gran espectáculo-unas gotas de sudor le caían por la frente-¿Ya habías venido antes aquí?
-Si-la princesa agachó la cabeza-Casi todos los días.
-¿Casi todos los días?-preguntó Lionhart-¿Por qué?
-Porque según mi padre, estos últimos meses son peligrosos para que salga de las afueras del castillo yo sola-la princesa apoyó su cara en la barandilla del balcón-Antes estaba vigilada constantemente por Alex, pero ahora él está en otros lugares más importantes.
-No tienes por qué preocuparte-Javi se acercó a la princesa y acarició su pelo largo y suave-¡Ha!-exclamó recordando algo importante-Tengo un regalo para ti.
-¿Un regalo?-preguntó Silvia algo más alegre-¿Para mí? ¿Qué es? Dámelo, rápido.
-Toma, seguro que te gustará-Lionhart sacó de su bolsillo un paquete y se lo entregó a la princesa-Adelante, ábrelo haber si te gusta.

La princesa abrió nerviosa el paquete, sacó una cajita negra y la destapó.

-¿No me lo puedo creer?-Silvia abrió los ojos muy sorprendida-Esto es…esto es…
-El colgante con el corazón de cristal-sonrió alegremente Javi-Como me compraste esta pulsera, pues me sentía un poco mal. Es mi forma de agradecerte todo lo que estás haciendo por mí.
-¿Cómo lo conseguisteis?-la princesa intentó ponerse el colgante, pero tuvo que ayudarlo Javi-¿Era muy caro?
-Es un secreto-Brave le giñó un ojo-Me alegra que te haya gustado.

La historia de cómo consiguió el colgante, fue fácil, cuando la princesa se dirigió al castillo, Lionhart regresó a casa del herrero. Allí le pidió un gran favor arrodillándose en suelo, que con sus arte para forjar metales, que hiciera un corazón de cristal y una cadena de oro, a cambio le daría todo el dinero que tenía, unos 120 geles.
El herrero aceptó sonriente al saber que era un regalo para la princesa. Tardó una hora y unos cuantos minutos en forjar el regalo, antes de completarlo por completo, le añadió dentro del corazón un líquido azul que brillaba cuando alguien estaba feliz.

-Es precioso-Silvia miró el corazón de cristal colgado de su cuello-¡Brilla! ¡Es realmente sorprendente!
-Eso es porque estás feliz-sonrió Javi-Te queda realmente precioso al igual que tú.
-¿Cómo?-se sonrojó la princesa-¿Qué quieres decir?

Javi se acercó a ella, la cogió por la cintura y la besó en los labios. Un beso apasionado y realmente corto.

-¿Qué haces?-preguntó Silvia mientras empujaba a Javi para apartarle de sus labios-¿Por qué has hecho eso?
-Porque me gustas-le contestó Javi-Y toda esta cena romántica para nosotros dos, creía que te gustaba. Que estabas enamorada de mí.
-No-dijo rotundamente la princesa-Apenas te conozco. Todo esto lo he hecho porque te considero un gran amigo y eres nuestra única esperanza. Tú pudiste herir a Saúl el nigromante. Aparte mí corazón ya tiene un hueco especial.
-¡Eso soy para ti!-Javi se enfadó muchísimo-¡Todo esto porque soy un héroe! ¡Una marioneta! ¡Alguien a quien controlar!-dio media vuelta y se dirigió a la puerta de la habitación de la princesa para salir. No sin antes cogiera un vaso de encima de la mesa y lo tirara al suelo-¡Me voy a descansar y mañana me marcho!
-¡Espera Javi!-la princesa corrió detrás de él-¡Déjame que te lo explique, por favor!
-No hay nada más que explicar, sucia mentirosa-cerró la puerta de la habitación de la princesa de un portazo.
-…-Silvia se arrodillo en el suelo y comenzó a llorar-¡No es lo que tú crees! ¡No es lo que tú crees!

A Javi ya no le importaba lo más mínimo lo que tenía que contarle o explicarle la princesa. Para él ya no existía, todo esto fue un engaño y tomado por idiota. Lionhart Brave corrió por los pasillos hasta salir del castillo, corrió por las solitarias calles en busca de un lugar para descansar.
Quería olvidarse para siempre de la experiencia que había tenido, para ello, se hospedó en una posada que tenían abierta las 24 horas. Pidió una habitación y sin pensar en nada más se acostó en la cama.

En verdad, al acostarse comenzó a recordar la cena perfecta, lo hermosa que estaba, lo bien que se lo pasaba junto a él. Señales que parecían que ella sentía algo especial por Javi, y no una simple amistad. Solamente pensaba en él como un soldado, una marioneta que controlaba con armas de mujer y su sensualidad.
Entre lágrimas intentó dormir, mientras las imágenes en caliente dañaban su corazón, hasta que al final el cansancio del día pudo con él.


CAPITULO 19: SUEÑO INTERRUMPIDO (proximamente, ya se verá)
[sonrisa] Hola he regresado con un nuevo capitulo, no quería ayadir más. Pero como hay amigos que quieren continuar las aventuras, pués pongo otro capitulo y su nueva descarga. [risita]

Pero ya he digo que no voy a poner todos los capitulos, ya que la editorial no me deja [sonrisa], esto es solamente una parte de la historia. Los otros capitulos cuando salga el libro.


EDITO:

Completada la revision del libro.
CAPITULO 20: EL PLAN B

El grupo de soldados regresaron a la ciudad de Luroise, el jefe de grupo se separó y se dirigió al ayuntamiento, donde se encontraba Cristian. Subió las escaleras hasta el despacho del alcalde, pero en vez de encontrarse con Cristian se encontró con Rex Laff.

-Disculpe mi general Rex-el jefe del grupo hizo una reverencia-¿No está Cristian?
-Se marchó un poco cabreado-sonrió Rex-¿Qué acurre?
-El arma ha sido destruida-el jefe observó como Rex dejó de sonreír-¡Lo han partido por la mitad!

En ese momento, Cristian hacía su aparición en la habitación.

-¿Cómo?-preguntó Cristian enfadado-¿Quién ha podido destruir nuestra arma mortal?
-No lo sé mi general-el jefe de grupo hizo de nuevo una reverencia, pero esta vez iba dirigida para Cristian-Vimos a lo lejos un destello de luz luminoso, cogí mis prismáticos y vi el arma cortada por la mitad.
-¿Por qué no atacasteis?-la mirada de Cristian echaban chispas-¡Deberían haberlo destruido todo! ¡Haber cogido represalias! ¡Destruido todo!
-Vamos Cristian-intentó calmarlo Rex con un tono más ameno-Si hubieran entrado en batalla sin saber que era lo que había destruido nuestra arma, sería un suicidio.
-En vez de eso, salieron con el rabo entre las piernas-dijo Cristian mientras se daba la vuelta con los brazos cruzados-Soís soldados de Telco. Somos de una poderosa organización, estamos entrenados en las peores condiciones para que ninguna misión sé de por perdida.
-Ya lo sé mi general Cristian-el jefe del grupo parecía muy asustado-Pero el arma fue destruida…
-¡Basta de escusas perro cobarde!-Cristian se dio la vuelta furioso, con la mano izquierda rozó el brazo derecho -¡Klinger!-de la muñeca derecha, salió una espada mediana de acero, que se la clavó al jefe del grupo en el estomago-¡Los perros cobardes no necesitan clemencia!
-¡Haagg!-el jefe del grupo sangró por la boca, Cristian retiró su espada de su estomago y la hizo desaparecer.
-¡Cristian!-Rex golpeó la mesa con su puño-¿Porqué le has matado? ¡Era un buen jefe de grupo!
-Era un cobarde-contestó Cristian tranquilamente, como si matarlo hubiera sido lo mejor-En nuestra organización no toleramos a los débiles y mucho menos a los cobardes.
-¡Tú no tienes derecho a decidir quién vive y quien muere!-Rex se encaró contra Cristian-¡Tú no eres el jefe!
-¿Quieres enfrentarte a mí?-sonrió Cristian-Soy un general, eso me da derecho a estar por encima de los demás.
-¡Yo también tengo tú misma clase!-dijo Rex furioso-Cuidado con lo que haces, te estás pasando Cristian.
-Bueno, dejemos el tema. Ese tipo no va a resucitar-Cristian se sentó en una silla como si no hubiera pasado nada-El jefe y ese guardaespaldas no está aquí.
-¿Qué hacemos?-Rex calmó sus nervios-¿Pasamos al plan B?
-Claro que si-sonrió Cristian-Si han destruido el arma, con un simple grupo de soldados no conseguirían la llave de la torre.
-Entonces haré los preparativos pertinentes-Rex abrió la puerta del despacho-Dejémosle dos días para que se recuperen y atacaremos.
-Deberíamos atacar ahora-dijo seriamente Cristian-Pero seguro que tienen todas las defensas en marcha. Mejor esperar a que bajen la guardia.

La puerta se cerró y Cristian se quedó a sola con el cadáver del jefe de grupo en un charco de sangre. Sentado en la silla, Cristian meditaba concienzudamente algo importante para él.






CAPITULO 21: UN CASTILLO LEJANO

En el centro de Yulei se encontraba la capital, pero yendo para el este se encontraba el castillo de Tribune. Un castillo que antaño formaba parte de un reino, un reino poderoso. El reino de Tribune era mucho más grande que el reino de Lindárie, pero un día, por culpa de la realización de un conjuro prohibido, la gente desapareció y el reino se quedó sin ninguna alma.

El catillo era pequeño, también de dos plantas. Su constitución era de piedra y cemento. Tenía muchas ventanas que podían iluminar cada rincón del castillo, si no fuera porque estaban tapiadas por grandes listones de madera. En una sala completamente a oscuras, una sombra estaba sentada en un sofá polvoriento, pero cómodo.

-Ese crio-una voz grave resonaba por la sala-Un hechizo de empujar, me ha creado una grave herida-entre la oscuridad, apuntó con el dedo a su herida-Heilung-un fino rayo verde curó la herida, pero quedó una cicatriz-Ese crio… ¿tiene tanto poder?-chasqueando uno de sus dedos creó una gran onda expansiva. Esa onda iluminó todos los candelabros que había en las paredes-No lo creo. Creo que todavía estoy débil.

El general nigromante Saúl, comenzó a quitarse el casco de la cabeza. Asombrosamente, Saúl era una persona normal, su pelo era moreno con algunas zonas llenas de canas. Su rostro era el de un hombre de casi cincuenta años, arrugado, blanco y entristecido.
Por alguna extraña razón, los ojos de Saúl eran rojos como el fuego. Unos ojos tenebrosos que inspiraban terror a todo aquél que le mirara.
Sin quitarse su armadura, se acostó en el sofá polvoriento con la mirada fijada en el techo. Un techo lleno de dibujos de caballeros, adornado por unos escalones de escayola, que parecían una muralla alrededor del dibujo.

-Necesito descansar unas horas-dijo Saúl cerrando un poco los ojos-Este lugar es tranquilo, podré descansar sin que nadie me moleste.

Pasando sus manos por encima de su cuerpo, Saúl hizo desaparecer su armadura, dejando apreciar su complexión física. Era una persona musculosa, con la misma forma física que cuando tenía puesta la armadura negra. En sus brazos y piernas había cicatrices de diferentes tamaños.

-En cuanto recupere mis fuerzas, pagarán por lo que hicieron-acostado en el sofá, Saúl comenzó a recordad viejos momentos-Noemí…te añoro tanto. Esos bastardos me la arrebataron, junto con mi hijo. Ojala Noemí continuara viva y estuviera aquí de nuevo, abrazada entre mis brazos, viéndola sonreír de nuevo-Saúl cerró completamente lo ojos-Te recuerdo siempre Noemí, te llevo en mi corazón como el primer día.

El nigromante Saúl quedó completamente dormido en un sofá polvoriento. Entre sueños, vivas imágenes de recuerdo se creaban para dar forma a su pasada historia.

En sus sueños apareció su joven mujer de veinticinco años, que era de complexión normal, de cabellos castaños y ojos marrones. Ella sonreía junto a su pequeño hijo de tan solo dos años. Su mujer vestía un bikini de dos piezas azul y verde, mientras que su hijo llevaba puesto un bañador pantalón de color azul.
Saúl también se encontraba en ese lugar con un bañador rojo, pero no era el tipo fuerte, lleno de cicatrices y blanquecino. Era un tipo normal, como cualquier otra persona, hasta parecía un cierto atractivo.
Todos estaban paseando por una larga playa, donde unas refrescantes olas refrescaban sus pies. Saúl se puso a jugar con su hijo en la arena, mientras Noemí disfrutaba viéndoles divertirse.

El sueño cambió a una pesadilla, unas cuantas casas de madera estaba ardiendo, muchas personas correteaban por las calles mientras gritaban. Saúl se encontraba con su familia en su casa, una casa alejada del pueblecito pero cerca de la costa. Estaba viendo en las afueras, como unos soldados disparaban a sangre fría, a todo aquél que se le ponía a tiro.
Los soldados usaban un coctel molotov en las casas para incendiarlas, para que las personas que se encontraban dentro salieran de sus hogares. Los soldados los fusilaban en cuanto los veían salir por la puerta. Muchas personas utilizaban algún que otro hechizo para defenderse, pero era inútil, los hechizos no le afectaban.
Un enorme escuadrón de cincuenta soldados se acercó a la casa de Saúl, la última casa de madera que existían en pie en aquél pueblo. Alguien se colocó en medio y ordenó abrir fuego contra la casa. Saúl advirtió a su mujer y a su hijo que se tumbaran en el suelo. Millones de balas impactaban por todo el comedor, destrozando muebles, lámparas, sillas…Hasta que Saúl se enfadó y se levantó del suelo creando un escudo a su alrededor.
Saúl salió de la casa con el su escudo, con un movimiento de sus manos incendió a unos cuantos soldados, los otros soldados salieron despavoridos al ver arder en vivo a sus compañeros. La mujer vio por la ventana, como su marido había matado a todas esas personas, su rostro era de tristeza. Saúl la miró desde afuera, todo había cavado, los soldados se habían largado de ese lugar. Pero alguien disparó una pistola y la bala atravesó la frente de Noemí, que cayó muerta de espaldas en el parqué del comedor. Su hijo comenzó a llorar y la mirada de Saúl se dirigió a aquel que había disparado el arma.
Un hombre de treinta y dos años vestido de blanco, había disparado en la cabeza a Noemí en un descuido de Saúl. Saúl gritó con fuerza, propinó un gran insulto y realizó el mismo conjuro de incendiar a sus enemigos. Pero el hombre vestido de blanco disparó un nuevo disparo, una bala atravesaba el brazo de Saúl en el justo momento que lanzaba el hechizo.
El hechizo que incendiaba a sus víctimas, impactó en su propia casa. Al estar construida completamente de madera, la casa ardió. Saúl quiso entrar en su casa para rescatar a su mujer y sobre todo a su querido hijo, pero un nuevo disparó le atravesó la pierna. El hombre vestido de blanco se acercó a Saúl.

-Mira como arde tu casa-el hombre rió-Toda tu familia será borrada del mapa por haber acabado con unos cuantos de mis soldados. Pero tranquilo que tengo más…miles-rió de nuevo-Podría matarte, pero voy a dejarte vivir para que veas cómo se tuesta tú querida familia. Quizás tengas suerte y mueras desangrado, pero creo que vas a vivir con la culpa de haber incendiado tu propia casa, condenando a tu hijo-el hombre escupió en el cuerpo de Saúl-Los de tú especie me dais asco.

El hombre se marchó de la zona, mientras Saúl veía a su hijo atrapado entre las llamas. En unas últimas fuerzas Saúl conjuró un Eonderluft contra su hijo para sacarle de las llamas. pero su desesperación por sacarle de las llamas, hizo que su hijo de tan solo dos años de edad saliera por la parte posterior de la casa y perdiera el conocimiento en la arena. Saúl perdió el conocimiento.

Un tercer sueño se creaba al terminar el segundo. Saúl leía unos libros de nigromancía en una mesa rectangular de cristal. Otra parte del sueño, se le veía con la armadura negra luchando contra alguien en lo alto de una montaña. La última parte de su sueño fue la eterna oscuridad que tuvo que soportar durante diecisiete largos años. Un lugar donde la magia no funcionaba, donde no podía moverse, donde todas sus necesidades fisiológicas habían desaparecido por completo. Pero aunque estaba encerrado en ese lugar, continuaba envejeciendo como si el tiempo corriera del mismo modo que corre en Terra. Era el pago que debía de soportar por estar encerrado en esa dimensión paralela.

En su sueño una brecha de luz resurgió entre la eterna oscuridad, cuando Saúl caminó a esa luz se vio frente a un espejo. Vio en su refrejo que su cuerpo estaba despellejado y con trozos de sus huesos al aire, tenía una cierta descomposición como si hubiera pasado siglos encerrado en esa dimensión. Entonces comenzó a soltar un chorro de sangre por los ojos, la boca y el estomago, Saúl cayó al suelo con todas las tripas fuera apagando la llama de su vida.

Saúl despertó de un sobresalto, sudoroso, tembloroso y con una respiración profunda. Sabía que solamente era una pesadilla, una de las más terroríficas pesadillas. Pero sus ansias de venganza continuaban presentes dentro de su corazón. Su esposa y su hijo murieron en sus manos por culpa del jefe de la importante organización Telco.

Saúl quiso despejarse un poco, aunque sus fuerzas no estaban recobradas por completo, abrió una ventana con un movimiento de su mano y dejó entrar la luz del sol. Había amanecido.

CAPITULO 22: DESPERTANDO LAS RESPUESTAS




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