Realmente, más que de dinero, estamos hablando de tiempo. Es tiempo lo que está en juego, no dinero. Y pongo un ejemplo:
Si mañana sale un videojuego nuevo al mercado, todos sabemos que estará en su precio máximo durante unas semanas o meses, y que quien compre al precio máximo, nunca recuperará el precio pagado, no por lo menos mediante una venta de segunda mano (en el ejemplo supongamos que hablamos de un videojuego "físico")
Así que quien paga el videojuego el primer día que sale al mercado, está comprando la novedad, está comprando el derecho a estar entre los primeros que lo jueguen. El derecho a poder decir en los foros de internet "Ya lo he probado" y a comentar, etc.
En cambio, quien espere unos meses tranquilamente, podrá comprar el mismo videojuego a precio rebajado (como los videojuegos que van a parar a la famosa serie "Platinum" de Sony) y va a disfrutar del mismo videojuego, con la diferencia de que ya no es novedad.
La novedad se paga. Por eso querer tener lo último rápidamente, penaliza económicamente. La compra por impulso, se paga carísima. En cambio, el coleccionista paciente que sabe esperar, siempre compra a buen precio.
Así que en conclusión, yo no me dejaría llevar por la ansiedad. No hay ninguna prisa, pues el autor del hilo parece ser una persona que sabe administrarse, sabe ahorrar y sabe gastar. Está claro que recuperará el dinero, sólo es cuestión de TIEMPO. Hablamos de TIEMPO, no de dinero. Es el tiempo lo que estamos pagando. Además, es irónico que se pueda considerar más seguro un préstamo que pagar en efectivo, pues la posibilidad de quedarse sin dinero es incluso peor con deudas que sin ellas.
No necesita un préstamo. Esta no es una decisión tomada por impulso, sino una decisión meditada. Pagar al contado es la mejor opción.
No obstante, para ofrecer una solución intermedia propongo lo siguiente al autor del hilo: concédete un préstamo a ti mismo. Prepara un documento que sea una réplica de un préstamo comercial, pagas las facturas médicas, y luego te devuelves a ti mismo el dinero pagando intereses. Así mantendrás la disciplina económica y por otro lado, ahorras.