Al irte, me derrumbé, fue como si todas mis emociones se centrarán solo en mi cabeza, un dolor me inundó, y derrame la primera lágrima. Pero decidí ser fuerte, y no llorar , así que me fui al salón.
Me tumbé en el sofá. Mientras miraba al techo, oía como pasaban los segundos, debido al ruido del segundero del reloj.
Recordando todo lo que había pasado durante el día, poco a poco se me iban cerrando los ojos; incluso por un momento, dejé de oír el tic tac del reloj. Tan solo