Francia y Alemania no ven con buenos ojos que las filiales nacionales de firmas como Google, Apple o Microsoft declaren beneficios ínfimos o incluso pérdidas utilizando
ardides fiscales que terminan redundando en una tributación mínima y
resultados trimestrales milmillonarios. Y no son los únicos países escamados ante esta tesitura. Por ello el ministro francés de finanzas Bruno Le Maire ha declarado que trabajará con Alemania para reducir los agujeros legales que hacen posible la elusión fiscal (que no debe ser confundida que la evasión fiscal, que sí es ilegal) y unificar criterios impositivos.
De acuerdo con Le Maire, Francia propondrá "reglas más simples" diseñadas para crear un marco impositivo armonizado con el de Alemania "Europa debe aprender a defender sus intereses económicos mucho más firmemente. China lo hace, Estados Unidos lo hace. No puedes esperar beneficiarte haciendo negocios en Europa sin pagar los impuestos que otras compañías, francesas o europeas, están pagando", ha declarado Le Maire.
Según un portavoz del ministerio de finanzas germano, Francia y Alemania ya debatieron el mes pasado medidas para cerrar los agujeros legales utilizados por las grandes compañías. Se espera que las conversaciones se reanuden con propuestas específicas tras las elecciones federales alemanas del 24 de septiembre.
El problema de la tributación de los gigantes tecnológicos tiene tanto de económico como de político. Así lo dejó patente el hecho de que la campaña presidencial de Emmanuel Macron dedicó un apartado a los problemas que tienen las firmas francesas para competir con sus contrapartes estadounidenses, que utilizan prácticas de elusión como el desvío de beneficios.
Explicada de forma muy somera, la técnica del desvío de beneficios consiste en utilizar filiales situadas en países con una fiscalidad muy reducida para cobrar cantidades exageradas a las divisiones nacionales, que generan el monto real del negocio y tendrían que pagar unos impuestos muy superiores de declarar beneficios al final de cada periodo.
El plan de Le Maire es ambicioso. "El objetivo es un impuesto de sociedades común con Alemania en 2018 que debería servir de base para una armonización de los 19 estados miembros de la zona euro", ha explicado el ministro en declaraciones recogidas por la agencia de noticias
Bloomberg. No será fácil, especialmente con
países como Irlanda beneficiándose de las prácticas que Francia y Alemania quieren atajar.
Fuente: Bloomberg