Lo curioso de la escena del nombre, es que Russell Crowe estaba convencidísimo que el texto era una puta mierda hasta el punto de discutir con Ridley la lectura de esa frase.
Scott tuvo que convencerlo de que no era una tontería para hacer la escena.
Ahora es una de las frases más épicas y molonas del cine moderno/actual.