Es como un mundo esbozado, con trazos rocambolescos de carboncillo; es como una rosa blanca. Es como que me importa demasiado. Debería ser más realista, que alguien me hable no significa nada.
Sueño y sueño sin parar en alguien que me quiere y me habla de lo bonita que podría ser la vida y lo rara que es; con alguien que susurra con ternura, que me hace reír, patalear y sonrojar. Y yo también le hablo, de mis largas noches y de la música de su corazón, y me escucha. Y ese alguien me soporta a veces niña y a veces mujer.
Sueño y sueño en un mundo que gira como un carrousel, en una vida que es mía, donde nunca me siento sola. Porque estoy sola, ya no recuerdo cómo era no estarlo. Sola con múltiples partes de mi corazón y mi cerebro, que me evalúan, que quieren lo mejor para mí, porque son parte de mí.
-Te niegas a pensar, pero no te resignas a creer.
-Dime, ¿en qué podría creer?
-En la religión.
-Un sustituto de Hollywood.
-¿De Hollywood?
-Absurdos.
-En la gente.
-¿Me insultas?
-En el amor.
-Un espejismo.
-Puedes hacer añicos un mundo, pero no puedes vivir en sueños. Admítelo, no puedes volar. ¿Por qué morirías?
-Por volver a nacer.
-Eres una miedica.
-Y tú eres demasiado zorra por ser yo.
-¿Es amor?
-Es un juego.
-Es amor.
-¿Es el amor un juego?
-¿Es tu corazón un juguete?
-Es un sueño, es imposible.
-¿Y por eso lo transformas en un juego?
-No lo sé.
-¿Hasta qué punto te odias?, ¿hasta qué punto te conoces?, ¿hasta qué punto te mientes? ¿Cuando vas a dejar que un minuto dure 60 segundos?
-¡He dicho que no lo sé!
-Entonces no intentes ser libre. Espera, espera y podrás hablar, encontrarás alguien que te quiera, encontrarás ese alguien especial para ti, ese que nadie conoce.
-Yo no quiero esperar. Nos pasamos la vida esperando y luego, ¿qué? Luego somos demasiado mayores para soñar, y nuestro corazón pesa mucho y lo guardamos bajo llave en una caja de metal. Luego. No existe un luego. Luego intentas, pero ya no puedes. Luego te pierdes para siempre. Y los pequeños placeres se confunden con una falsa felicidad; luego… ¡ha!, luego te casas y tienes 1,35 hijos.
Y, ¿luego? Luego nada.
¿A eso se reduce la vida?, ¿llorar cuando llueve para disimular? Si hago caso de los síes si dejo de luchar… entonces muero por dentro.
Soy efímera, inconstante. Han existido miles de chicas antes que yo, chicas brillantes, chicas que han sido felices con 1,35 hijos. Chicas conformistas, chicas inconformistas, chicas listas y chicas tontas.
Miro el cielo, tan azul y tan enorme, y pienso en que el mundo sigue girando, en que a nada le importa, porque soy pequeña, y sobretodo efímera.
A veces soy y a veces no. Si no bailo, si no río, si no salto ni me columpio, entonces, entonces da igual, porque el mundo sigue girando, porque todo va a seguir igual.
Porque no importa.
Porque al final todo depende de un absurdo destino. Porque al final, todo es azar.
