Yo te recomiendo que adquieras un "lector de tarjetas inteligentes" y uses el DNI-e para gestiones serias.
El DNI-e incorpora dos certificados electrónicos: el de autenticación ("soy yo") y el de firma (equivalente a la firma manuscrita). Para usarlo, se introduce la tarjeta del DNI-e en el lector, y se introduce la clave.
Los certificados caducan pasado un tiempo, pero se pueden renovar acudiendo a una comisaría, y usando una máquina que tienen especial para ello. No lleva ni cinco minutos.
Existen dos diferencias importantes entre el DNI-e y los certificados electrónicos de la FNMT como método de autenticación/firma: la primera, que los certificados deben instalarse en un navegador determinado, y quedan también almacenados en un repositorio del sistema operativo. Esto es muy cómodo para uso cotidiano, pero abre una brecha de seguridad, si el ordenador es usado por otras personas, o si te deshaces de él.
En cambio el DNI-e se debe introducir cada vez que se usa, y poner la contraseña. Aunque te robasen el DNI-e, sin la contraseña, no podrían usarlo.
La segunda diferencia, es que el DNI-e tiene el mayor nivel de seguridad, por lo que algunas administraciones, como por ejemplo el Servicio Gallego de Salud, no te permiten acceder directamente a algunos servicios (como la consulta a tu historia clínica) con el certificado FNMT, pero sí con el DNI-e. Para poder usar el certificado u otro sistema ("Chave" o clave) necesitas ir presencialmente a una administración, identificarte y firmar un consentimiento.
Eso sí, una vez que tienes el DNI-e también puede ser interesante obtener el certificado FNMT para disponer de ambos métodos y de este modo si caduca uno de ellos, dispones del otro.