Ghost Hardware [RELATO]

Dante miró detenidamente la puerta del parque de atracciones. Era ya de noche, una noche acuchillada, desgarrada por la oscuridad. Únicamente brillaban las atracciones. La noria titubeaba a cada movimiento y la montaña rusa esperaba impaciente con ágiles movimientos la visita de alguien que le acompañara en su condenada rutina. Pero allí no había un alma. Dante miró atentamente a la puerta y vió a un hombre. Un hombre elgante. Vestía un traje al más puro estilo gangster italiano, blanco, inmaculádamente blanco, y un sombrero de ala ancha, blanco también. Pensó que deliraba. ¿ Que haría ese hombre a esas horas allí?. No se lo pensó apenas, ya que vió que el hombre comenzaba a hacerle signos. Parecía un jodido mimo, y Dante comenzó a reirse. El hombre impasible le expresó con las manos su deseo de que se acercara. Dante aceptó. Quería descubrir quién era aquel hombre sacado de la edición especial de “El Padrino”. También tenía intriga en saber cómo era su cara. La tenía extremadamente tapada con el sombrero, y la falta de luz hacia más difícil la identificación. Acabaron cara a cara:

- ¿Hola?

- Hola- Respondió el hombre manteniéndose en su posición indiferente.

- ¿Quién eres? ¿ Te conozco?

El hombre le propició un puñetazo directo a la mandíbula. Dante seguía doliéndose en el suelo mientras recordaba los momentos más dulces de la ortodoncia en su perdida juventud.

- Me llaman Allego. Soy una virtud. ¿ Y tú qué eres?

- ¡Hijo de puta, casi me partes la mandíbula!

Allego respondió con otro gancho que derribó de nuevo al joven.

- No te he preguntado sobre tu estado. Igual que yo te he respondido, respóndeme tú. ¿ Qué eres?

- Soy Dante. ¿ Qué se supone que haces aquí?

- ¿ Y tú?

- Suelo pasarme por la noche por aquí, me encanta contemplar las atracciones de noche.

- A mí también. ¿ Quieres entrar?

- Está cerrado. No pienso colarme, y menos con un chalado que viste la ropa de Marlon Brando desteñida.

- No, está abierto.

Tal como relataba con tono solemne, las puertas estaban abiertas.

- Qué…¿ Quién eres?

- Me llaman Allego. Soy una virtud.

Allego entró y Dante le siguió conmocionado por la dosis de furia que había impartido Allego sobre su rostro.

- ¿ Quién eres? ¿ El director del parque? ¿ Un psicópata maníaco depresivo? ¿ ¡Quién coño eres!?

- Soy un muerto- La cara de Dante se trastornó y descompuso-No, en realidad no. Soy una virtud. El limbo no quiere verme por allí. ¿ Quieres que montemos en algo?

- Eh…-Dante intentaba asimilar la difícil forma de expresión que utilizaba Allegro- Siempre me ha gustado la noria.

- Es un buen comienzo.

Allegro dirigía los pasos de Dante pese a que este se conocía perfectamente el camino. Llegaron y Allegro se quedó esperando en los primeros barrotes de la fila.

- ¿ Qué haces?

- Cola. ¿ Acaso no te enseñaron modales?

- ¡ Esto esta desierto! ¡ Entremos ya!

- Espérate. El placer que más se disfruta es aquel que más tardanza alcanza y menos se espera.

Aguantaron 10 min, moviéndose a pasos lentos por los adormecidos y esquivos barrotes. Se situaron delante de la cabina y Allegro espetó con espanto un pensamiento repentino:

- ¡ Las entradas! ¡ Se nos han olvidado! Ya te lo dije Mary, siempre tú y tu manía de dejar preparado el picnic antes cercionarnos de que están bien localizadas las cosas que realmente importan.- Allegrobal balbuceaba y se rascaba el sombrero, con suficiente destreza como para no mostrar su rostro.- Bueno, espero que la señora tan amable de la taquilla nos deje una entrada a un buen precio.

Allegro se dirigió al pequeño emplazamiento de la señora que surtía las entradas, ausente a estas horas, y le susurró en un tono noble y caballeroso que le diera dos entradas por favor. Apresuradamente volvió al lado de su acompañante, que miraba atónito la escena.

- ¡ Ya está! Menos mal que estoy en todo.

Subieron y la noria se puso en marcha.

- Bueno, ahora podemos hablar, esta noria gira lentamente y tenemos por delante un profundo paseo. ¿ Quién eres?

- Ya te lo dije, Dante.

- ¡ Qué vas a ser tu Dante! No mancilles nombre de tan altas esferas! Eres un don nadie, un reflejo más en un mundo de sombras descontroladas sin cerebro.

Dante calló.

- Adoro ese silencio propio de los momentos posteriores a la caída de un ente importante. Mírate D- por que no pienso llamarte de otra forma, el nombre que con tanto aprecio te pusieron no se merece tal vejación- eres un títere vomitivo. No eres más que un condimento insípido que se vuelca en el guiso de la sociedad. ¿ De verdad te crees Dante? Quítate esa idea de la cabeza. Ni siquiera le llegas a los talones a ese glorioso conjunto de letras.

Dante se estremeció.

- Así me gusta. ¡ Mira, si sólo hemos subido unos cuantos metros! ¿ Qué te dije? Esto sube muy lento. Bueno, ¿ Por dónde iba?

- ¿ Qué quieres de mí?- Interrumpió Dante ante la inminente continuación de Allegro.

- Ayudarte. ¡ No te sientas mal hombre! . Eres otro trozo de musgo que se agarra a la roca que constituye el mundo actual. Otro más que se ha rendido ante las embestidas del banalismo personificado. No es fácil aguantar, pero si aguantas consigues la recompensa. Consigues la libertad. ¿ Me has oído? La libertad.

- Yoy soy libre.

- Más adorarías dicho placer privado al que asume que su papel es dejarse llevar por la corriente del pensamiento ajeno. Tú no eres libre. Eres un títere sin cabeza. Un cuerpo arrancado de voluntad y ambición. No te engañes, la libertad no es una virtud de la que tu goces. Es más, la detestas.

- ¿ Por qué me dices esto?

- Por que lo necesitas D. Vives acurrucado con un escudo de falsos pensamientos. La mentira es tu única arma para eliminar el dolor que inflinge con cuentagotas la realidad. Ten claro que la peor sinceridad es más valida que la mentira más trazada y calculada. Parece que ya llegamos a la máxima altura…

Dante suspiró y contempló con ojos borrosos la ciudad que incesantemente le llamaba mediante luces y reclamos sonoros.

- ¿ La anhelas? No lo hagas, no se lo merece. Piensa en qué te ha convertido la ciudad. No deberías guardarle cariño, si no rencor y furia. Ardientes deseos de venganza y caos. Ella no te dió la libertad. Te la arrebató desde el primer momento. Te dió un lugar donde incendiar tu voluntad. Insonorizó tus gritos que aclamaban una realidad diferente. Ella no te ayudó D, ten presente eso.

- ¡ Me dió el placer sumo!

Allegro atizó otra vez a Dante.

- ¡ No digas tonterías! Es mejor que calles y escuches. El silencio es mejor que la respuesta superflua y bobalicona. Calla cuando debes y habla cuando sea necesario. A ver, D, ¿Me puedes decir que placeres te obsequió el infierno estrellado? ¿ La borrachera difusa? ¿ La sombra que proyecta tanta alma acongojada por sus propios complejos? Eso no es placer ¡Vamos! No me atormentes con tus delirios primitivos. ¡Nuestro diseño sofisticado merece mucho más que un vaso de morfina intelectual!. Parece que ya volvemos a tierra…

Dante permanecia extremecido de dolor y pánico, mientras miraba al infinito. Quería llorar, pero no, no le iba a dar ese placer a aquel loco lunático.

- No pienses así sobre mí. No soy tu compañero alcoholizado de piso. Soy una virtud, ya te lo dije. Una vela que permanece férrea ante los sóplidos de la muchedumbre.

La cabina llegó a tierra.

- Ya hemos llegado. ¿ Dónde quieres montar?

-…En la montaña rusa.

- Me parece bien. Siempre me ha parecido interesante la montaña rusa.
DrGamer escribió:Dante miró detenidamente la puerta del parque de atracciones. Era ya de noche, una noche acuchillada, desgarrada por la oscuridad. Únicamente brillaban las atraccionesrepeticion que queda como el culo. La noria titubeaba a cada movimiento y la montaña rusa esperaba impaciente con ágiles movimientos la visita de alguien que le acompañara en su condenada rutina. Pero allí no había un alma. Dante miró atentamente a la puerta y vió a un hombre. Un hombre elgante. Vestía un traje al más puro estilo gangster italiano, blanco, inmaculádamente blanco, y un sombrero de ala ancha, blanco del mismo color también. Pensó que deliraba. ¿ Que haría ese hombre a esas horas allí?. No se lo pensó apenas, ya que vió que el hombre comenzaba a hacerle signos. Parecía un jodido mimo, y Dante comenzó a reirse. El hombre impasible le expresó con las manos su deseo de que se acercara. Dante aceptó. Quería descubrir quién era aquel hombre sacado de la edición especial de “El Padrino”. También tenía intriga en saber cómo era su cara. La tenía extremadamente tapada con el sombrero, y la falta de luz hacia más difícil la identificación. Acabaron cara a cara:

- ¿Hola?

- Hola- Respondió el hombre manteniéndose en su posición indiferente.

- ¿Quién eres? ¿ Te conozco?

El hombre le propició un puñetazo directo a la mandíbula. Dante seguía doliéndose en el suelo mientras recordaba los momentos más dulces de la ortodoncia en su perdida juventud.

- Me llaman Allego. Soy una virtud. ¿ Y tú qué eres?

- ¡Hijo de puta, casi me partes la mandíbula!

Allego respondió con otro gancho que derribó de nuevo al joven.

- No te he preguntado sobre tu estado. Igual que yo te he respondido, respóndeme tú. ¿ Qué eres?

- Soy Dante. ¿ Qué se supone que haces aquí?

- ¿ Y tú?

- Suelo pasarme por la noche por aquí, me encanta contemplar las atracciones de noche.

- A mí también. ¿ Quieres entrar?

- Está cerrado. No pienso colarme, y menos con un chalado que viste la ropa de Marlon Brando desteñida.

- No, está abierto.

Tal como relataba con tono solemne, las puertas estaban abiertas.

- Qué…¿ Quién eres?

- Me llaman Allego. Soy una virtud.

Allego entró y Dante le siguió conmocionado por la dosis de furia que había impartido Allego sobre su rostro.

- ¿ Quién eres? ¿ El director del parque? ¿ Un psicópata maníaco depresivo? ¿ ¡Quién coño eres!?

- Soy un muerto- La cara de Dante se trastornó y descompuso-No, en realidad no. Soy una virtud. El limbo no quiere verme por allí. ¿ Quieres que montemos en algo?

- Eh…-Dante intentaba asimilar la difícil forma de expresión que utilizaba Allegro- Siempre me ha gustado la noria.

- Es un buen comienzo.

Allegro dirigía los pasos de Dante pese a que este se conocía perfectamente el camino. Llegaron y Allegro se quedó esperando en los primeros barrotes de la fila.

- ¿ Qué haces?

- Cola. ¿ Acaso no te enseñaron modales?

- ¡ Esto esta desierto! ¡ Entremos ya!

- Espérate. El placer que más se disfruta es aquel que más tardanza alcanza y menos se espera.

Aguantaron 10 min, moviéndose a pasos lentos por los adormecidos y esquivos barrotes. Se situaron delante de la cabina y Allegro espetó con espanto un pensamiento repentino:

- ¡ Las entradas! ¡ Se nos han olvidado! Ya te lo dije Mary, siempre tú y tu manía de dejar preparado el picnic antes cercionarnos de que están bien localizadas las cosas que realmente importan.- Allegrobal balbuceaba y se rascaba el sombrero, con suficiente destreza como para no mostrar su rostro.- Bueno, espero que la señora tan amable de la taquilla nos deje una entrada a un buen precio.

Allegro se dirigió al pequeño emplazamiento de la señora que surtía las entradas, ausente a estas horas, y le susurró en un tono noble y caballeroso que le diera dos entradas por favor. Apresuradamente volvió al lado de su acompañante, que miraba atónito la escena.

- ¡ Ya está! Menos mal que estoy en todo.

Subieron y la noria se puso en marcha.

- Bueno, ahora podemos hablar, esta noria gira lentamente y tenemos por delante un profundo paseo. ¿ Quién eres?

- Ya te lo dije, Dante.

- ¡ Qué vas a ser tu Dante! No mancilles nombre de tan altas esferas! Eres un don nadie, un reflejo más en un mundo de sombras descontroladas sin cerebro.

Dante calló.

- Adoro ese silencio propio de los momentos posteriores a la caída de un ente importante. Mírate D- por que no pienso llamarte de otra forma, el nombre que con tanto aprecio te pusieron no se merece tal vejación- eres un títere vomitivo. No eres más que un condimento insípido que se vuelca en el guiso de la sociedad. ¿ De verdad te crees Dante? Quítate esa idea de la cabeza. Ni siquiera le llegas a los talones a ese glorioso conjunto de letras.

Dante se estremeció.

- Así me gusta. ¡ Mira, si sólo hemos subido unos cuantos metros! ¿ Qué te dije? Esto sube muy lento. Bueno, ¿ Por dónde iba?

- ¿ Qué quieres de mí?- Interrumpió Dante ante la inminente continuación de Allegro.

- Ayudarte. ¡ No te sientas mal hombre! . Eres otro trozo de musgo que se agarra a la roca que constituye el mundo actual. Otro más que se ha rendido ante las embestidas del banalismo personificado. No es fácil aguantar, pero si aguantas consigues la recompensa. Consigues la libertad. ¿ Me has oído? La libertad.

- Yoy soy libre.

- Más adorarías dicho placer privado al que asume que su papel es dejarse llevar por la corriente del pensamiento ajeno. Tú no eres libre. Eres un títere sin cabeza. Un cuerpo arrancado de voluntad y ambición. No te engañes, la libertad no es una virtud de la que tu goces. Es más, la detestas.

- ¿ Por qué me dices esto?

- Por que lo necesitas D. Vives acurrucado con un escudo de falsos pensamientos. La mentira es tu única arma para eliminar el dolor que inflinge con cuentagotas la realidad. Ten claro que la peor sinceridad es más valida que la mentira más trazada y calculada. Parece que ya llegamos a la máxima altura…

Dante suspiró y contempló con ojos borrosos la ciudad que incesantemente le llamaba mediante luces y reclamos sonoros.

- ¿ La anhelas? No lo hagas, no se lo merece. Piensa en qué te ha convertido la ciudad. No deberías guardarle cariño, si no rencor y furia. Ardientes deseos de venganza y caos. Ella no te dió la libertad. Te la arrebató desde el primer momento. Te dió un lugar donde incendiar tu voluntad. Insonorizó tus gritos que aclamaban una realidad diferente. Ella no te ayudó D, ten presente eso.

- ¡ Me dió el placer sumo!

Allegro atizó otra vez a Dante.

- ¡ No digas tonterías! Es mejor que calles y escuches. El silencio es mejor que la respuesta superflua y bobalicona. Calla cuando debes y habla cuando sea necesario. A ver, D, ¿Me puedes decir que placeres te obsequió el infierno estrellado? ¿ La borrachera difusa? ¿ La sombra que proyecta tanta alma acongojada por sus propios complejos? Eso no es placer ¡Vamos! No me atormentes con tus delirios primitivos. ¡Nuestro diseño sofisticado merece mucho más que un vaso de morfina intelectual!. Parece que ya volvemos a tierra…

Dante permanecia extremecido de dolor y pánico, mientras miraba al infinito. Quería llorar, pero no, no le iba a dar ese placer a aquel loco lunático.

- No pienses así sobre mí. No soy tu compañero alcoholizado de piso. Soy una virtud, ya te lo dije. Una vela que permanece férrea ante los sóplidos de la muchedumbre.

La cabina llegó a tierra.

- Ya hemos llegado. ¿ Dónde quieres montar?

-…En la montaña rusa.

- Me parece bien. Siempre me ha parecido interesante la montaña rusa.



Pfff... REPETICIONES REPETICIONES REPETICIONES REPETICIONESREPETICIONES

Te he marcado las del principio. Dante y Allegro también lo repites un huevo. Ah, y despues de ¡/¿ no se deja espacio. Las tildes y ortografía estan bien.

Tienes que repasar las cosas antes de postearlas.
1 respuesta