¿Cuántas veces hemos escuchado en radio o visto en televisión segmentos promocionales dentro de un programa en los que el presentador alaba las virtudes de un producto que claramente no ha probado en su vida? Este tipo de prácticas son bastante comunes en España, pero en Estados Unidos se persiguen con cierta dureza. De hecho, la inserción de cuñas publicitarias que no estén debidamente marcadas como tales puede acarrear consecuencias económicas importantes, y así lo han podido comprobar Google y iHeartMedia con motivo de su promoción del teléfono
Pixel 4.
Según publica
The Verge, ambas compañías han llegado a un acuerdo con la Comisión Federal del Comercio (FTC) y siete fiscales estatales por el cual pagarán 9,4 millones de dólares para poner tierra sobre una demanda que podía haberse resuelto de forma bastante más sangrante de haberse resuelto en los tribunales. De acuerdo con la demanda, Google pagó más de 2,6 millones de dólares a iHeartRadio y casi 2 millones más a "once redes radiofónicas más pequeñas" para emitir anuncios engañosos con declaraciones como las siguientes:
"¿Lo único que me gusta más que sacar la foto perfecta? Sacar la foto perfecta por la noche".
"Es mi cámara de teléfono favorita de todas las que hay, especialmente con baja luz, gracias al modo Night Sight".
"He estado tomando fotos como de estudio de todo... el partido de fútbol de mi hijo... una lluvia de meteoritos... un inusual buho manchado que aterrizó en mi patio trasero. Si no hay fotos, no sucedió, ¿verdad?"
Son citas que aquí consideraríamos totalmente corrientes, pero que para la FTC ocultaban un pecado importante: la mayoría de los locutores no habían recibido un teléfono Pixel 4 antes de grabar los anuncios, a pesar de que iHeartMedia había solicitado dispositivos. En total, se emitieron casi 29.000 anuncios engañosos entre 2019 y 2020.
Aunque el caso no es particularmente sangrante para una compañía del tamaño de Google, la idea es que la multa (o el acuerdo, en este caso) sea mayor que el beneficio obtenido para desincentirvar este tipo de prácticas. Unas actuaciones que normalmente ya están bastante vigiladas en radio y televisión, pero que más recientemente también han llevado a la FTC a poner la lupa sobre las redes sociales, donde
influencers y compañías
operan con menos supervisión y la misma o incluso más opacidad.
Fuente: The Verge