Los coches autónomos de Google podrían empezar a desarrollarse con una nueva e interesante aplicación, el uso de
airbags en el exterior del vehículo. Una patente inscrita por los de Mountain View el pasado mes de septiembre acaba de ser aprobada.
Y es que una de las grandes preocupaciones en el desarrollo de este tipo de coches (y en general de cualquier vehículo), es la seguridad de los peatones. Quizá la preocupación aumenta al pensar que un coche autónomo puede fallar en variables que se escapan a la condición humana.
El coche de Google ya ha pasado muchas horas de ensayos sobre el aprendizaje de las reglas de conducción en carretera. La patente ahora aprobada no es otra cosa que un sistema de airbag en el parachoches frontal externo del vehículo, que funcionaría en caso de accidente. De esta manera, la bolsa de aire se desplegaría al igual que lo hacen los actuales airbags, cuando el coche detecta que una colisión es inminente, pudiendo proteger a peatones en un radio cercano.
No sólo eso. La patente también tiene en cuenta que el uso de un sistema de estas características haría que el peatón rebotara y se hiciera daño en el choque contra el suelo. La solución de Google para la prevención de lesiones de este tipo sería la creación de un airbag utilizando un material viscoelástico, un material que no se especifica de qué podría estar compuesto, pero que sería capaz de absorber la energía del impacto.
Google no es la primera compañía que trabaja en sistemas de airbags externos. Volvo por ejemplo también contó con un
sistema de airbag que elevaba el capó y desplegaba una protección. En cualquier caso y, aunque la compañía no lo ha confirmado, el esfuerzo de Google parece claramente enfocado a potenciar la seguridad de su vehículo autónomo. En este caso, con el fin de preservar la seguridad de los peatones ante posibles colisiones.