Mucho se ha escrito durante las recientes elecciones presidenciales de Estados Unidos sobre el papel de los medios de comunicación a la hora de inclinar la balanza a favor de uno u otro candidato, pero también sobre la falta de rigor periodístico apreciable en algunas publicaciones y en cómo las redes sociales se han convertido en el medio favorito de propagandistas profesionales para influir en los votantes. Con el enlace electoral decidido, Google y Facebook han decidido acallar a los críticos tomando medidas contra los sitios que difunden noticias abiertamente falsas.
Según ha anunciado Google, la compañía expulsará de su plataforma publicitaria a aquellas páginas de Internet dedicadas a la publicación de noticias falsas. Facebook, por su parte, ha actualizado su política para señalar que cortará los ingresos de a esta clase de sitios añadiéndolos a la categoría de contenido engañoso e ilegal, lo que en la práctica supone que no mostrará publicidad en los mismos.
Tanto Google como Facebook han sido duramente criticadas por el pobre filtrado de contenidos informativos. En el caso de Google, la compañía declara públicamente su objetivo de ofrecer a los internautas los resultados más precisos y fidedignos, lo cual no siempre fue cierto durante las elecciones. En este sentido,
Mediaite denuncia que el primer resultado en las búsquedas relacionadas con el recuento final de votos durante las elecciones daba como primer resultado un sitio llamado 70News que declaraba que Trump había ganado a Hillary Clinton en el voto popular, lo cual no es cierto.
Facebook, por su parte, lleva tiempo en el punto de mira por el uso propagandístico de numerosos sitios de noticias repletas con contenido incorrecto, si no directamente implausible. La red social tiene ante si todo un dilema, y es que la forma en la que organiza su sección
trending la asemeja en su función a un medio informativo tradicional, algo de lo que Zuckerberg prefiere renegar en público. Sin embargo, varios medios han hecho público que Facebook ha tratado de
seleccionar sus contenidos primero con humanos y luego con algoritmos (fracasando en ambos casos), lo que implica el reconocimiento tácito de cierta responsabilidad en las noticias que llegan a la sección
trending.
Al mismo tiempo, Facebook presume de su papel a la hora de inspirar movimientos democráticos en regiones como Oriente Medio, pero evita considerarse un medio informativo y hace poco Zuckerberg aseguro que el 99% del contenido que pueden ver los usuarios es real.
Si bien ambas compañías filtran desde hace tiempo los contenidos que pasan por sus servidores para ofrecer contenidos relevantes y que se ajusten a sus políticas de uso, este renovado énfasis en la veracidad (o como mínimo legitimidad) de las historias visibles por los usuarios podría no resultar únicamente en el bloqueo de sitios falsos, sino también en la desconfianza de una fracción del público. Sea como sea, todo parece indicar que esta polémica apenas acaba de empezar.
Fuente: The New York Times