Nueva entrega de Grandes Reflexiones tras
Grandes Reflexiones I: El Autobús.
Esta vez voy a tratar sobre un tema cotidiano, algo normal, pero que, para variar, consigue convertirse en una de las famosas leyes de Murphy.
Vinilos, radiocassettes, walkmans, discmans, reproductores de mp3...todos grandes inventos. Y mejor invento es el aparato que sirve para escucharlos (exceptuando vinilos y radios): Los auriculares. Cachivache pequeño pero que nos proporciona grandes momentos de relajación o éxtasis.
Lamentablemente, no puede ser todo bueno. Y es que hay cosas que, a pesar de la gran diferencia que existen con otras, acaban atrayéndose como dos polos opuestos. Si se hace un gran invento, inevitablemente debe de existir algo que lo pueda echar por tierra. Y no, los auriculares no se libran de esta quema.
Es peligroso, mucho, ir con tu ipod/itouch/iphone por la calle. El peligro no es que te lo puedan robar, no, el peligro es mucho mayor. El gran peligro es que alguien te pare, te frene en seco, te limite el caminar.
Existen personas que llevan cascos profesionales acolchados, existe gente que tiene auriculares de 3 euros, pero a todos nos puede pasar lo mismo. Estamos condenados. Da igual al volumen que pongamos nuestro reproductor, es indiferente ante este hecho implacable.
Imaginad un tren lleno de gente. Se ha retrasado el anterior y, por lo tanto, se acumulan los de antes y los de ahora, y, a ojo, calculas que en tu vagón hay unas 60 personas. De esas, calculad que un 10% escucha música en ese momento al igual que nosotros. Sintamos el miedo.
"Se establece la relación siguiente: Si eres la única persona del planeta que escucha música con cascos en un momento dado, y estás rodeado de 5 mil millones de personas, te ha tocado: Alguien te va a preguntar donde está tal calle, como se llega a tal sitio o si tienes fuego, consiguiendo así sentirte absurdo y enfadado a la vez. Absurdo porque no escuchas nada de lo que te está diciendo y enfadado porque te obligas a quitarte los cascos para escuchar a dicha persona". Además, la ley de murphy aparece diciendo que, a música más alta y de más calidad, más probabilidad de que te pregunten".
Es algo que no se llega a entender. Por qué si hay 20 personas, preguntan al que está escuchando música. Quizá el hilo de los cables atrae a la gente, o quizá es por una verdad ineludible sobre nuestra forma de ser: Nos gusta fastidiar al prójimo.
Lo más curioso es que incluso hay personas que se quejan de este hecho. Es como si tuvieras que pedir disculpas por no poder escuchar algo -que en realidad, ni te va ni te viene-, ya que ponen cara de "Quítate eso que te estoy hablando, escúchame".
Llegará un día en el cual liberaré este tipo de rabia diciendo "Señora, tiene 78 personas cerca...¿No cree que irá más rápido si pregunta a alguien que no tenga que dedicarse a perder tiempo en parar su canción en su momento álgido para poderla responder?". También se puede optar por señalar los cascos mientras hablan, o hacernos los sordos. Queda borde, pero como se suele decir...a grandes males, grandes remedios.
Espero el momento en el cual todos seamos independientes y no tengamos que escuchar cosas de desconocidos que no volveremos a ver en la vida.
Personalmente, adoro los trayectos tranquilos, pero la ley física de ver como algo bueno tiene su parte negativa, nos perseguirá hasta el fin de nuestros días.