Hace unos días me regalaron un libro con relatos de H. P. Lovecraft, lo que me entusiasmó, puesto que hacía tiempo quería leer algo de este autor. Mi curiosidad de debía al culto que muchos escritores reconocidos y lectores le tienen. Pero mi decepción fue grande.
Tal vez en la época en que escribió sus cuentos hubiera generado terror en los lectores, pero ahora, no. A mi modesto modo de ver, causa más terror un hombre común y corriente que por las noches mata a inocentes que un monstruo extraterrestre con poderes divinos.
Muchas personas afirman que era escritor de ciencia ficción, pero digo que era de literatura fantástica o mejor dicho, ciencia fantástica; y no es por los aparatos que se mencionan, aunque posiblemente tal vez algo hay en ellos de ciencia fantástica; sino por sus personajes divinos, misteriosas criaturas que reclaman venganza por las afrentas de otros pueblos. Además a eso le sumamos que todos los personajes buenos son arios y los malos, los otros. (Por supuesto que no soy el primero en señalar este punto).
Los relatos de H. P. Lovecraft no causan miedo, aun cuando, a mi modo de ver y el de muchos otros, esa era la idea; son libros de ciencia fantástica. Entonces, comencé a pensar en los géneros literarios.
Por ejemplo, las novelas de vampiros son novelas de terror y del género fantástico, pero también son de suspense.
¿Qué son las novelas de terror? Historias de suspense con una cuota más de sangre que el común. ¿Y los thriller? Historias de héroes que luchan contra malvadas personas poderosas y llenas de recursos. ¿Y las novelas de espías? Lo mismo, pero en vez de luchar contra personas, luchan contra organizaciones o estados poderosos, y unos y otros tratan de sonsacarles informaciones a todos.
En resumen, hay tantos géneros pero muy pocos tienen «condimentos» propios (no exclusivos, porque eso sí sería imposible) y ajenos a los demás géneros. Tal vez, tantos géneros se hayan creado para facilitar a los editores la venta de libros pero no por ellos dejan de ser incensarios.