Creo que absolutamente todos conocemos aunque sea de oídas Soul Reaver, pero quizás muchos desconozcan que dicha saga tiene sus orígenes en este juego con gráficos 2D. Curiosamente este fue uno de mis juegos más deseados en 1999 cuando en las revistas para hablar del lanzamiento de Legacy of Kain: Soul Reaver intentaban poner al lector en situación de que la historia que nos iba a narrar el nuevo juego venía de atrás hablando de este y poniendo alguna captura del mismo. En fin vamos con el juego que ya parezco un abuelo hablando de la mili.
Blood Omen: Legacy of Kain es una mezcla de juego de aventuras con mecánicas como la del primer Zelda de conseguir determinado objeto para poder avanzar con un sistema de combate similar a Diablo aunque no exactamente igual. Esto se traduce en que deberemos explorar multiples mazmorras para adquirir armas, armaduras, objetos o magias que muchas veces sólo nos proporcionan métodos más eficaces con los que derrotar a determinados enemigos que hasta entonces nos hacían la vida imposible, pero en otras ocasiones serán necesarios para poder avanzar a nuevas zonas del mapa o superar una mazmorra. El sistema de combate es bastante simple, divertido y gore para su época aunque eso sí bastante tosco e impreciso: Con un botón atacaremos físicamente con el arma que tengamos equipada y con otro botón podremos usar la magia, objeto o transformación que tengamos equipado (desolladores, implosionadores, tormenta de rayos, etc). El combate se completa con un sistema de atajos que pausan el juego para que podamos cambiar el objeto o magia que queremos tener equipado y con lo que quizás sea lo que más personalidad da al juego, un tercer botón que nos permitirá absorber la sangre de nuestros enemigos que previamente hayamos dejado grogui. Esto nos permitirá rellenar nuestra barra de vida o magia si absorbemos la sangre de fantasmas o espíritus.
¿Absorber sangre? Sí, llevo una parrafada y me acabo de dar cuenta de que no os he contado de que en el juego encarnamos a Kain, un noble que tras ser asesinado en el averno un nigromante le propone renacer para buscar venganza. La trampa, evidentemente, es que renacerá como vampiro. La historia es increíble, todos los diálogos y pensamientos del propio Kain son en audio sin texto y merece mucho la pena jugar el juego hasta el final para ver los múltiples giros de guión (algunos inesperados la verdad). Creo que no exagero si digo que fue uno de los juegos a nivel narrativo más elaborados en su momento.
Tras esa breve publicidad sigamos, que Kain sea un vampiro es determinante en la jugabilidad y nos obligará a comprender y adaptarnos a las normas que el juego impone a esta raza en el juego. Para empezar, Kain tendrá que beber sangre no sólo para recuperarse de las heridas de combate sino simplemente por su condición de vampiro poco a poco la barra de vida bajará si no nos alimentamos aunque lo cierto es que lo hace de una forma tan lenta que tampoco genera tensión. El juego cuenta con un ciclo de día/noche que hace que de día tengamos menos fuerza y resistencia y de noche lo contrario, este ciclo también afecta a la actividad en los pueblos o a la hora de abrir determinadas cuevas. Por último y quizás lo más divertido para mi, el agua hiere a los vampiros y eso implica que pronto descubriremos que la lluvia no es nuestra amiga
En definitiva un señor juegazo, no sé que recepción tuvo en 1996 en plena fiebre 3D con Super Mario 64 ocupando portadas; pero sólo por vivir su historia merece la pena. Una verdadera lástima que nunca se relanzase en castellano e incluso diría que es uno de esos juegos que pide a gritos un remake para darlo a conocer en el presente.