Ser un defraudador o un corrupto no tiene nada que ver con los colores, con el partido político ni con el país, sino con las personas.
Y los que aún no han caído es porque no han tenido ocasión de serlo, o porque todavía no los han pillado.
Pero esto no es exclusivo de España, porque estamos viendo que a raíz de las empresas offshore de Panamá, están cayendo como moscas en diferentes países, tanto políticos como deportistas, empresarios o artistas.