Estas grandes empresas contratan despachos de abogados especialistas en fiscalidad, que trabajan bajo una premisa principal: aceptan, dan por supuesto, saben que Hacienda le va a hacer una inspección a su cliente, con toda seguridad. Lo que no saben es cuándo. Así que esperan tranquilamente a que ésta se produzca.
Estos expertos en tributos deben llevar muchos años preparándose para cualquier inspección y tienen todo controlado para que no le caiga ningún tipo de sanción a la empresa, pero, aún así, si algo sale mal, la defensa será muy fuerte.
El despacho que llevó este asunto se ha ganado bien el sueldo sin duda alguna.