Para según qué cosas el portátil es una puta mierda. A mismo precio, menos potencia, no puedes montarlo por piezas, por lo que no puedes gastar más en lo que te interesa potenciar según el uso que le vayas a dar y menos en el resto, te tienes que comer lo que el fabricante quiere montar, los teclados son incómodos de cojones, la pantalla también te tienes que tragar la que venga, olvídate de actualizar gran parte del hardware porque va soldado a la placa y lo que no, cuesta mucho más caro que el equivalente en sobremesa...
Vamos, un portátil, como su propio nombre indica, es para llevarlo de aquí para allá. Pero para estar siempre quieto en un sitio y si no tienes problema de espacio, un sobremesa sí o sí, de cabeza.
Es cierto que para los usos que mucho usuario doméstico le da al pc le puede bastar con un portátil. O con menos, incluso. Con una tablet. O incluso con menos aún, con un simple teléfono. Y es cierto que estos sectores de población ya no necesitan un ordenador de sobremesa en casa, porque sus necesidades, que son básicas, quedan cubiertas por los cacharros anteriormente mencionados.
En mi opinión el portátil tiene sus puntos fuertes, que son el mínimo espacio que ocupan y la autonomía que supone poder llevárselo a cualquier parte. Pero en todo lo demás, me quedo sin duda con un sobremesa.