Lo habitual es que así sea, lo recomendable es que no.
Al fin y al cabo, demasiada casualidad sería que la misma fórmula pueda hacer feliz a todo el mundo.
Yo estudié la carrera a la edad que me correspondía porque es la mejor manera de maximizar sus frutos en términos profesionales, pero a partir de ahí he hecho lo que me ha dado la gana.
No me he comprado piso (y eso que tengo fácil acceso para ello por trabajar en un banco) y mi pareja y yo no vamos a ser padres, no porque seamos mejores o peores que el resto, sino porque somos diferentes.
A mi novia le hacen felices las carreras de maratón, a mi la literatura y los videojuegos y a los dos nos da la vida el tiempo que pasamos juntos, viajar por todo el mundo, practicar deporte juntos, acudir a museos, presentaciones y festivales y ver miles de películas, la razón por la que nos conocimos y la afición que más profundamente hemos disfrutado en pareja.
Así que ordenamos nuestra vida de forma que siempre podamos disfrutar de ella tal y como nos hace felices intentando equilibrar la seguridad laboral y los ingresos mensuales con la disponibilidad de suficiente tiempo libre.
Una vida convencional, con hijos, reuniones familiares, hipoteca, dos coches y demás nos mataría.