Con un par de capítulos se aprende más que en varios meses por EOL Clásicas o varios años por Youtube.
La serie como tal, pues como la mayoría de animes: infantiloide, llena de clichés y personajes exagerados hasta el extremo. Eso sí, es muy amena y entretenida. Se nota que en la parte de videojuegos saben de lo que hablan y siempre es interesante conocer el contexto social en el país originario de todos estos títulos.
A mí me parece bien que hayan optado por la domesticación en la traducción. Y en cualquier caso, en la mayoría de casos hay elemento visual que lo complementa, por si hubiese dudas.
No estaría mal que hiciesen algo parecido con actores reales y un argumento decente no tan monotemático que perfile mejor a los personajes, más allá de que jueguen a videojuegos.