Spartak Moscow 0 - 3 Valencia
Spartak Moscow
45. Tcherchessov
4. Tchuisse
34. Moisés
29. Mitrevski
2. Kovtun
3. Kebe
13. Koudriashov
14. Kalinichenko
55. Khlestov
20. Danishevski
11. Bestchastnykh
Valencia
Cañizares .1
23.Curro Torres
4.Ayala
2.Pellegrino
15.Carboni
10.Angulo
6.Albelda
8.Baraja
14.Vicente
21.Aimar
7.Carew
Goles
0 - 1 Angulo 6'
0 - 2 Mista 71'
0 - 3 Juan Sánchez 85'
Amonestaciones
Tarjetas Amarillas: Tarjetas Rojas:
14' Moisés -
36' Mitrevski -
44' Kebe -
Sustituciones
Spartak: Valencia:
45 Kovtun - Baranov 58 Carew - Mista
54 Danishevski - Essien 67 Vicente - Rufete
74 Angulo - Sanchez
Crónica
El Valencia líder pasando por Moscú (0-3)
El Valencia de Rafa Benítez encabeza la clasificación del Grupo B de la Champions League al haber encadenado una nueva victoria –por cero tantos a tres -, esta vez frente al Spartak de Moscú. A pesar de lo abultado del resultado, el Valencia no mostró tan aplastante superioridad y tan solo la escasez de puntería de los rusos libró a los valencianistas de mayores dificultades.
Difícil siempre se presenta un encuentro en la lejanas tierras rusas. Sin embargo, ni frío, ni dureza, ni ambientes gélidos... nada que ver con lo que hasta ahora conocíamos. El Spartak gusta por sus triangulaciones, por su trato al balón, por buscar la portería contraria sin complejo alguno como si del mejor Brasil se tratase.
En realidad exagerado parece el análisis más aún teniendo en cuenta el resultado final. La diferencia entre un equipo grande y uno que no lo es tanto es precisamente su determinación en los metros finales y, los moscovitas, suspenden en este apartado.
Lo frío de su clima influye de forma determinante en ellos, pero de mala manera para sus intereses, reñidos con los del adversario. Lo ideal sería tener ese hielo corriendo por las venas para haber fusilado a Cañizares sin piedad alguna y haber perforado la meta valencianista al menos en alguna de las varias ocasiones de que dispusieron pero, muy al contrario, les cala el ambiente en los huesos y les entra un extraño tembleque, sus piernas se congelan al paso por el área y un sudor –también frío- les recorre el cuerpo hasta que la defensa despeja y todo vuelve a su ser.
Lejos queda el recuerdo de aquellos rusos que con sus guantes enfundados y expulsado vaho por la boca hacían la `pascua´ a todo aquel que osase atravesar su territorio desafiando a uno de los cielos más encapotados de la tierra y, sino, que pregunten a un tal Adolf.
El Valencia fue testigo del cambio. Observó con atención como los glaciares se deshacían al enfrentar a un Cañizares que imitaba el ya reseñado tembleque ruso con sus intervenciones de escaso calado sólido, sobre todo si se trataba de acercarse un poquito a las nubes a la hora de cazar algún balón por alto. En los cielos la tocaba, pero sólo en el suelo la detenía, mansa, porque si venía el esférico con algo de fiereza los guantes del castellano manchego demostraban quedarse con el hielo suficiente como para resbalar hasta hacer tiritar el imperio valencianista.
Menos mal que Angulo había dado en el minuto cinco la tranquilidad necesaria como para que los músculos valencianistas se empapasen del calor del triunfo. Aimar, en una gran actuación, no sólo dio el primero en bandeja sino que dio la segunda gran ocasión a su equipo al sacar una falta que obligó al meta Tcherchessov a emplearse a fondo.
Poco más que contar. La situación en área española era indescriptible, con los delanteros rusos sin acertar y con Cañizares sumándose a la fiesta del error. El resultado lo abultó Aimar. No marcó, pero haciendo alarde de su adaptación al juego de cualquiera de sus compañeros, se asoció con los cambios introducidos por Benítez –Rufete, Mista y Sánchez- para que éstos acabasen de redondear un marcador que se antoja excesivo a la vista de lo acontecido. Mista a pase de Rufete y Sánchez tras un clamoroso error del guardameta rival, pusieron el 0-3 definitivo que les deja líderes, con permiso del Basilea.
Saludos