Jueves, 24 de abril. Cielo nuboso y vientos con rachas de despeine.
Desayuno ingerido, cuerpo acomodado en lecho.
Procediendo a comprobar qué merluzos merecen ser ascendidos en el rango de proyecto de seres humanos.
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Mensajes sobre piques de fútbol detectados.
Pérdida automática de fe en la humanidad.
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10:52, hora del tulipán ignífugo. Aquellos que han sido bendecidos por la mirada del calamar tuerto, pueden recoger su premio (media galleta mohosa). Los que no han tenido esa suerte, sufrirán visiones aleatorias sobre octogenarios.
Dicho esto, y tras la inusual actividad charlatana de mi persona en el día de ayer, me retiro a hacer cosas de provecho. A dormir, claro está.
Y regrese o no a compartir con vosotros mis conocimientos sobre lapas histéricas, recordad... os estaré vigilando.