He encontrado otra entrevista, en esta ocasión con la "otra" media naranja: Colin Moulding. Es una entrevista concedida a Ruta 66
En apenas un par de años, el pop británico produjo una impresionante cantidad de grupos y solistas: Stranglers, Joe Jackson, Records, The Jam, Squeeze, Elvis Costello, Dire Straits, Police, vosotros mismos...¿cómo se produjo semejante explosión de talento?
Supongo que la respuesta está en el punk-rock, y en todos aquellos grupos que, abanderados por los Sex Pistols, mantuvieron una actitud indendiente y sacudieron la escena musical, dotándola de mayor libertad. La confusión que se creó a continuación
benefició en gran manera a bandas como la nuestra.
Teníamos muy poco que ver con el punk, evidentemente, pero las compañías discográficas estaban muy desorientadas, y eran incapaces de discernir qué era punk y qué no. Quién sabe si habríamos firmado un
contrato de no ser por el punk.
¿Cómo explicas la gran diversidad existente entre todas aquellas bandas?
Ahora también hay muchos grupos, pero nadie con un sonido verdaderamente original. Ahora las cosas están más difíciles, a los grupos les resulta más complicado causar sensación, la prensa musical se ha especializado mucho, y no te hace caso si no te ajustas a sus parámetros, todo se ha compartimentado demasiado. Cuánto han cambiado las cosas desde los 60, cuando grupos completamente distintos podían compartir las listas de éxitos sin ningún complejo: Beatles o José Feliciano...
Hay otro aspecto de aquella época que me resulta chocante, y es la gran productividad: Stranglers y The Jam se destaparon con dos elepés en 1977, vosotros con otros dos en 1978...
Fue algo terrorífico para nosotros. El primero fue fácil, tan sólo tuvimos que echar mano del repertorio que habíamos acumulado hasta el momento de fichar por Virgin, pero el segundo fue producido bajo una presión enorme, en tan sólo seis meses. No estábamos acostumbrados a compaginar las labores de promoción y las giras con la composición de nuevo material, pero esos fueron los plazos que nos impusieron.
Vuestra primera canción de éxito, incluída en «Drums & Wires» («Making plans for Nigel») se os resistió lo suyo, hasta 1979. ¿Reconocéis los hits de manera instantánea?
Ojalá fuera así. Es lo que todo músico desearía, aunque eso es precisamente lo que hace que el pop sea algo tan misterioso, uno no tiene ni idea de que está haciendo una canción de éxito. Como mucho te parece que suena bien, e intentas que signifique algo especial para los demás, pero eso es todo. Tan pronto como terminamos «Making plans for Nigel» la tocamos para algunos amigos, y notamos que provocaba una reacción más inmediata que las demás, así que pensamos que tal vez tendría más posibilidades de triunfar que otras, pero nada más...
«Black Sea», vuestro cuarto álbum (1980), fue grabado sin efectos, y he leído que Andy Patridge no quería hacer nada en disco que luego fuerais incapaces de reproducir en directo.
Bueno, es que en aquella época todavía estábamos promocionando «Drums & Wires», y cuando tienes una banda tan rodada, es posible entrar en un estudio, encender los micros, y sonar tal cual.
Pero las giras siempre le han pesado mucho a Andy Patridge...
Bueno, ten en cuenta que él siempre ha sido el portavoz del grupo, siempre ha sido él quien ha atendido a la prensa, quien ha cargado con gran parte de la responsabilidad...
En la época en que salió «Black Sea» cosechásteis vuestros primeros éxitos moderados en Estados Unidos.
¿Qué te parece el país, qué relación habéis mantenido a lo largo de los años?
Me gusta América, y el optimismo que desprenden los americanos, pero no sé si nuestras canciones son capaces de conectar demasiado con ese tipo de mentalidad, básicamente porque nuestra forma de componer, o la mía por lo menos, es muy provinciana, me gusta reflejar aquello que me queda más cerca, mi círculo más íntimo.
¿A qué distancia queda Swindon, vuestra residencia, deLondres? ¿A la suficiente como para contemplar la capital con un mínimo de perspectiva?
Queda a unos cien kilómetros. Nunca hemos vivido en el centro de Londres, y como banda, nunca nos ha gustado asistir a fiestas, o relacionarnos con la gente de la industria musical. Preferimos llevar una existencia más normal.
Hablemos sobre «English Settlement». ¿Fue el primer cambio radical en vuestro sonido, el primer salto al vacío de XTC?
Creo que el primer cambio importante se produjo en «Drums & Wires», que era mucho más pop que los dos anteriores. Pero en términos de sonido y de arreglos, supongo que tienes razón, «English Settlement» era mucho más acústico y alejado del rock, la batería perdió protagonismo, usamos guitarras acústicas por primera vez...
¿Qué hay de los efluvios medievales? Hasta la portada parecía un homenaje a la edad media inglesa, de pronto parecíais una banda de folk.
Es posible, una banda de folk eléctrico.
¿Siempre os había interesado ese tipo de música, o fue algo que descubristeis más tarde?
El gusto musical se adquiere en la adolescencia, a los catorce años, cuando los discos te impresionan de forma más intensa. Es también la época en que exploras entre los discos de tus padres, o tus hermanos
mayores. Mis primeras influencias son probablemente Kinks, Beatles, Free en la década de los 70, Beach Boys... En cuanto a «English Settlement», creo que no hay que llevar las cosas al extremo, es verdad que tiene elementos folk, pero al mismo tiempo, también se podría interpretar el sonido de las Rickenbaker de doce cuerdas en ese disco como un homenaje a los Byrds.
Con la gira promocional de «English Settlement» llegó la gran crisis de Andy, XTC anunció que nunca volvería a tocar en directo, y Terry Chambers, vuestro batería original, tiró la toalla. Con su marcha, y después del abandono de Barry Andrews, ya sólo quedában dos miembros de la primera formación: Partridge y tú.
No tocar supone un gran problema para músicos como Terry Chambers, él no compone canciones, y si no toca en directo, su papel en el grupo se ve muy reducido.
Cuando compones canciones la cosa cambia, y muchas veces te acaba motivando más el proceso de creación de la música, que el trabajo de intérprete de las canciones.
Hablemos de Dukes Of Stratosphear, vuestro alter ego durante la segunda mitad de los 80. Se ha dicho que «Pale and precious», el último tema del álbum «Psonic Psunspots», es una copia deliberada de «Wind chimes» y otras canciones de la época «Smile» de Brian Wilson. ¿Fue realmente algo tan deliberado?[7b]
Completamente. Los Dukes pretendían ser un homenaje a nuestros grupos favoritos, y pensamos que la mejor manera de hacerlo era imitándolos.
[b]He leído en más de una ocasión que Andy es un tipo difícil, que se las ha visto a menudo con los productores de vuestros discos.
Una pregunta comprometida. Es verdad que puede llegar a ser obstinado... pero yo soy de la opinión de que el autor de las canciones debe tener la última palabra sobre el proceso de grabación de los discos. Cuando eres el autor de algo, y crees que las cosas no se están haciendo como deben, te pones nervioso, levantas la voz, y la gente te malinterpreta.
Con Todd Rundgren, que produjo «Skylarking», también tuvisteis algún problema.
Sí, Todd es un gran músico, y el disco se benefició de su gran talento, pero quiso ejercer un control excesivo sobre todo el proceso, y llegamos a tener la sensación de que nos usurpaba todo el protagonismo. También se mostró muy frío y distante en todo momento.
Sin embargo, nunca habéis dejado de trabajar con productores. ¿Nunca se os ocurrió autoproduciros?
Yo diría que eso es exactamente lo que hemos hecho. En nuestro caso, sólo hemos requerido la presencia de un ingeniero de sonido como garantía adicional, cuando estás grabando se agradece una opinión objetiva, alguien neutral, que escuche lo que estás haciendo, y que se asegure de que estás cumpliendo con los objetivos que te has marcado. Por lo demás, los arreglos, y el sonido básico de cada tema, siempre lo hemos determinado nosotros.
¿Has sido siempre fan de Beach Boys?
Como influencia, creo que para mí son más importante que otros muchos grupos a los que también rendimos tributo con los Dukes, como Pink Floyd o Byrds. Sin embargo, cuando era un adolescente, a finales de los 60, sólo conocía los singles más típicos. El material más sofisticado, posterior a la época surf, no lo descubrí hasta mediados de los 80. Dave Gregory, nuestro segundo teclista, ponía cintas de los Beach Boys en el coche, y a mí me intrigaban mucho esas canciones, me parecía increíble que pudieran ser la obra del mismo grupo. Todo el mundo habla de Brian Wilson como compositor, productor o arreglista, y sin embargo, nadie se fija en la melancolía que desprenden sus canciones, que es lo que a mí más me atrae. «Pet Sounds» fue para mí un descubrimiento trascendental, pero aún más lo fueron «Smile» o «Friends», que me parecen casi mejores.
¿Fue «Orange And Lemons» otro homenaje deliberado, en este caso a Beatles?
No exactamente, aunque todavía nos duraba la resaca de «Psonic Psunspots». Al oir los acordes iniciales, y los arreglos de música india, mucha gente pensó que habíamos puesto el punto de mira en «Sgt. Pepper's», pero hay otras canciones en «Oranges And Lemons» que no suenan a Beatles para nada. Es curioso, ese álbum no me convence en lo que concierne a la producción, aunque contiene algunas de nuestras mejores composiciones.
¿Dirías que Beatles son lo más grande que ha dado el pop?
En muchos sentidos, sí. Personalmente pienso que los Kinks eran mejores como compositores, aunque como arreglistas no tenían parangón. Junto con George Martin formaban un equipo imbatible, y creo que sus discos todavía conservan un sonido absolutamente contemporáneo, si lo comparas con otras grabaciones de la época, mucho más endebles.
Resulta curiosa tu debilidad por los Kinks, un grupo que se distingue, como vosotros, por su sentido del humor...
Es que nunca me ha interesado el blues, he mamado del music hall británico, del teatro de variedades, como Ray Davies. Canciones ligeras, pensadas para entretener y quitarle a la gente un peso de encima, temas de películas musicales, como «My Fair Lady»...
«Nonesuch» (1992) fue el último disco que grabasteis para Virgin.¿Cuál fue la causa de la ruptura con vuestro sello de toda la vida? ¿Tenéis un recuerdo amargo de ese álbum?
Aunque te parezca mentira, «Nonesuch» me parece uno de nuestros mejores discos, tal vez el mejor. Básicamente, el problema con Virgin es que no nos pagaba lo que nos merecíamos, si no nos hubiéramos declarado en huelga todavía estarían publicando nuestros discos, pagándonoslos a precio de saldo. También se negaron a publicar las canciones posteriores a «Nonesuch», ellos querían que publicáramos un disco más comercial, y las nuevas canciones no les parecían aptas para las listas de éxitos. A nosotros, en cambio, nos parecían buenísimas.
¿Por qué decidisteis que fuera Cooking Vinyl la que publicara «Apple Venus 1 & 2»?
Bueno, al final creamos nuestro propio sello, y quisimos que Cooking Vinyl lo distribuyera en Europa. La idea inicial era sacar un doble CD, pero nos cuesta mucho grabar las canciones, cada vez somos más perfeccionistas, y habría sido demasiado agotador terminarlas todas a la vez, así que la primera parte salió publicada en 1999, y hemos esperado hasta ahora para sacar la segunda, aunque estas últimas canciones son tan antiguas como las del primer volumen.
¿Qué criterios aplicasteis para incluir unas canciones en uno u otro CD?
En el primero reunimos las más acústicas, las que comparten un sonido más orgánico y natural, aunque no te dejes engañar, porque se trata de un disco de pop, y no de música clásica. Para el segundo hemos reservado las más eléctricas y optimistas, no es tan melancólico o atmosférico como el anterior.
¿Cómo se distribuyen las labores compositivas?
Andy es más prolífico, yo soy mucho más lento. Cada uno trae sus propias canciones al local prácticamente terminadas, pero los arreglos definitivos son una labor compartida, aceptamos que el otro sugiera modificaciones a partir de la versión inicial.
¿Os sigue haciendo ilusión publicar material nuevo después de todos estos años? ¿Puede compensarse a base de experiencia la inevitable pérdida de energía o de intensidad?
Por supuesto que nos hace ilusión, cuando yo era niño pensaba que la música era cosa de magia, no comprendía cómo podía hacerse una cosa tan maravillosa a partir de la nada, y ser parte de ese proceso es algo maravilloso, comprobar que el resultado final es superior a la suma de las partes. En cuanto a la segunda parte de la pregunta, te aseguro que la pasión sigue ahí, combinada con unos mayores conocimientos. Ahora sabemos cómo utilizar nuestro amor por la música de manera más efectiva. Al principio lo único que teníamos eran muchas ganas de hacer discos.
¿Vais a tocar las canciones de «Apple Venus» en directo para promocionarlas?
No, el camino que hemos tomado es irreversible, nosotros nos limitamos a hacer discos, y se nos ha olvidado cómo tocar nuestras canciones de un tirón, en el estudio nos planteamos nuestro trabajo como un director de cine, grabamos una toma y cortamos, grabamos otra, y vuelta a cortar.
¿Te mantienes al corriente de lo que hacen las nuevas generaciones de bandas británicas?
Mi hijo me pone cosas cuando cree que me gustarán, y sólo a veces acierta. De lo que ha salido en los últimos años me ha gustado «Park Life» de Blur y Supergrass. También me gusta alguna cosa de los americanos Eels, pero me cuesta encontrar un disco que no me decepcione en su conjunto. Tan sólo me quedo con alguna canción suelta.
¿En qué empleas tu tiempo cuando no estás componiendo o grabando?
Básicamente soy un soñador, me paso la vida con la cabeza en las nubes, viendo la televisión sin prestar atención, o conduciendo con la mente en otra parte. En realidad creo que todo es parte del proceso creativo, componer una canción es, en un noventa por ciento, mirar por la ventana.
¿Y qué es lo que ves desde tu ventana en este preciso momento?
Estoy en mi casa, en un dormitorio del piso de arriba, vivo en las afueras de Swindon, en plena campiña, por la carretera tan sólo pasa algún coche de vez en cuando, todavía es de día, aunque son las ocho de la tarde, estamos al principio del verano, aquí en Inglaterra...