Tomás Guasch | 14/12/2008
El día que se vaya, quien presida la Comunidad de Madrid deberá declarar una semana de Fiesta Oficial en su honor y homenaje. Lo que hizo ayer Raúl en el Camp Nou al frente de un Madrid diezmado lo merecería. Estuvo enorme, espectacular, generosísimo, acertado en casi todas las acciones de enganche que le reservaba el partido: fue un grandísimo líder. Si le cae a él la pelota que le cayó a Drenthe en la primera parte se arma, se lo digo yo. Pero es que era imposible: él le dio el pase al holand no se ha inventado el futbolista capaz de meter un pase-gol como ese y rematarlo. No, no iba a haber goleada. Mientras Raúl siga de pie, el Madrid perderá o ganará. Incluso empatará. Pero jamás de los jamases caerá destrozado y menos contra el Barça.
En casta, vergüenza torera y respeto al club y a sus aficionados, el Madrid es indestructible Raúl mediante. En nombre de todos ellos, que seguro me dejan representarles en estas líneas, gracias por todo capitán. Perdiste un partido, está por ver si una Liga (y si se pierde, con 31 en el armario de urgencias ni una), pero te diste el gustazo de dirigir a un equipo que puso de los nervios al rival durante 83 minutos y cayó porque Puyol le ganó un salto a Ramos y porque la de ayer era la lucha de un portaaviones y una barca del Retiro... y la barca sólo cedió en el último largo. Perdió el Madrid porque no tenía futbolistas para más, sobre todo arriba. Con sólo Robben no hubiera perdido, seguramente. Pasó lo lógico, pero el Madrid está volviendo y queda un mundo.
Con Solo Robben no hubiera perdido. Ya, y con solo Iniesta les habrian caido 7, no te jode el listo de la clase.