Recuerdo perfectamente el día que se fue, y hasta ese momento los ánimos se fueron caldeando de tal manera que todos los que no sufran esta repentina ceguera saramaguiana pro-Flo recordarán que la política de "zidanes y pavones" era odiada por todos, que el madridismo pedía clase media, que aquello se había convertido en un "galacticidio", que la política de cracks era pan para hoy y hambre para mañana... se pidió a gritos y unánimemente que se fuera, que se largara de una puta vez y no hundiese más al club. Y fue entonces cuando llegó, con su marcha, el "menos mal que se ha apartado, muchas gracias por lo hecho y qué pena que la hayas cagado. Que pase otro.". Pero hasta entonces, se quería largarlo a patadas y cuanto antes.
A mi esto me parece como los argentinos que piden la vuelta de Ménem, o la vuelta de Netanyahu a Israel. Cuando el humano no piensa como tal y se convierte en masa humana pensante manipulada por los medios y el populismo hace acto de presencia, ocurren hechos impredecibles que jamás habrías predicho años atrás.
Qué divertido.