Sus recuerdo dos puntos de un ensayo que escribí hace poco:
1. ¡Sé cínico y sincero! Si el árbitro mete la pata y pita algo a favor de tu equipo, ¡celébralo! ¡Corre por toda la casa! ¡Grita! Ejemplo práctico: ”¡Viva Undiano Malenco! ¡Múa, guapo! ¡Nos ha dado un penal! ¡Y ha echado a ese defensa! ¡Hurrrrra!”. Si quieres, puedes ir más allá en tu ironía. Adelanta a los fanáticos rivales, siempre torpones y con una pésima gracia (aplíquese también a los fanáticos propios). Os voy a enseñar otro ejemplo práctico (servidor es blanco, pero no demasiado, que altera la sangre): “¡Gracias, Pérez Burrull, por ser tan blanco y contribuir al espectáculo! ¡Eres nuestro mejor duodécimo jugador (el público es sosete, la verdad)!”.
Por supuesto, calla (recuerda el refrán “quien calla, otorga”) cuando haya una decisión arbitral en tu contra. Como mucho, puedes pegar un puñetazo de fastidio (la mala leche del momento, lo comprendo). Pero es recomendable ahorrar calorías, ¿verdad? Que todos somos muy hipócritas a la hora de hablar de los referís, ignorando deliberadamente un sinfín de matices (ay, esa visión chata). Y recordar lo siguiente: ¡ah, árbitros! ¡quitan y dan! No grites por vicio “flagrante robo”, máxime cuando tus pruebas (si no, conjeturas) están entre “ninguna” y “muy flojas”. Ni mentes a la madre de ninguno.
Tom Henning, Olegario Benquerença, Pérez Burrull, Sandor Puhl, Al Ghandour (en su momento, me indigné demasiado pero tenía 12 añitos) y demás árbitros que obraron de manera deficiente en algunos partidos podrían ser tus fraternales amigos. Podrían ser personas encantadoras con mejor carácter que tú. Podrías estar tomando unas cervecitas con ellos. Podrían caerte extraordinariamente bien. Pero lo fácil es llamarles hijoeputas y desearles hasta la muerte. Demasiado visceral, ¿verdad? Joder, que tienes a un dictador africano unos cuantos miles de kilómetros más abajo que ha escabechado a tropocientas personas y su muerte sí que beneficiaría al mundo.
Si tienes tiempo libre, léete las reglas de la FIFA [nota: es una de mis lecturas pendientes, me interesa mirar los asuntos "futboleros" desde la perspectiva del árbitro]. Podría ser muy edificante, podríamos aprender todos lo difícil que es arbitrar y aplicar una u otra regla en muy pocos segundos: necesitas pensar muy rápido, de hecho. Eres subjetivo y te puede afectar la presión del ambiente. Te enfrentas a un sinfín de desgraciados que pagaron entrada
y
6.1. ¿Es nuestro equipo el mejor y eso hay que defenderlo sí o sí? ¡Olvídate! ¡Escupe en dicha afirmación! ¡Disfruta! ¡O abúrrete! Como quieras, pero el asunto de “medir pollas” es demasiado infantil y cansino. Vemos a muchos homínidos comparar constantemente sus respectivos equipos, ¿verdad? No, no te sumes a esta truculenta rueda. Por favor. Contempla la maravillosa complejidad del fútbol. Y sus numerosas sorpresas: la victoria norcoreana a Italia en el mundial de 1966, aquel sorprendente partido inaugural en el Mundial del 2002 donde Senegal ganó a Francia por 0 a 1 o el subcampeonato del Mónaco, haciendo una gloriosa campaña en Champions.