Creo que todos deberíamos echar un vistazo a esta columna de Uría, bastante acertada y que a mi parecer retrata bastante a este foro
Hay veces que, para conocer la auténtica dimensión de un equipo y calibrar su estatura futbolística, conviene escuchar al entrenador del conjunto rival.
Desde tiempos inmemoriales, el fútbol se nutre de su capacidad para anteponer la pasión a la razón. No es novedad que a la mayoría de los aficionados les gusta más su equipo que el fútbol. Quizá por ese fenómeno, por ese caldo de cultivo tan potente, radicado en la imperiosa necesidad de defender lo propio y despreciar lo ajeno, la opinión pública suele estar predispuesta a aplaudir cualquier conducta de su equipo, sea caballerosa o no, racional o no, deportiva o no. A ese fenómeno cabe añadir, casi de manera instantánea, el hecho de que el hincha se arrogue la capacidad de envolverse en la piel de justiciero para sentenciar al equipo rival, bien sea a través de una severa reprobación o aireando sus trapos sucios, porque su única misión en restar valor a lo que ese equipo representa y su objetivo es cuestionar sus métodos. El protocolo de actuación habitual tiene un código moral definido: la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio. Y la escalada de argumentos, habitualmente pueriles, para desacreditar al rival, forma parte una cultura que, en fútbol, es ancestral. Sí, hablamos del “y tú más”. Sí, el bucle eterno.
Anoche muchos culés se quejaron de la supuesta dureza del Atlético de Madrid, mientras muchos rojiblancos les recordaban que siempre que su equipo acaba con once, nunca pierde ante el Barça. Hubo hinchas barcelonistas que volvieron a abusar de su arma favorita, la superioridad moral, para decir, con sorna, que Simeone es un gran conductor de autobuses. Los colchoneros, para no ser menos, contestaron alegando que, Neymar, otro gran conductor, pero de bicicletas, y ayer no tiró ni una. El pleno festival del barro apareció Filipe Luis, que tiene una cuenta pendiente con el Barça y que, harto de haber sido linchado por aquella entrada feísima sobre Messi en el pasado, decidió colgar una foto de su pie tras una patada horrorosa de Suárez, que no reparte caramelos ni es todo dulzura. El uruguayo dijo que el fútbol es para hombres, el debate arrastró a las aficiones de ambos equipos y la pasión, el motor del fútbol, hizo el resto. Al gallinero: casi todos los del Barça diciendo que el que más patadas pega no se puede quejar de recibirlas y casi todos los del Atlético sosteniendo que el Barça no debe ir por la vida quejándose de recibir cuando también sabe pegar. Lo de toda la vida. El “ y tú más” de siempre.
Sin embargo, resulta gratificante comprobar que, de vez en cuando, los actores de la industria, los protagonistas de los partidos, se convierten en las únicas voces autorizadas para vertebrar un discurso real, desapasionado y elegante. Desde que llegó al Atlético, Simeone ha elogiado al Barça, convencido de que es el mejor equipo del mundo, ha valorado el trabajo de Luis Enrique y se ha rendido a la MSN. Anoche volvió a elogiar al Barcelona, el equipo que más le entusiasma y al que nunca ha podido ganar en el Camp Nou. El capitán rojiblanco, Gabi, la voz más autorizada de ese vestuario, siempre dice que nadie tiene más calidad que el Barça. Uno escucha el respeto reverencial con el que Godín, el cacique del área, habla de este Barcelona, y descubre que siente admiración profunda por el equipo culé. Qué decir de Juanfran, que aunque considera que su equipo no debe temer a ningún contrario, confiesa abiertamente que el cuadro azulgrana es el equipo con más talento del mundo. Y si quieren escuchar quién es el mejor de todos los tiempos para Fernando Torres, tengan claro que es, con diferencia, Lionel Messi.
Como el elogio no se limita exclusivamente a los atléticos, para calibrar y comprender, en su justa medida, el enorme trabajo de Simeone desde su llegada, bastó escuchar a los jugadores y al entrenador azulgrana. Ningún rival de los atléticos ha tenido tanto tacto y a la vez, tanto respeto por el equipo del Cholo. Luis Enrique habló de rival directo, de gran potencial, y aseguró que el colchonero es aspirante a todo, porque su trayectoria así lo demuestra. Iniesta, con sabiduría, porque la tiene con la pelota y sin ella, confesó que la defensa colchonera es la mejor del mundo. No es nuevo que Piqué, que anoche ofreció una cátedra defensiva, otra más, suela hablar maravillas del Atlético. Y qué decir de Messi, el mejor de todos los tiempos -anoche lesionado-, al que siempre que le preguntan por el Atlético, responde con elogios y reconocimiento, consciente de que, desde la llegada de Simeone, el Atlético es capaz de apagarle la luz al Barça. Rivalidad sí, admiración también. En un deporte fagocitado por el ruido mediático y por el reproche constante de los hinchas, hay veces que, para conocer la auténtica dimensión de un equipo, basta con escuchar al entrenador del conjunto rival. Anoche eso pasó. Y es una auténtica maravilla. Pero claro, eso no vende.