A mi me flipa Mónaco. Ver los F1 pasar tan cerca de los guardarrailes, rozandolos a toda velocidad, derrapando y con el culo a milímetros es espectacular. Aquí se ven las manos y el talento. Si no arriesgas no vas rápido y los errores no perdonan como en circuitos modernos.
Es como un oasis en el desierto, un legado de la era dorada del automovilismo. Algo que si no existiera sería impensable de hacer hoy en día.