Borgen es excelente, una serie exquisita, pero ciertamente no para todo el mundo. Es un error compararla con series tipo House of Cards porque ambas tratan la política desde puntos de vista muy distintos, y en este caso el realismo más descarnado y la densidad argumental es la premisa fundamental. Política pura y dura de un pequeño país con los problemas del día a día de personas normales con sus vidas reales y la necesidad del pacto y el entendimiento para salir adelante.