He conseguido 201 burbujas y los 10 colmillos (he abierto el mundo secreto), voy por la última pantalla y soy incapaz de pasármela (estoy en la fase en la que caen tuberías y ruedas dentadas del aire y tienes que ir ascendiendo). Llevo tres tardes intentándolo, tengo los nervios a flor de piel y me pregunto qué les he hecho yo a los señores de Ubi para merecer esto. O yo soy muy malo o el último mundo está hecho expresamente a mala leche, porque no le hace ninguna concesión al jugador. Se han pasado cien mil pueblos con algunas fases. Todavía no me creo que haya conseguido superar el reto, infernal, de los cofres.
A la hora de juzgar este Rayman pongo en un lado su increíble apartado gráfico (sencillamente maravilloso) y su inteligente diseño de niveles, y en otro, los malos ratos que me está haciendo pasar... Lo bueno no me compensa. Me encantan las plataformas en 2D, me encantan los retos, pero en este caso, lo repito por tercera o cuarta vez ya (perdonad que no lleve la cuenta, estoy alteradísimo), parece un juego creado por alguien que tiene un cabreo muy grande contra la humanidad. Una cosa es ponerle las cosas difíciles al jugador y otra frustrarlo continuamente. No me gusta dejar los juegos a medias, por eso todavía no me rindo, pero ya no sé cuál fue la última vez que me divertí con él. ¿Cuántas veces habré intentado terminar la última fase? ¿300? ¿400?
Creo que no exagero. "Rayman Origins" podría haber sido un referente, pero, demonios, se queda en el intento por culpa de unos cuantos errores de diseño que no entiendo. ¿Quién lo concibió: Hannibal Lecter? Todo es discutible, incluida esta opinión, por supuesto. No me saltéis a la yugular.