La nueva entrega de los chicos de Volition da una vuelta de tuerca respecto a las anteriores entregas y nos presentan un mundo abierto totalmente original, un personal mundo caracterizado por traer al jugador la acción más salvaje y alocada. Cada misión es un salto al vacío, una experiencia vertiginosa y distinta respecto a la anterior, un disfrute que nos lleva a través de una montaña rusa virtual que se acelera con cada segundo que jugamos.
Un sand box donde reina la locura
THQ nos ha invitado en Los Angeles a la presentación de su última creación, y hemos podido disfrutar de este cúmulo de situaciones gamberras e irrepetibles presentes en su fresca y totalmente renovada propuesta. En esta nueva incursión en el mundo Saint Row el estudio de Illinois se desprende definitivamente de la alargada sombra de GTA que le cubría en las dos anteriores entregas, presentando un juego con personalidad propia y un estilo menos realista pero más espectacular, repleto de referencias culturales modernas.
Los desarrolladores, presentes en el evento, nos señalaron que su objetivo principal era crear un juego "jod***mente divertido”, y para ello no han dudado en poner en su coctelera particular todo tipo de ingredientes de la iconografía contemporánea totalmente reconocibles, como por ejemplo referencias a películas míticas como Kill Bill, Shoot Em Up, Perseguido o Tron; junto con toques manga en las fases de Genki, e incluso su particular visión del universo zombie. Todo con un sentido lúdico especial que transmite al jugador que lo importante es la diversion y el pasar un buen rato a los mandos de su consola o el pc.
Todo este compendio de citas, alusiones y menciones, se ve envuelto por una jugabilidad sencilla y directa, que cuenta con un sistema de apuntado manual y una conducción arcade sin complicaciones. Saint’s Row 3 sigue siendo un mundo abierto donde realizamos todo tipo de tareas y misiones, pero también en el que cada actuación criminal es más salvaje, inesperada y sorprendente.
Disparos, vehículos y miles de encargos
De las misiones que pudimos completar en la demo nos es muy difícil destacar alguna en particular, ya que cada una presentaba una perspectiva única y sorprendente a su manera. Éstas nos plantearon situaciones tan variadas como un salto al vacío en paracaídas mientras esquivamos todo tipo de vehículos y objetos, u otra en la que debíamos asaltar una fiesta en un ático de uno de los rascacielos de la ciudad, o incluso unas que nos llevaron a "visitar" un local sadomaso o competir con unas motos al más puro estilo Tron. Junto a estas misiones, que podríamos denominar principales y que van uniendo la trama del juego, nos encontramos con nuevamente con actividades secundarias, como por ejemplo las del Professor Genki, la compra de propiedades, el aumento y mejora de nuestro armamento, el robo y tuneo de coches, o encargos de eliminación de ciertos miembros del crimen local.
Merece la pena destacar las fases del Professor Genki, donde con una estética muy japonesa y surrealista, debemos superar niveles cerrados y laberínticos eliminando enemigos y trampas en un tiempo determinado; una clara referencia a la película “Perseguido” que protagonizó Arnold Schwarzenegger en 1987.
Otro punto interesante en que se apoya esta divertida jugabilidad es el armamento puesto a nuestra disposición, que abarca desde nuestros puños desnudos a pistolas, escopetas, bazookas, o incluso los “Predator” de Modern Warfare. Al armamento convencional se unen otro tipo de armas más divertidas y surrealistas como un consolador gigante, o un bazooka lanza pulpos del Professor Genki que convierte a nuestros enemigos en aliados y, en última instancia, en bombas humanas.
Finalmente debemos destacar las opciones de personalización de nuestro personaje, presentando una herramienta muy completa que permite, con los únicos límites de nuestra imaginación, crear un personaje a nuestro antojo, contando casi con cualquier atributo físico o condición que se nos ocurra. Durante el transcurso del juego, además, podremos ir comprando y coleccionando cientos de disfraces y vestimentas que encontraremos en las tiendas “Let’s Pretend”.
Los santos actúan en grupo
Junto al modo campaña también pudimos probar el modo cooperativo, donde dos jugadores deben colaborar para superar las mismas misiones y retos del modo individual. Este modo destaca por la libertad que se da a cada jugador para poder resolver las situaciones que se van presentando. Así de esta manera, podremos ir a nuestro aire, pero acompañados, o colaborar de manera real y estrecha con nuestro colega de armas.
Cada jugador tiene la capacidad de elegir y personalizar su personaje, las armas que lleva, si quiere o no ir en el mismo vehículo que su compañero, etcétera. Este sistema provoca que nos podamos encontrar a nuestro compañero haciendo sus trastadas por la ciudad, mientras nosotros buscamos una misión a realizar. Eso si, una vez se activa la nueva actividad, nuestros caminos vuelven a encontrarse.
Por último, y como modo de juego alternativo, tanto para un jugador como para dos, nos encontramos con el Whored Mode, donde debemos eliminar oleadas de enemigos en distintos escenarios, condiciones y armamento. Pruebas muy rápidas en las que se premia la coordinación con el compañero y la destreza en el manejo de nuestro controlador. En este modo pudimos comprobar nuestra pericia a los mandos en uno de los escenarios creados en exclusiva: Zombie Island.
En el terreno técnico el juego presenta un nuevo motor gráfico que cumple de sobras con su función, destacando especialmente su sistema de físicas y cantidad de elementos que se muestran en pantalla. Un engine al servicio de un título que se centra en innovar y enamorar al jugador por lo que le hace sentir y vivir.
Habrá que esperar al 18 de noviembre para poder disfrutar de todo lo que vimos y de lo que nos queda por descubrir, que se antoja tan numeroso como exagerado. Creemos que esta vez Volition ha dado con la tecla adecuada y ofrece un juego pensado por y para el jugador. Todo vale en este nuevo Saints Row si es divertido, y es precisamente ahí donde logra diferenciarse del resto de sand-box de forma definitiva.