Imaginad un Sega-adicto (como yo, vamos), descargando la demo de unos de los juegos más esperados, por él, de los últimos tiempos. Añadir que el Sega-adicto en cuestión (sí, como yo, sí), ama Sega Rally, el primero sobre todo. El de Saturn. Su control, menús, jugabilidad directa al corazón.
Imaginad al Sega-adicto contando los minutos para que se baje la demo. Imaginadle, sí, con su nerviosismo, conectando el volante oficial, que está en una esquinilla de la buhardilla, para que no esté por enmedio todo el día. Sí, esa maravilla de volante, que tiene el buen mozo del Sega-adicto, atado con habilidad y velcro, a un PlaySeats.
Imaginad al Sega-adicto, con la cara de gilipollas después de jugarse los dos circuitos de la demo, esa demo, de ese juego, más soso que una mata de habas. Con los oídos reventados tras soportar esas músicas estupidescas, que caricaturizan aún más si cabe, el mito Sega Rally.
Maldita SEGA, dejad descansar a mis ídolos, no enturbiés su memoria nunca olvidada, dejadlos en el pedestal. Dejad a Sonic (bueno, dejadle en la DS si eso, que por lo menos los "Rush" no están mal). Me habéis matado y enterrado otra maravilla más.
...en fin, tontadas aparte...conclusión: un juego sin vida, un zombie sin alma, un juego sosiiiiito como él solo. Preguntábais que qué tal con el volante oficial...es como echar sal a una mierda. Sigue siendo una mierda que cuesta tragar. Mejora algo, pero ni lo salva de la quema ni hará que me lo compre. Benditas demos, que nos ahorran tantos cuartos.