Qué pocas veces se sale de ese estado ya casi semi automático que activamos cuando jugamos a nuevos proyectos, aunque sea por vez primera. Ese estado que nos pone artificiales, más fríos, menos humanos o niños, menos jugadores disfrutando. Fíjate en el control, en los niveles, ¡en los gráficos! Anota cualquier cosa significativa que interese a todos. Menos mal que existen esas pocas veces. Y menos mal que es El Proyecto el que se encarga de devolverte al mundo de las emociones.
Será por esos comportamientos que primero dediqué largo y tendido a mi amiga Samus, que cada día está más guapa y se deja mover mejor que nunca. Qué pasada (y por el fondo oía los gritos del saltarín). Luego era prueba obligada el de ejercicios. Eh, es un hardware realmente resistente, fiable y que responde a la perfección. De ahí van a salir cosas muy innovadoras. Hacía Yoga, flexiones y saltos de esquí. Aunque unos mundos increíbles me llamaban en el sofá de atrás. De hecho, es una pena que el penúltimo fuera el de zombies, de aspecto y juego aún tan ásperos como sus mortecinos protagonistas. Claro está, no me enseñes eso en una pantallita gris al lado de la pasada galáctica en una nueva de 50", cuyo colorido y resplandor dejaba aún peor al de disparos de perdigones.
Fue sentarme en el entorno preparado para la experiencia definitiva y caer en un sueño difícil de olvidar. Desperté entre flores, en un pequeño planeta esférico, en una galaxia cuya noche, aunque oscura, es colorida y estrellada. Manejaba a quien todos sabéis, cuyo aspecto daba ganas de detenerse y observar, pues ese pulido acabado multiplica su simpatía, acentúa lo que significó y significa. Pero una extraña aparición no me dejó tomar contacto con ese suelo sin explorar. Más onírica que cualquier acontecimiento que recuerde el del bigote, apareció ante nosotros para recordarnos nuestra misión primordial:
Un sueño galáctico
"Hace un tiempo que te vigilo desde aquí, desde el sendero hacia los Cielos.
Soy Rosetta, la observadora de las Estrellas.
Tienes que viajar por las galaxias saltando entre planetas para salvar a tu amada."
Y entonces la sensación de impacto visual y artístico comenzó una lucha sin cuartel con lo que realmente significa todo esto: la diversión. La aparición nos dotó de la posibilidad de hacer el ataque giratorio moviendo cualquier mano (aunque por mantener el norte, prefería la izquierda), así que espero que otros conocidos de esta alteza nos vayan ayudando en el fututo. El primero se llamabaTyke. Aunque, como era de esperar, aquí cada uno va a lo suyo. La mujer misteriosa nos pidió a cambio que salváramos a una de sus amigas estelares.
La experiencia es inaudita. Primero, esa agradable confusión al manejar algo realmente nuevo. Porque hay que atender a los espacios, las dimensiones y los obstáculos en mundos tan pequeños y esféricos. También a la gravedad, dependiente de cada masa que pisemos. Ambas cosas hacían de ese recorrido algo que no conocía. Después el recuerdo. El amiguete del peto azul no ha perdido ni un ápice de sus cualidades y con ello tampoco la forma de llevarle: ya le conocéis, no tendréis problema. En 10 segundos hace piruetas increíbles, en 20 usar el salto largo todo el rato es una regla. Todo en tus manos. Algo después asimilas las novedades, las cuatro cosas que van con movimiento y el ingenioso e innovador sistema de apuntado para recoger estrellas-munición de colores, para activar esas esferas cristalinas que te llevan flotando por el vacío...