Yo es que estoy fatal de lo mío. Con los horarios cambiados ha resultado que esta noche hasta las tres y media no me ha entrado el sueño y me he levantado a las siete. Estoy como un loco pegando cabezadas delante del ordenador.
Eso sí, ni un sólo jefe, un par de compañeras y un colega (hay más gente, pero están de decorado. Vamos, que no tengo relación).
El curro me gusta, pero después de once días en Irlanda y diez en casa con la mujer haciendo lo que nos daba la gana se nota el cambio.
Nada, como todo en esta vida a echarle humor a la cosa.