A pesar de haber visto a su supuesto tataranieto que obviamente quería salvar a su tatarabuela para poder seguir existiendo en su futuro relativo, no pudo reprimir el latir rápido del corazón al ver el rostro ceniciento de la chica, torrente sanguieno que se estaba cada vez concentrando más en un punto en concreto del cuerpo humano, irónicamente el que ayudaría a su tataranieto a existir.
Le empezaba a asaltar la duda de si el momento era el propicio para tales menesteres, desde luego estaban muy juntos y al fin y al cabo él era su salvador protector, su mirada fue disimuladamente bajando de los ojos a la boca, de la boca a su cuello, y de la piel perfecta de su cuello hacia...
¿Sabes?...dijo Lorena con cierta altanería,
si vas a estar ahí parado mirandome el escote y con un bulto cada vez mayor en el pantalón creo que mejor será que me vaya a mi casa. Se levantó atusándose la falda con una picara sonrisa que Andrés no pudo ver.
Andrés se quedó pálido y su alegría se desvaneció de sopetón, pese a disfrutar de un ángulo de visión más que aceptable del conjunto colegial de Lorena, decidió levantarse rápidamente mientras intentaba pensar algo ingenioso para salir de la complicada situación.
Una vez más Lorena se le adelantó:
No te preocupes, te pienso devolver el favor, pero no aquí, ¿quieres acompañarme a casa?Andrés contestó,
¿Pero está tu casa cerca? e inmediatamente supo que era una cagada lo que había dicho.
Si, vivo cerca de aquí, pero no te vuelvas a hacer ilusiones cochino, solo quiero que te vea mi madre para ver que cara pone, te pareces mucho a alguienAndrés al ver la cara triste de Lorena pensó que lo correcto era seguirla hacia su casa y ver exactamente a quién se parecía, desde luego ésta relación estaba llendo más rápido de lo normal, tener que ir a conocer a su familia en la primera cita reflexionó, menudo día más raro. Empezaba a pensar que alguién estaba jugando con su destino.
Lo que nunca se le pasaría por la mente es que los que estaban jugando con su destino eran unos pseudo escritores de un foro de tecnología, menuda gracia si se llega a enterar algún dia.
¿Por cierto, cómo te llamas?... preguntó Andrés para romper el silencio de camino a su casa...