Abro hilo en el que se pueden compartir historias interesantes del mundillo del cine y también anécdotas, aunque preferiblemente aquellas que tengan algo de recorrido o al menos estén razonablemente elaboradas. Aunque obviamente las conocía todas de hace años, así como muchas otras que he dejado por el camino para poner un poco de todo, me he servido de diversas fuentes en al red para concretar algunos aspectos y datos concretos.
Son relatos extensos, probablemente demasiado para leerlo todo de golpe, pero ciertamente sorprendentes unos y divertidos otros.
> HOWARD HUGHES Y SUS AVIONESA finales de los años 20's, el excéntrico multimillonario Howard Hughes decidió probar fortuna en el mundo del cine. El éxito de sus primeros proyectos y su obsesión por la aviación le llevó a embarcarse en un megaproyecto llamado Los Ángeles del Infierno sobre unos pilotos británicos que son hermanos y se enamoran de una misma mujer. Tras gastarse entre tres y cuatro millones de dólares de su bolsillo, el triple de una gran producción en esa época, y superar incontables contratiempos, entre otros tres accidentes mortales que retrasaron el rodaje, resultó evidente que la taquilla jamás compensaría las pérdidas generadas. Pero nada de eso amedrentó al caprichoso magnate, empeñado en hacer la mejor película de esa temática en aquel momento tan de moda. En mitad del rodaje, con la llegada del cine sonoro, llegó a la conclusión de que en su estado actual no funcionaba, y ni corto ni perezoso, sustituyó a la actriz principal porque su acento noruego no sería creíble con voces y ordenó repetir el rodaje. Para ponerlo en contexto, es como si James Cameron tras tener casi a punto Avatar hubiese dicho: "mejor ambientarla en un desierto que en una selva y con enanito verdes en lugar de gigantes azules, vamos a empezar de nuevo". Tantos aviones compró que en aquel momento Hughes ya era poseedor de la tercera fuerza aérea mundial. No es de extrañar pues que no le hiciera gracia enterarse de que el mismísimo Howard Hawks se disponía a estrenar La Patrulla del amanecer, con una temática muy similar, y por ello le declaró una guerra legal y adoptó todo tipo de artimañas para sabotear a su rival, con el que más tarde trabaría amistad, y a la Warner Brothers. Nada de eso sirvió para impedir el estreno y ambas llegaron a la gran pantalla. Finalmente se comprobó que la parte dramática del film era bastante pobre, pero sin embargo las secuencias de acción eran más que notables, estaban realmente bien dirigidas y la película cosechó un notable éxito.
Howard Hughes pasó sus últimos años de vida aislado en una habitación de hotel, presa de sus delirios, como bien reflejó Martin Scorsesse en su notable film El Aviador, de recomendada visión para cualquier aficionado.
> HEDY LAMARR, GEORGE ANTHEIL Y EL VARIADOR DE FRECUENCIAS EN LOS TORPEDOSHedwig Eva Maria Kiesler (Hedy Lamarr) no fue solo uno de los rostros más bonitos de la historia del cine, y una buena actriz con una personalidad muy avanzada a su época. Fue una mujer de inteligencia poco habitual a la que debemos uno de los grandes inventos tecnológicos del siglo XX, y no es exagerado decir que si hoy llevamos en el bolsillo un smartphone es gracias a ella. Nacida en Viena en 1914 de origen judío, pronto dio muestras de su fuerte personalidad cuando en 1933 protagonizó la polÉmica Extasis, donde aparece desnuda y simula el que se considera primer orgasmo mostrado en pantalla. Casada con un fabricante de armas proveedor de la Alemania de Hitler que la tenía sometida por celos a control y a estricta vigilancia, aprovechó para continuar sus estudios de ingeniería al tiempo que se interesaba por los pormenores de la tecnología armamentística más avanzada de la época aprovechando los contactos de su marido. Tras una rocambolesca huída logró escapar a París y de allí a Londres, donde conoció a louis B. Mayer, el capitoste de la MGM, al que convenció para que le diera algún papel en Estados Unidos, donde gracias a su belleza y en menos medida a su talento artístico triunfó con algunos títulos emblemáticos como Sansón y Dalila y se convirtió en sex-symbol.
Pero mucho más interesante es su faceta de inventora. Hedy Lamarr seguía con interés las noticias de la guerra, y por su formación y vida anterior era consciente de que las señales de radios de los torpedos de los submarinos eran muy sencillos de interferir y existía la posibilidad de que su rumbo fuera revertido y utilizado en contra de quien lo lanzara. Se le ocurrió que un sistema de espectro ensanchado que cambiase de frecuencia a cada segundo de modo sincronizado podría ser la solución, ya que el enemigo no tendría tiempo material de interceptarlo, pero no tenía claro como podía conseguirse esa sincronización. Por aquellas casualidades de la vida en un momento dado conoció al compositor de vanguardia George Antheil, el creador de Ballet Mécanique, que en sus obras experimentaba con tarjetas perforadas para reproducir las secuencias notas, al modo de las antiguas pianolas. Como un teclado de 8 octavas tiene 88 teclas, una tarjeta perforada proporcionaría 88 frecuencias para crear un encriptado indescifrable para las posibilidades técnicas de la época.
El 11 de agosto de 1942 Hedy Lamarr y George Antheil recibieron el número de patente 2.292.387 por su ‘Sistema de comunicación secreta’. Donaron su invento al Consejo General de Inventores bajo el supuesto de que si el Ejército lo utilizaba recibirían una compensación, pero la negativa del Ejército a utilizarlo dieron lugar a un lío burocrático, con resultado de que al final los militares se apropiaron de él por ser "propiedad de un enemigo extranjero", al considerar que ella no tenía todavía la condición de ciudadana USA. La patente expiró en 1959 pasando a ser de dominio público, no sin antes llegar a un contratista militar que utilizó la idea para la comunicación entre sonoboyas detectoras de navíos enemigos, utilizadas posteriormente en Vietnam. Años más tarde reconoció el mérito de la actriz. Sea como fuere ni Lamarr ni Antheil cobraron nada, y tuvieron que pasar muchas décadas hasta finales de los 90's antes de que su contribución decisiva a la tecnología WiFi, GPS, telefonía móvil y Bluetooth entre otras fuera debidamente reconocida. Gracias a su salto de frecuencia, en 2014 entraron en el Hall of Fame y desde 2005 en Austria, Suiza y Alemania el 9 de noviembre, el día de su cumpleaños, es el Día del Inventor.
> EL MAGO DE OZ, DE CUENTO DE HADAS A PESADILLA TÓXICAMás de 80 años hace ya del rodaje de este clásico del Hollywood dorado, pero el cuento de hadas esconde detrás muchos secretos que más bien se asemejan a una pesadilla. El primer actor que interpretó al Hombre de Hojalata se intoxicó con el polvo de alumInio del maquillaje. Victima de una reacción alérgica, se le colapsaron los pulmones y a punto estuvo de no contarlo. La MGM le dio portazo sin misericordia alguna y fue sustituido. El traje del León Cobarde pesaba más de cuarenta kilos y estaba hecho de piel real de león. Se sudaba tanto dentro que a pesar de ser lavado cada noche por un equipo de limpieza en seco, el hedor que desprendía llegó a ser insoportable. Los Munchkins enanos acosaban a la protagonista, mendigaban por el plató y llevaban navajas. La actriz que hacía de bruja mala con la cara pintada de verde también tuvo serios problemas con el maquillaje tóxico, que le duraron meses tras el rodaje. Además sufrió quemaduras de segundo y tercer grado cuando se quedó atrapada en un mecanismo al activarse el dispositivo del fuego y la grasa del maquillaje verde se calentó en exceso, que tuvieron que retirar con acetona en un doloroso proceso. Estuvo seis semanas de baja. Y para terminar de rematar la faena, en una escena la escoba que llevaba entre las piernas debía soltar humo mediante un artilugio. Se negó a rodarla y contrató a otra persona para hacerlo. E hizo bien, porque la escoba explotó al funcionar mal los efectos especiales y tuvo que estar ocho semanas de baja.
Toto, el perrito del Dorothy en el film, cuyo nombre real era Terry, se rompió una pata al ser pisado por accidente.
Judy Garland, la joven niña prodigio que contaba 16 años pero que debía aparentar 12, fue explotada sin miramientos. Algunos de los directores de la película (hasta seis llegaron a intervenir) no dudaron en soltarle bofetadas para que no se riera en la grabación de las escenas. Adicta a las pastillas, la MGM le proporcionaba metanfetaminas para aguantar de día y barbitúricos para dormir de noche. La vistieron con ajustados y molestos corsés para disimular los incipientes pechos y sufrió acoso sexual. No es de extrañar que con los años y una carrera de explotación terminara como un juguete roto.
Estrenada en 1939, la película tuvo una taquilla muy discreta al principio, pero tras ser nominada a los oscars fue aumentado su reputación y en el reestreno de 1949 se convirtió en un éxito y un icono de la cultura popular.
> EL MÉTODO SMIRNOFF, BORRACHUZOS DE LEYENDAExisten dos grandes escuelas de interpretación: el Método Stanislavski y el Método Smirnoff ( Juan Tejero García, 2016 Ed.Bookland Press ), en honor a la marca de vodka, también conocido como Staniswhiskey en función del brebaje preferido. El primero se aprende en los teatros, consiste en hacerse propio el personaje enfatizando siempre las frases con una afectación exagerada y sobreactuando lo máximo posible y suele dar lugar a intérpretes bastante plastas a los que hay que atar en corto. El segundo se aprende principalmente en los bares y consiste esencialmente en pillar una cogorza monumental el día antes del rodaje y que sea lo que Dios quiera. Soy abstemio, pero me quedo de lejos con el segundo. A las pruebas me remito. Este es un breve recorrido por algunos de los bebedores mas legendarios de la historia del cine y algunos de sus momentos cumbre. Aunque claro, cuanto más alta es la cumbre, mayor es la caída, y a más de uno el batacazo le costó la vida.
Uno de los primeros grandes etílicos fue el cómico W.C. Fields. Nunca se apartaba de su termo de confianza con zumo de piña hasta que un técnico descubrió la verdad de su contenido y lo cambió. "¡ Alguien ha puesto zumo de piña en mi zumo de piña !", exclamó iracundo. Para Louise Brooks, rostro bonito del cine mudo, un rodaje no era más que un interludio entre copa y copa y cama compartida. Rebelde y amoral, hablaba como un camionero y bebía ginebra como si fuera agua. Spencer Tracy era un caso aparte: solo bebía en privado y durante los rodajes era un profesional de altura. Cuando no podía soportarlo más, sencillamente desaparecía del mapa oculto en algún motel de mala muerte y le daba a la botella como si no hubiera un mañana. Cuando regresaba, eso sí, lo hacía en perfectas condiciones. Errol Flynn era de toda la vida un adicto al sexo y no tardó en dar el paso hacia el alcohol y las drogas. Las orgías en su mansión y en su yate eran épicas y conocidas por todo el mundillo de Hollywood, y hacia final de su vida, en plena decadencia, se le puede ver completamente borracho delante de las cámaras en algunas producciones televisivas europeas.
"Humprhey es un tipo estupendo hasta las once y media. Luego se cree Bogart". Vetado en algunos tugurios, era un buen profesional hasta que terminaba el rodaje, cuando se iba de rondas. Distinta era la cosa cuando se encontraba con un alma gemela. Durante el infernal rodaje de La Reina de África en el Congo, magistralmente recreado décadas más tarde por Clint Eastwood en Corazón Blanco, Cazador Negro, él y el director John Huston, otro miembro honorario del gremio de la botella, acabaron con un voluminoso cargamento de whiskey que se habían hecho traer. Lo más gracioso del asunto es que mientras Katherine Herpburn (que se quejaba de su alcoholismo y les llamaba borrachos en público a cada instante) y el resto del equipo cayeron seriamente enfermos de disentería debido a las fétidas aguas por las que estaban rodeados, Bogart y Huston, que solo tomaban bebidas espiritosas de no menos de 40º y comida enlatada fueron los únicos que se libraron de la enfermedad. Podría decirse que su organismo estaba bien esterilizado.
Montgomery Clift, alma torturada por su condición sexual, vio en la botella la única salida. Una noche, completamente beodo, se estrelló con el coche en una curva y se destrozó la cara. Salvó la vida porque Elizabeth Taylor, de cuya fiesta venía, le sacó los dientes de la garganta. tras aquello al alcohol se le unieron las drogas hasta que pronto llegó el final en el que es conocido como "el suicidio más largo de Hollywood". Y por cierto, el marido de Taylor, el gran Richard Burton, británico, también era un fuera de serie dándole a las copas, con o sin ella, que también era un pozo sin fondo. Durante un rodaje en una escena dada tenía que beberse un whiskey de golpe. Le pusieron Ginger Ale, el sustituto habitual, pero él lo rechazó. La escena requirió ¡ 47 tomas !.
Robert Mitchum, actor de primera cuando estaba sobrio, compañero de copas de John Wayne y Frank Sinatra entre otros, iba tan bebido durante el rodaje de La Hija de Ryan que en muchas escenas le tuvieron que sostener por detrás.
Frank Sinatra no tenía que esforzarse mucho para interpretar a borrachos, les salía del alma. Cuando se juntaba con Ava Gardner, otra borracha solo a la altura de Verónica Lake, si se acercaban a una cerilla ardían. Bautizado por el Post como "El barítono del Bourbon", cuando montaba una fiesta en su casa siempre izaba una bandera con el logotipo de Jack Daniel's. A Dean Martin, el otro miembro del núcleo duro del rat pack, siempre se le veía con un vaso de licor en la mano, y se le ha considerado siempre alcohólico debido a su vida disipada, pero en algunas biografías serias se cuenta que en realidad casi siempre lo que había en el vaso era zumo de manzana y no bebía tanto, y Peter Lawford se casó tan ciego de alcohol con su camella de drogas que luego no se acordaba de lo que había hecho.
Otros grandes le daban también muy fuerte al ardiente líquido. George C Scott consumía 1 litro de vodka al día, rebajado, eso sí, con cerveza. William Holden empezaba por la mañana y no terminaba hasta avanzada la noche. Él ni se daba cuenta, pero en su recta final como actor hablaba a trompicones y se tambaleaba al andar como un boxeador sonado. Lee Marvin le daba a base de bien, y complico mucho el rodaje de 12 en el Patïbulo.
Pero sin duda son los británicos los campeones de la embriaguez. El antaño atractivo Dennis Price en su ocaso tenía la cara hinchada y perdió el pelo. Llevaba a los rodajes montones de botellas en una bolsa que se bebía a escondidas en su camerino, aunque no era ningún secreto. En una ocasión apareció en escena para representar el tercer acto cuando el resto todavía estaba con el primero. Y Trevor Howard cuentan que se pasó tres días metido en un bar de Nueva York. Y Stanley Baker tenía aguante. Pero son tres grandes nombres, los "hellraisers", los que comparten el estrellato de tan dudoso honor con Burton, y sus andanzas en el terreno del grupo [-OH] (oxígeno/hidrógeno) son míticas: Peter O'Tool, Richard Harris y el inigualable y temible borrachuzo Oliver Reed, que vendrían a ser la réplica agigantada del rat pack. Quedaban para beber antes y después de las funciones, acudían a los platós con formidables melopeas y según cómo les daba eran incluso peligrosos.
Peter O'Toole tenía como rutina pasarse por el pub, echar unos tragos y salir en estampida hacia el teatro con el tiempo justo para salir a escena dejando a su doble en ascuas por saber si llegaría a tiempo o no. El doble era Michael Caine, que solo salió una vez de copas con él y lo último que supo tras despertarse en un piso muy raro es que el dueño del restaurante le había prohibido la entrada a perpetuidad. "No quieras saber jamás lo que has hecho", le dijo O'Toole al ser preguntado. También solía ir de farra con otro elemento de cuidado, Peter Finch, y pillaban buenas resacas juntos en sus rondas tabernarias.
Richard Harris amaba la juerga, y le encantaba hacer amigos etílicos en el bar, pero solo del género masculino en lo que a beber se refiere. "El del alcohol es un mundo de hombres", puntualizaba. Acostumbraba a tomar dos botellas de vodka al día, lo suficiente para llegar a la tarde, que es cuando mezclaba una botella de coñac con una de oporto. Camorrista, marrullero y vividor, su fama de pendenciero le llevó a visitar seis cárceles en païses distintos. Y a pesar de todo, nunca culpó a su amada Guiness negra de no haber permitido explotar su inmenso potencial como actor, porque, en el fondo, le importaba mas la bebida y el exceso que la actuación.
Y finalmente Oliver Reed, campeón del mundo indiscutido, que fiel a su esencia murió en Malta en pleno rodaje de Gladiator por consumar un nuevo reto de consumo desenfrenado. Se encontró en el local “The Pub” con cinco jóvenes marinos ingleses de la Royal Navy y les retó a ver cuál de ellos podía beber más antes de quedar inconsciente. Reed llegó a beber tres botellas de ron jamaicano, ocho botellas de cerveza alemana y numerosos whiskies dobles antes de caer fulminado por un ataque al corazón. Su cuenta, que no llegó a ser pagada, todavía se conserva hoy en un marco decorativo del bar “The Pub”, que después de este incidente cambió su nombre al de “Ollie’s Last Pub” (“El último pub de Oliver”). Su dieta alcohólica era inigualable, sobrehumana, y quienes intentaron batirlo salieron trasquilados.
Se cuenta que el día de su segunda boda llegó a la ceremonia con 106 pintas en el cuerpo, vomitó sobre Steve McQueen en una noche de juerga londinense y en el Ritz de Madrid todavía recuerdan con espanto el día en que totalmente ciego se metió totalmente desnudo en su acuario de peces. Espíritu salvaje y marginal, siempre excesivo, su carrera se vio siempre truncada por sus excesos y murió con apenas 61 años. Eso sí, murió tal como quería, y con un gallo tatuado en cierta zona representativa de la anatomía masculina.
Los de hoy en día no pueden compararse, son como copias descafeinadas, fakes mal hechos. Si acaso merece la pena destacarse a Mickey Rourke, capaz de echar por la borda una brillante carrera y destrozarse la cara metiéndose a boxeador, o más recientemente a Charlie Sheen, o Russell Crowe, todos con unos cuantos escándalos a sus espaldas. Pero en cuanto el problema afecta ya a su cartera a todos les falta tiempo para acudir a carísimas clínicas de desintoxicación. No son auténticos borrachuzos de leyenda.
> EL GRAN RUGIDO: "NINGÚN ANIMAL HA SIDO DAÑADO DURANTE EL RODAJE DE ESTE FILM. 70 PERSONAS SÍ."No son pocas las películas cuyo rodaje fue una peligrosa locura. En algunas ocasiones se trata solo de ignorancia, como en El Conquistador de Mongolia, donde 91 de los 220 miembros del equipo murieron en los años posteriores a la filmación de enfermedades relacionadas con el cáncer por haber tenido esta lugar en una zona radioactiva donde se habían realizado con anterioridad numerosos test nucleares. En otras, sin embargo es la mas pura inconsciencia la que conduce al desastre. Y eso es Roar, El Gran Rugido, un monumental ejercicio de inconsciencia que la ha llevado a ser junto con la citada la película más peligrosa jamás filmada.
Todo comenzó en 1969. La pareja formada por Noel Marshall y Tippi Hedren, la inolvidable protagonista de Marnie La Ladrona y Los Pájaros y madre de Melanie Griffith, que también aparece de niña en el film, descubre durante una estancia en Mozambique una vivienda abandonada poblada por un grupo de unos 30 leones. Amantes de los animales, y tal vez influenciados por éxito tres años antes de Nacida Libre, tienen la idea de hacer una pelÍcula sobre una familia que convive con felinos con la idea de concienciar a la sociedad del peligro de extinción de los grandes felinos. Un preparador de animales para pelÍculas les convenció de la necesidad de familiarizarse antes con su comportamiento y les ofreció llevar a su casa a Neil, un león habituado a los trabajos para televisión y cine. Entusiasmados con la experiencia, pronto llegaron mas ejemplares procedentes de propietarios que no podían cuidarlos y surgieron los primeros conflictos, teniendo que ser trasladados a una reserva en el desierto de Mojave, a la postre lugar de filmación que comenzó en 1976 con el propio Marshall tras la cámara.
El escueto argumento versaba sobre un zoólogo (Noel) que vive en una reserva africana rodeado de grandes felinos y que en cuanto este recibe la visita de su familia (Tippi y los niños reales de ambos) deciden pasar al ataque. El problema es que con más de 150 leones, tigres, panteras, pumas, jaguares, leopardos, elefantes en plantilla, imposibles de controlar, además de montones de aves, muchos de los ataques fueron reales y varios de gravedad. Los seis meses de filmación previstos se convirtieron en más de cinco años, y la postproducción elevó la cifra a once. los costes pasaron de los 3 millones de dólares iniciales a más de 17 millones, ya que solo la comida costaba 4.000 dólares diarios. Todos los miembros del equipo resultaron en mayor o menos grado heridos: sufrieron un incendio, una inundación, Tippi se rompió una pierna al caer de un elefante y Melanie Griffith tuvo que pasar por el quirófano para reparar la herida que le había provocado en el rostro el zarpazo de un león, y su hermano John tuvo que recibir 56 puntos en el cuero cabelludo y un corte en la mano de Noel al inmiscuirse con total inconsciencia en una pelea entre machos desembocó en una peligrosa gangrena que requirió un severo tratamiento. El balance final de damnificados superó las setenta personas. La sensación de peligro que se percibe al verla en pantalla es real porque sangre que se ve en pantalla en las uñas de las fieras también lo es.
Roar fue un fracaso absoluto. Ni siquiera llegó a estrenarse en USA, apenas en algún país durante octubre de 1981 recaudando un par de míseros millones y solo el aura de leyenda que la rodea permitió finalmente su visionado en algunas salas USA en 2015. Algunos críticos la calificaron como el video de vacaciones más caro jamás rodado y, probablemente, la película más peligrosa jamás filmada, lo que la ha convertido a pesar de su absoluta falta de valor artístico en un film de culto. Es un auténtico milagro que no se perdiera ninguna vida, ya sea de quien camina a cuatro patas o solo con dos.
La película completa en español está disponible en Youtube:
> HOLOCAUSTO CANÍBAL, CUANDO LA REALIDAD ES PEOR QUE LA FICCIÓNPocas películas hay más polémicas y controvertidas que este execrable film de 1979 que entra directamente en la categoría de cine "trash" (cine basura) tan típico de la década. Su leyenda negra de prohibiciones de exhibición solo es comparable a ejercicios tan provocadores como The Devils. Hoy en día ya no sorprende por sus imágenes, de hecho hay cosas igualmente explicitas que se estrenan en salas comerciales y ya nadie se escandaliza porque queda claro calidad al margen que se trata de ficción y además porque afortunadamente las normativas legales de protección de seres vivos se aplican a rajatabla y las réplicas digitales son obligatorias en los rodajes, pero en su momento por desgracia las cosas eran distintas, y por ello corrieron ríos de tinta en los medios y en los juzgados.
Ruggero Deodato, responsable del desaguisado, ideo tras la estela de los obscenos semi-documentales tipo Mondo Cane un estilo de falso documental en el que cuatro jóvenes reporteros se adentran en la selva amazónica para rodar un reportaje sobre las últimas tribus que se supone que todavía practican el canibalismo. Dos meses después de su desaparición, un grupo de rescate encuentra en la zona una cinta con las grabaciones de sus propias muertes. La proyección sitúa al espectador frente a la barbarie más sucia y degradante en un ejercicio de estilo inmersivo que no se volverá a ver hasta años más tarde, en 1999, con el éxito inesperado de El Proyecto de la Bruja de Blair.
Pocos días después del estreno en Italia, el director es llevado a juicio ante la creencia de que las muertes de animales y actores que se suceden en pantalla son reales y se paralizan las proyecciones, tan verosímil resulta el contenido del video. Lo primero es cierto: el sádico director, en una orgía de locura que tuvo que ser detenida por el equipo, masacró sin piedad a monos, tortugas, cochinillos y ratones en busca de realismo. Lo segundo no. Ruggero había hecho firmar un contrato a los actores mediante el cual no podían dar entrevistas ni aparecer en medios durante un años para hacer creer a la gente que todo era real. Finalmente logró demostrar en televisión que (casi) todo era una farsa, aunque tuvo problemas serios con la secuencia más famosa e impactante, la de la indígena empalada, que al parecer se logró mediante un ingenioso mecanismo que con un asiento de bicicleta sujeto a un poste simulaba la complicada postura. Aún así fue condenado a cuatro meses de prisión provisional y una multa por obscenidad. Escaso castigo para semejante impresentable, al que el propio Sergio Leone ya avisó por carta tras el visionado de que se iba a meter en problemas. El film estuvo prohibido tres años en Italia, cinco en USA y en el Reino Unido o Noruega durante más de dieciocho.
Sea como fuere el boca a boca funcionó durante un tiempo y a pesar de todo la película se fue presentando en diversos países, con el morbo como telón de fondo y funcionando como referente de una nueva moda con imitadoras, siempre con la duda de si era una broma o una historia real. No en vano apenas 15 años antes el caso de Michael Rockefeller desaparecido y acaso devorado en la selva de Nueva Guinea había copado las páginas de los periódicos.
El director quiso salir al paso diciendo que su intención era denunciar el sensacionalismo periodístico. Nada más lejos de la realidad. La película es lo que es, un canto a los más bajos instintos del ser humano. El rodaje fue un infierno climatológico, sin guion y con constantes improvisaciones y enfrentamientos entre el pequeño equipo. Muchos se enfrentaron al director y se negaron a rodar las escenas de muertes con animales, alegando que los indígenas solo matan para comer y llorando por estar presentes. Algunos afortunadamente le pararon los pies y detuvieron el crimen para que no fuera a más.
¿ Y aquí qué pasó ?. Pues lo recuerdo bien. Aunque se estrenó en salas de cine para adultos ( películas clasificadas S, con violencia o sexo explícito ) tuve ocasión de verla un par o tres de años después en un cine de reestreno, sin censura de ningún tipo, movido por la curiosidad y la ignorancia de la juventud. Pero también recuerdo otros episodios de infausto recuerdo. La revista Interviu, en aquella época un éxito editorial de cierto prestigio, sacó en noviembre de 1980 un reportaje claramente sensacionalista lleno de imágenes supuestamente reales de los desdichados donde fomentaba la idea de que ciertamente era una "snuff-movie", aunque el término no existía todavía, dando credibilidad al asunto y afirmando por las bravas que "habían sido devorados por antropófagos tras asesinar y empalar a una joven indígena y quemar las chozas de los shamataris todo para conseguir el reportaje del siglo". La película, por cierto, se rodó en Colombia, no en Brasil, de modo que poca información buscó el autor. No fue precisamente uno de las momentos más brillantes del periodismo patrio. Ni, por supuesto, del séptimo arte. Sea como fuere, que nadie lo busque aquí, no lo encontrará.
NOTA.- En este caso prefiero no ilustrar con imágenes tan desagradables.
> FITZCARRALDO, DE HERZOG; CUANDO QUISIERON MATAR A KLAUS KINSKI¿Y quién no?, podría añadir. No hay más que ver Mi Enemigo Íntimo, el film que documenta la tormentosa relación entre director y actor a lo largo de los cinco emblemáticos trabajos que realizaron juntos para comprender de que clase de personajes estamos hablando. Pero una cosa es desearlo y otra llevarlo a cabo, y al parecer la posibilidad fue muy real durante el demencial rodaje de Fitzcarraldo en 1980, la nueva y excepcional aventura amazónica de la pareja tras el éxito de la todavía mejor Aguirre. Historia de un empresario del caucho megalómano inspirado en un personaje real que obsesionado con la ópera decide construir un teatro en medio de la selva, para lo cual debe hacer fortuna antes, lo que implica desplazar un enorme barco al punto de destino. Aunque para ello tenga que... ¡ subirlo por la ladera de una montaña !. ¿Puede haber algo más demencial que subir un barco de 320 toneladas por la ladera de 500 m de una montaña en plena selva tropical para luego hacerlo descender hasta un afluente adyacente del río principal?. Pues probablemente no, pero aún así se hizo, porque Werner Herzog no quería utilizar maquetas en busca de autenticidad y realismo. No es de extrañar que Jason Robbards y Mike Jagger renunciaran al proyecto, solo un loco hubiera aceptado. Y solo Klaus Kinski estaba lo suficientemente ido para compartir las visiones del director, de modo que ambos se necesitaban a pesar del odio que se profesaban.
Todo empezó en la mansión de F.F Coppola, donde se escribió el guion, donde ya fue prevenido por el autor de Apocalypse Now de lo frustrante y complicado de experiencias similares. Un año más tarde estaba en la selva, arruinado por haber tenido que poner un millón de dólares de su propia productora tras retirar la FOX su apoyo tras comprobar lo absurdo e imposible de la escena en cuestión, enfrentado a activistas indígenas que le quemaron el campamento y comiendo carne de mono y caimán a la brasa mientras buscaba localizaciones asolado por la disentería y las fiebres. Y eso antes de empezar el rodaje. Pero Herzog se aferró a su sueño. Renunció a rodar en el norte de Perú y buscó complicidades entre las tribus nativas del sur. Finalmente en enero de 1981 comenzó el rodaje y llegaron los actores previstos inicialmente. Robbards enfermó de disentería, y harto de las condiciones inhumanas, cogió un avión de vuelta a casa y no regresó. Mike Jagger se lo tomó con filosofía y hasta hizo de chófer para el equipo con su deportivo de lujo, que se atascaba en el barro a cada omento, hasta que llegó la fecha límite y tuvo que renunciar al papel debido a su gira con los Rolling Stones. Claudia Cardinale se pasaba el día encerrada y aburrida en el hotel. Con este panorama Herzog viajó a Nueva York y se entrevistó con Kinski, al que pareció encontrar más sereno que de costumbre y, lo que era más importante, sobrio.
Pero claro, darle el papel de megalómano a un megalómano medio psicópata no puede traer nada bueno, y ya de vuelta a la selva y en pleno rodaje las tensiones con "el loco del pelo blanco" empezaron a aflorar. Más desatado que nunca, poco antes de empezar el rodaje de la famosa escena, Kinski ya acusa a Herzog de "criminal y demente" mientras éste y el resto del equipo estupefactos procuran ignorarle y no cruzarse en su camino. Poco después, a mediados de mayo, el incidente se repite, con insultos por doquier y malas maneras. Dos caciques locales que hacen de extras en la película, el de los campas y el de los machiguengas, se acercan a Herzog durante un descanso y le ofrecen, con toda naturalidad, matar al viejo demonio “para salvar la película”. “Podemos cortarle el pescuezo como a una gallina”, le dicen, “y hacer desaparecer el cadáver. No lo encontrarán nunca”. Herzog medita unos instantes y finalmente rechaza el ofrecimiento. Nunca sabremos si lo llegó a considerar realmente, al fin y al cabo le necesitaba para terminar el rodaje, pero sí sabemos con certeza que ganas no le faltaban. Nunca han ocultado las ganas que se tenían el uno al otro.
La secuencia en cuestión es esta:
Finalmente, en noviembre de 1981, la increible y peligrosa travesía del barco por tierra arrastrado con poleas se termina. Han habido heridos pero no muertos. Curiosamente nadie parece feliz por el esfuerzo, tal vez porque ya habían tomado consciencia mucho antes de la inutilidad del acto. Tras completar la película con la llegada del buque a Iquitos, Herzog se permite un pequeño acto de euforia y se lanza a las aguas turbias. Se golpea el hombro con una viga sumergida y aunque la pequeña no tiene consecuencias lo cierto es que salva la vida de milagro. Una vez más se juega su integridad a cambio de nada. Pero esta vez sí hay recompensa: Fitzcarraldo gana la Palma de Oro a la Mejor Dirección en Cannes y hoy en día se sigue considerando un clásico y su mejor obra junto con Aguirre, Nosferatu y Grito de Piedra.
¿ Aprendió Herzog la lección ?. Pues claro que no. Años más tarde volvió a reunirse con Kinski en otra aventura loca, esta vez en Cobra Verde (1987). Los resultados fueron muy discretos, y reconozco que yo mismo estuve a punto de salirme del cine, tan floja me pareció, pero hay una escena muy significativa: la de Kinski arrastrando un bote por la playa él solo en otro arrebato de pasión, a lo largo de interminables minutos. Risible, sí, pero es imposible no ver en ella ciertos paralelismos cuando no una cierta sorna.
Por cierto, Herzog es una mina para este tipo de historias. Si alguien tiene interés que se lea como fue el rodaje de Corazón de Cristal, donde se cuenta que hizo hipnotizar a los actores para que se comportaran como seres inánimes. Yo la vi en su momento y es tan alucinógeno todo que no me extrañaría nada que fuera cierto.
> DE CÓMO JOHN MCTIERNAN METIÓ LA PATA Y HUNDIÓ SU CARRERA ¿ Como se pasa de dirigir Depredador, Jungla de Cristal, El Último Gran Héroe, La Caza del Octubre Rojo, Los Últimos Días del Edén, el remake de El caso de Thomas Crown y otros títulos notables al pequeño trailer del videojuego de turno ?. Porque sí, esa es la trayectoria de John McTiernan, uno de los directores más emblemáticos del cine de acción de los 80's y 90's y protagonista de una auténtica caída libre por culpa de un grave error que hundió una brillante carrera.
Todo empezó en 1999 con El Guerrero Número 13, adaptación de una novela de Michael Crichton. El famoso autor quedó tan descontento con el resultado que rehizo el montaje, cambió el final y buscó a un compositor nuevo para el soundtrack. Con el remake de Rollerball en 2002, McTiernan se vió venir que algo parecido podía pasar y temeroso de que el productor se la liara contrató a un investigador privado para investigarlo y espiarlo, escuchas telefónicas incluídas. Interrogado a principios de 2006 por el FBI, al principio lo negó todo pero finalmente acabó por confesar y fue condenado a pasar 4 años en prisión. Su último trabajo había sido Basic, un film irrelevante, fracaso de taquilla en 2003 pero no un desastre que pudiera dañar excesivamente una trayectoria como la suya.
Parecía que la cosa podría terminar en ese punto, pero lo cierto es que el caso se alargó varios años más. En 2008 la Corte de Apelaciones de San Francisco le ofreció la posibilidad de retractarse de su admisión de autoría en las escuchas ilegales por un defecto de forma. En 2009 se desdijo, pero no pudo conseguir la eliminación de la prueba del delito. a partir de ese momento todo se complicó. Empezó a dar forma (incluso hizo un documental) a una supuesta conspiración política en la que un consultor pretendía evitar la candidatura de Hillary Clinton a la Casa Blanca atacando de paso a miembros relevantes del Partido Demócrata aprovechando la relación que el investigador privado tuvo con Bill Clinton cuando este fue acusado en 992 de tener una aventura extramatrimonial. Una trama bastante paranoica que no iba a ayudarle precisamente ante un juez. McTiernan volvió a declararse culpable en 2010. Ahora estaba acusado de mentir no solo al FBI si no tambiÉn a un juez federal, y fue condenado a un año de cárcel y una multa de 100.000 dólares. Pudo retrasar la pena hasta 2013, cuando tras declararse en bancarrota finalmente entró en prisión, donde pasó 328 días muy duros y el resto en arresto domiciliario.
Ninguno de sus proyectos futuros salió adelante. Lo único que pudo sacar adelante fueron algunos cortos promocionales para el videojuego Ghost Recon Wildlands en 2017. A día de hoy sigue luchando por reflotar su carrera y de vez en cuando anuncia nuevos proyectos, pero por ahora parece muerto para la industria del cine y nadie confía en él.
Tiene 70 años. Todavía está a tiempo de volver.
> LA ISLA DEL DR MOREAU Y SU RODAJE DEMENCIALLa célebre novela de H.G.Wells escrita en 1896 en la que un científico desalmado experimenta en una isla desierta con el cruce genético entre humnaos y animales ya había sido llevada a la pantalla con resultados bastante aceptables en 1977 de la mano de Don Taylor y con Burt Lancaster y Michael York en los principales papeles. En 1996 se propuso llevarla de nuevo al cine, pero en esta ocasión el resultado solo puede calificarse de pesadilla, tanto delante como detrás de las cámaras. Rodada en Australia, las seis semanas previstas se convirtieron en seis meses y su filmación, reflejada años más tarde en un documental, está considerada a día de hoy como una de las más demenciales jamás realizadas.
Richard Stanley, descendiente lejano del célebre explorador que partió hacia África en busca del Dr Livingstone a finales de la década de 1870, era una joven promesa del cine de apenas 29 años que ya había rodado algún que otro film interesante, como la curiosa Hardware. Su parentesco familiar con el polémico explorador, colaborador de Leopoldo II de Bélgica en sus desmanes criminales en el Congo y fuente de inspiración para el Kurtz de Robert Conrad en El Corazón de las Tinieblas que de la mano de Marlon Brando fue trasladado al conflicto de Vietnam en el Apocalypse Now de Coppola le sirvió para ganarse el favor de la complicada estrella, y el estudio New Line Cinema le puso al frente del proyecto. Se destinaron al proyecto nada menos que 40 millones de dólares de la época, ignorando todas las señales de alerta sobre la extraña personalidad del joven director, al que todo esto le venía muy grande. Por supuesto entonces no se sabía nada de las creencias wiccanas ( brujería ) de Stanley, que más tarde confesó haber recurrido a hechizos para lograr el empleo, ni del guion con felaciones y mutilaciones genitales que el sujeto tenía en mente. Apenas tres días y medio después de empezar el rodaje el cofre de contingencias, un reservorio de dinero por si había que cambiar el equipo, se abrió.
Brando había perdido a su hija recientemente tras un suicidio y no estaba por la labor, y Val Kilmer detestaba a Stanley y su errático y hasta lunático comportamiento, incluyendo ataques de pánico tras el paso de un huracán o subirse a un árbol cuando no quería hablar con nadie. Cuando apenas había transcurrido una semana y ante el rumor de que planeaba quemar el plató, la productora le comunicó que había contratado al solvente y reputado John Frankenheimer para llevar adelante el proyecto y que debía abandonar la isla. Pero Stanley se adentró en la selva y desapareció.
Un Kilmer envalentonado en la cima de su carrera tampoco estaba contento con el nuevo director y los enfrentamientos eran constantes, llegando a imponer cambios de actores. El desembarco de Brado en la isla, el loco que faltaba, terminó de complicarlo todo. También impuso un cambio de actor secundario, en esta ocasión una persona enana de 71 cm que lo acompañaba en pantalla en todo momento, para el cual tuvo que hacerse ropa nueva, y que más tarde sirvió de inspiración a Mike Myers para su famosísimo Mini Yo" en Austin Powers. Brando estaba fuera de sus cabales. No se aprendía sus textos y tenían que recitárselos por un pinganillo que en ocasiones se ve en pantalla. Exigió ir maquillado de blanco porque su personaje tenía alergia al sol, lo que no era más que una excusa para no trabajar y dejárselo todo a su doble. En un intento de sabotear la película exigió que su personaje fuera un delfín que debe estar hidratado con hielo en todo momento. No le hicieron caso, pero el gorro que lleva en la película es una cubitera.
Los rodajes nocturnos terminaban en orgías de alcohol, sexo y drogas. Hay grabaciones de video semipornográficas de actores enfundados en prótesis de animales de los efectos especiales. Cuando hicieron falta extras, se contrataron a los hippies de una comuna entre los cuales se había ocultado, oh sorpresa, Richard Stanley, ahora disfrazado de hombre perro.
David Thewlis, actor serio, jamás ha hablado sobre la película. Ha dicho en más de una ocasión que prefiere olvidar lo que allí pasó. No participó en la promoción, ni en los carteles, ni años más tarde en el documental, y consiguió salir casi ileso de la funesta experiencia. John Frankenheimer prefirió correr un tupido velo. Richard Stanley se refugió durante años en Montsegur (Francia) - por cierto, conociendo al personaje a saber por qué escogió el lugar de la famosa quema de 210 herejes cátaros en 1244 - durante años rodando pequeñas piezas de cortos hasta la aparición de Lost Soul, el premiado documental sobre el caótico rodaje que lo puso de nuevo en el punto de mira. En 2019, tras 27 años desaparecido, logró estrenas con buenas críticas The Color Out Of Space, con otro buen elemento al frente, Nicholas Cage. Se habló de él para dirigir una serie de films basados en obras de Lovecraft pero la denuncia por abusos de su ex-mujer entre otras han llevado el proyecto al cajón de los recuerdos.
Esta vez sí, su errática trayectoria parece haber llegado a su fin.
> EMPIRES OF THE DEEPUn multimillonario chino llamado Jon Jiang pensó en 2006 que sería una buena idea hacer una película en 3D sobre un humano y una sirena que se enamoran. El macroproyecto constaba de películas, videojuegos e incluso un parque temático. 140 millones de dólares malgastados en 40 borradores, 10 guionistas, actrices como Sharon Stone y Monica Bellucci que salieron corriendo tras firmar, quedando al final solo la mediocre Olga Kurylenko, y directores que entraban y salían constantemente apenas dieron para un poco inspirador trailer que salió en 2010 y sigue disponible mientras el resto sigue estancado y sin visos de prosperar, aún menos tras el estreno de la visualmente poderosa Aquaman, de la que parece esta parece una pálida versión.