Desde prácticamente los albores de la computación, los ordenadores han sido comparados a una especie de cerebro artificial, una idea que la propia ciencia ficción ha llevado siempre un paso más allá. Ahora no hace falta fijarse en las novelas o el cine, ya que IBM
ha anunciado la construcción de la primera neurona artificial funcional, una primera neurona de trabajo con tecnología de cambio de fase.
En realidad no es solo una, lo conseguido por el equipo de trabajo son alrededor de 500 neuronas artificiales creadas desde el centro de investigación de IBM en Zurich, con el fin de simular una transferencia de señal similar a la manera en la que funciona un cerebro orgánico.
Al igual que otras investigaciones que tratan la demostración artificial de señales, los hitos de este tipo son perceptibles cuando los elementos se pueden reducir a una escala microscópica y continúan funcionando. Esto es precisamente el gran logro de lo conseguido por IBM, sus neurona artificiales se construyeron a partir de materiales conocidos que se pueden escalar hasta unos pocos nanómetros, y que aun así siguen estando activas bajo un consumo de energía relativamente bajo.
Las neuronas orgánicas tienen membranas con enzimas que actúan como puertas de señales que toman una cierta cantidad de energía para absorberla. En la versión de IBM, esta membrana se sustituye por la unión de las dendritas y el axón a través de un cristal de antimonio, telurio y germanio; según IBM, un material muy parecido al utilizado en los discos ópticos.
Todo esto está muy bien, pero como dicen desde IBM, lo interesante en el futuro es que con estas neuronas los científicos pueden comenzar a soñar con ser capaces de crear ordenadores que imitan el comportamiento de un cerebro humano, una especie de proceso paralelo al diseño de un cerebro orgánico, y aplicarlo a la toma de decisiones y procesamiento de diferentes áreas (potenciar redes nuronales, sistemas de gestión, nuevas áreas de investigación, etc.).
De hecho y tras las pruebas de estas 500 neuronas artificiales, los investigadores dicen que no es descabellado crear chips comerciales de 90 nanómetros, y que en un futuro próximo se podría llegar a reducir hasta los 14 nanómetros. Sin embargo y como también apuntan, es posible que llegados a un punto, la construcción de estos ordenadores sea la parte “sencilla”, ya que la escritura de un software propio para este tipo de configuración será el verdadero reto.
Fuente: ArsTechnica