Muchísimas gracias por comentar vuestras experiencias
Por mi parte nada más que contar, siempre tuve muy pocas consolas, y aún menos juegos para cada una.. por eso había que exprimir al máximo lo existente... cuestión de supervivencia.
Regresando a Alex Kidd... a los pocos meses de tener la Master, descubrí que el juego tiene un 'bug' (quizá no lo sea realmente, sino que servidor era y es un tanto asno), de utilidad nula pero en el fondo tal vez didáctico, porque resulta extrapolable a la vida en forma de útil moraleja o refrán, de hecho siempre que tengo algún problema de dificil solución me acuerdo de la Master System, no ya sólo por esto, tambien por los buenos ratos que me ofreció.
Es posible quedarnos 'atrapados sin remisión' en cualquier fase, en plan peli de Michael Dudikoff..
Sólo tenemos que empezar a pausar el juego justo un poco antes de coger la hamburguesa/arroz necesarios para pasar de fase. Pausa, regreso al juego, pausa, regreso al juego, pausa, regreso al juego, pausa, regreso al juego... mientras al mismo tiempo no dejamos de avanzar hacia la hamburguesa/arroz pulsando hacia adelante con la cruceta...
La hamburguesa acabará desapareciendo y nos quedaremos atrapados en la fase para siempre jamás, si antes de perder la hamburguesa hubieramos dejado vivo algún enemigo podemos suicidarnos pero dará lo mismo porque la hamburguesa se fué para no volver. (trágicamente poético).
Podemos ver una semi analogía a esto cuando en Dragon Ball, Píccolo es engañado por Super Gotenks y este destruye la puerta de entrada/salida del cuarto del espiritu y tiempo para dejar encerrado a Super Boo. Boo gracias a su descomunal fuerza sacó un As de la manga para fabricar una salida pero en Alex la única forma de escapar es.. renunciar a nuestra partida apagarndo la consola.. muy duro cuando haces esa estupidez en algún castillo, o poco antes de alcanzar el final del juego (fué mi caso..
)
La moraleja, en fin, según yo la veo sería "en la vida todo tiene su momento adecuado/natural y si pierdes el tren, va a ser casi imposible que lo consigas recuperar con garantías de vivirlo plenamente". La moraleja con catorce años era un poco menos profunda: "¡¡no maltrates a la Master, cenutrio!!"
Saludos