Como ya expliqué arriba, si lo que queremos es una experiencia de juego lo más fluida posible, un SSD de cajón.
Porque puede ocurrir, de hecho ocurre, que cuando se tiene un equipo de gama más o menos alta, y conseguimos unos 60 cuadros estables, cuando se piden datos al disco se nota una bajada. Es un picotazo de milésimas de segundo, pero hay a quien le puede llegar a fastidiar.
No tiene que ser un cambio de zona o cargar un nuevo nivel, un punto en el que de repente salgan más enemigos o se produzca un cambio en la zona, es suficiente para que ocurra.
Puede llegar a confundirse con el "stuttering".
Lo dicho, para los jugadores más sibaritas, un SSD de 240 sale ya por unos 65 € y es más que suficiente para tres o cuatro títulos de los más exigentes.
Lo que si hay que evitar es tenerlos en el mismo disco que el SO.