No se esperaba que los resultados de Intel para el último trimestre fiscal fueran a ser particularmente brillantes a tenor de los hechos, y sin embargo, han logrado superar el agujero de
los comunicados el pasado abril. El fabricante de chips estadounidense no logra escapar de su actual crisis, y ha declarado unas pérdidas de 16.600 millones de dólares sobre unos ingresos de 13.300 millones.
Son, sin embargo, unos datos más positivos (o menos negativos) de lo esperado, y esto ha sido recompensado por el mercado con una sensible alza en el valor de sus acciones tras el cierre de los parqués.
De forma pormenorizada, Intel ha reducido su margen bruto un 6 % con respecto al mismo periodo del año anterior y ha sufrido un duro golpe por los gastos relacionados con la reestructuración de la compañía, con un impacto de 2.800 millones de dólares durante este trimestre. En cuanto a las ventas de la compañía, Client Computer Group (hardware de consumo) registró una pérdida de ventas del 7 %, con unos ingresos de 7.300 millones de dólares, mientras que Data Center & AI experimentó un alza del 9 %, ingresando 3.300 millones de dólares.
Intel Foundry, la parte del negocio de la compañía dedicada a la producción de chips para terceros, generó unos ingresos de 4.400 millones de dólares, lo que supone una caída del 8 % frente a los datos del tercer trimestre de 2023, cuando todavía no era una
filial independiente dentro del grupo.Según avanza Intel, los resultados de la compañía para el siguiente trimestre seguirán sufriendo el impacto de su amplio proceso de reestructuración y las ventas seguirán siendo inferiores a las del año anterior, aunque menos de lo esperado inicialmente. La situación sigue siendo
extremadamente delicada, pero si Intel logra contener la hemorragia, podrá ganar tiempo hasta la presentación de sus nuevos productos en el CES 2025.
Fuente: Intel