Intel ha
anunciado una inversión inicial de 33.000 millones de euros que se destinarán a la fabricación de chips y centros de I+D en la Unión Europea. Esta es la primera fase de un plan de
80.000 millones de euros que se desplegará durante la próxima década, un poco menos que los
100.000 millones de dólares que la compañía invertirá en Estados Unidos.
El premio gordo se lo lleva Magdeburgo, capital de Sajonia-Anhalt, una ciudad alemana bañada por el río Elba donde Intel invertirá 17.000 millones de euros para establecer una gran fábrica de semiconductores de “vanguardia”. También están de celebración en Irlanda, que recibirán 12.000 millones de euros destinados a expandir las instalaciones que Intel ya tiene en Leixlip, una urbe situada en la confluencia de los ríos Liffey y su afluente el Rye. El agua es esencial para la fabricación de chips y una fundición consume varios millones de litros diarios.
¿Y los 4.000 millones de euros restantes? Una parte irá a Francia, donde Intel creará un nuevo centro de I+D, y el remanente se lo repartirán España, Italia y Polonia. En España el objetivo de Intel es reforzar su participación en el Barcelona Supercomputing Center. Con el tiempo, Intel creará miles de nuevos puestos de trabajo en la Unión Europea. La mayoría, unos 3.000, serán para la fábrica de Alemania, cuya construcción necesita de 7.000 trabajadores. En Francia el nuevo centro ampliará la plantilla de la compañía en 1.000 personas y en Italia serán 1.500.
La inversión de Intel en la Unión Europea se explica por muchos motivos más allá de la necesidad de fabricar más semiconductores. La compañía estadounidense busca impulsar Intel Foundry Services, una división abierta a terceras compañías que compite ni más ni menos que con la todopoderosa TSMC y Samsung, y sacar partido de la
Ley Europea de Chips. Esta iniciativa dotada con 43.000 millones de euros tiene como objetivo que la Unión Europea fabrique el 20 % de los chips del mundo, el doble que ahora.
“Nuestras inversiones planificadas son un paso importante tanto para Intel como para Europa”, dice Pat Gelsinger, director ejecutivo de Intel. “La Ley de chips de la Unión Europea permitirá a las empresas privadas y los gobiernos trabajar juntos para mejorar drásticamente la posición de Europa en el sector de los semiconductores”.
Representación de la fabrica de chips de dos plantas que Intel construirá Magdeburgo.